I. Hola.
Camila, en mi caso no tengo conocimientos dentro de esta rama, pero creo que puedes estar padeciendo una alteración del sistema nervioso central y simpático..
En efecto, la ansiedad por preocupaciones, obsesión o estrés, llega con frecuencia a provocar parestesias (hormigueos y sensación de tener dormido cualquier miembro, por ejemplo brazo, mano o piernas), además provoca sensación de malestar general, falta de apetito, taquicardias, arritmias, extrasistoles (latido del corazón 'adelantado'/ llamado "vuelco" del corazón), confusión, tristeza, sensación de irrealidad (parece que vivimos en una especie de película o 'sueño' ), sensación de que nuestro cuerpo y acciones no nos pertenecen (como vivir en tercera persona), sensación de catástrofe/negatividad (todo se ve muy negro, de repente la vida pierde todo su sentido).
La ansiedad es así y cuando se trata de problemas de esta índole, que por su trascendencia pueden cambiar nuestra vida por completo, pienso que está más que justificado padecerla.. lo bueno es que todos o casi todos los síntomas de la ansiedad son ficticios, sólo es nuestra mente alterando el sistema nervioso,
Mi sugerencia es que si puedes y dispones de tiempo, por favor revises estos enlaces, texto y videos, en mi caso ha resultó útil, aunque comprendo que es muy largo. Mucho ánimo.
https://cuidateplus.marca.com/enfermedades/psiquiatricas/2002/04/02/ideas-equivocadas-depresion-7447.html
http://www.cetep.cl/web/?p=2707
Depresión y ansiedad
http://www.cetep.cl/web/?p=2707
https://www.youtube.com/user/ViveSinAnsiedad/videos?disable_polymer=1
**En la actualidad, miles de personas acuden a especialistas y centros de salud manifestando de manera simultánea dolores gastrointestinales, respiratorios, sexuales y neurológicos sin causa aparente, es decir, no hay agentes infecciosos ni un cuadro definido de enfermedad que los origine.
Aunque se desconocen los mecanismos que desencadenan este fenómeno, un alto porcentaje de pacientes suelen compartir ciertos patrones como:
Personalidad egocéntrica (primero yo, luego yo y después… ¡Yo!).
Exagerada dependencia de los demás.
Provenir de núcleo familiar donde se presentan casos similares.
Además, las somatizaciones aparecen casi siempre durante la adolescencia y en mujeres que tienen padres, hermanos u otros parientes varones con comportamiento socialmente conflictivo y tendencias alcohólicas.
Síntomas de somatización
Por lo general, cuando el paciente tiene oportunidad de expresar sus molestias a un médico, lo hace de manera dramática y emotiva, describiéndolas como "insoportables", "dolores indescriptibles" o "lo peor que pueda imaginarse".
Aunque las manifestaciones de somatización pueden variar en cada individuo, se presentan más a menudo:
Dolor de cabeza y abdominal.
Náusea.
Vómito.
Cansancio.
Pérdida de conciencia y deseo sexual.
Menstruaciones dolorosas.
Molestias severas durante el coito (en mujeres) y disfunción eréctil (en hombres).
Ansiedad y depresión constantes.
Los problemas pueden ser más serios si están asociados a mal manejo del estrés y llevan tiempo presentándose; en estos casos, suelen encontrarse lesiones reales, por ejemplo, úlceras en estómago e intestino, taquicardia, molestias similares a las de un infarto, hipertensión arterial, respiración rápida y profunda, sensación de asfixia o ataques de asma que incluso llegan a desencadenarse con la sola presencia en imagen, no física, del elemento que ocasiona alergia.
Rasgos de la personalidad
El individuo con trastorno de somatización tiene variados rasgos, pero los principales son:
Extremadamente dependiente de sus relaciones sociales.
Continuamente pide apoyo emocional.
Puede enfurecer cuando siente que no recibe atención ni se satisfacen sus demandas.
Con frecuencia puede ser descrito como exhibicionista y seductor.
En su afán de manipular a los demás, amenaza con suicidarse (también llega a intentarlo).
De esta forma manifiesta un sufrimiento que no puede expresarse de otra manera e, incluso, consigue algunas "ganancias" como influir en algunas personas o manejar ciertas situaciones desfavorables.
Las señales de somatización reflejan una manera de pedir ayuda y atención, es decir, tanta insistencia e intensidad a costa de la propia salud delatan el excesivo deseo de ser atendido en todos los aspectos de su existencia, aunque no es raro que se oculten otros propósitos:
Evadir responsabilidades de la vida adulta.
Impedir involucrarse en trabajos más demandantes u oportunidades de crecimiento importantes, lo que sugiere sensación de incapacidad o culpabilidad (los síntomas obstruyen y castigan).
Unificar una familia dividida, pues los miembros del grupo se organizan en torno al "enfermo" para olvidar otros conflictos.
A menudo, las personas con somatización están insatisfechas con la atención que reciben para aliviar sus síntomas y corren de un especialista a otro buscando alguna solución; además, son incapaces de reconocer que su problema es psicológico y presionan a los médicos para ser sometidas a sinfín de tratamientos.
-- Difícil lograr un diagnóstico
Los médicos (psiquiatras, neurólogos o médicos generales) pueden verse obligados a realizar infinidad de exploraciones y estudios antes de determinar que el paciente tiene trastorno de somatización, lo cual dependerá en gran medida de su habilidad, ya que una observación atenta puede ser clave para identificar específicamente características que hablan de una alteración psicológica:
Presencia de 3 o más síntomas indefinidos, generalmente en diferentes órganos.
Persistencia del mal durante periodos de hasta dos años.
Trastornos de personalidad: depresión, ansiedad o abuso de sustancias estimulantes.
A esto pueden añadirse otras manifestaciones, como robusto historial de pruebas de diagnóstico y visitas múltiples a servicios de urgencia, rechazo a la atención de otros médicos, naturaleza dramática de las quejas, conducta exhibicionista, dependiente, manipuladora y suicida, así como tendencia del individuo a buscar terapias alternativas pretextando que con ellas "se brinda más atención" a sus quejas.
Si esto parece complicado, lo es más que el médico evite a toda costa exponer que el problema es de tipo psicológico (no empleará frases como "lo suyo se debe a nervios" o "usted no tiene nada"), pues entonces el paciente se quejará por desatención y abandonará la terapia.
Por tanto, el primer principio para un manejo eficaz del trastorno de somatización consiste en que el galeno entienda el sufrimiento del paciente y muestre actitud interesada y centrada, pues aunque su actitud parezca exagerada, el sufrimiento que la persona manifiesta es real.
-- Consideraciones para el tratamiento
La somatización suele fluctuar en su gravedad, pero persiste toda la vida; de hecho, es raro encontrar casos en los que desaparece por completo durante largo periodo. Algunas personas se deprimen de manera más acentuada conforme pasan los años, y las referencias al suicidio se hacen más amenazadoras.
El tratamiento es extremadamente difícil, pues el trastorno de somatización tiende a generar en el individuo afectado frustración y violento enojo ante la menor sugerencia de que su padecimiento no es físico; por tanto, los médicos no pueden tratar el problema directamente como de orden psicológico, aun reconociéndolo con certeza como tal.
Por lo general, la mejor terapia consiste en una relación médico-paciente relajada, firme y de apoyo, donde el especialista ofrezca alivio sintomático y tratamiento farmacológico para ansiedad y depresión, padecimientos que suelen responder bien (aunque no reducen la "necesidad de estar enfermo"), y proteja a la persona de procedimientos diagnósticos o terapéuticos muy costosos e, incluso, peligrosos, que pudieran proponerle algunos oportunistas.
Prevención de nuevos síntomas de somatización
El médico debe permanecer alerta ante la posibilidad de que la persona desarrolle alguna enfermedad orgánica, y establecer un calendario de visitas (breves pero regulares) que impida el desarrollo de nuevos síntomas para recibir atención.
También puede hablar con el paciente sobre la importancia de manejar su estrés adecuadamente y realizar ejercicio de manera regular, no se descarta la opinión de un psiquiatra para llevar a cabo una terapia o recurrir a tratamientos "benignos" como Acupuntura u Homeopatía, a fin de que el afectado se responsabilice de su autocuidado.
Ante todo, y para evitar la frustración en ambas partes, el objetivo no consistirá en eliminar los síntomas, sino en que el médico ayude al individuo a manejarlos o convivir con ellos; uno y otro deberán aceptar la incertidumbre de no tener un diagnóstico de trastorno de somatización preciso, pero también adquirirán el compromiso de continuar con los cuidados.