Anónimo
Tengo 38 años, mi trabajo no me gusta y el ambiente se me echa encima. ¿Cómo cambio mi vida?
Hola, tengo un problema que cada vez se repite más. Tengo una tendencia al desánimo y a la apatía y cada vez se repite con más frecuencia, si es cierto que odio mi trabajo, me afecta muchísimoel mal ambiente que me rodea diariamente, siempre rodeada de cotilleos y habladurías, no solo a mi sino en general, por otro lado, he tenido un mes de vacaciones, y me ha sido imposible disfrutarlas pensando que tenía que volver. Paso mucho tiempo sola y mi cabeza no para pensando en que debido a mi edad(38 años)ya no encuentro otro trabajo. ¿Cómo puedo superar esto? ¿Hay algún tipo de terapia para que no me afecten estas cosas? ¿Qué debería hacer?
1 Respuesta
Respuesta de virgi2
1
1
virgi2, spicologia en relaciones humanas
Quiero que leas muy detenidamente, aunque te parezca muy largo, por favor, leelo:
El estrés supone la aprición de sintomatología
Tanto a nivel biológico, psicológico y social. Muchos
De los cambios biológicos que se producen en el organismo
Sometido a estrés no son perceptibles para el ser humano
Y se precisan procedimientos diagnósticos para determinar
El nivel de la reacción. Sin embargo, a nivel psicológico
Muchos síntomas producidos por el estrés pueden ser
Fácilmente identificados por la persona que está sufriendo
Dichos cambios. Una de las reacciones más frecuentes en este
Sentido es la ansiedad.
A nivel cognitivo: Preocupación, temor,
Inseguridad en si mismo, miedo, dificultad en la toma de decisiones,
Miedo a la perdida de control, dificultad para pensar.
A nivel fisiológico: Sudor, tensión muscular,
Taquicardias, temblor, dificultad respiratoria, sequedad de boca,
Dolor de cabeza, mareos
A nivel motor: fumar con más frecuencia, llorar,
Tartamudear, movimientos repetitivos, comer en exceso, beber.
Pero además de estas reacciones emocionales podemos identificar
Claramente otros síntomas producidos por el estrés,
Como son el agotamiento físico, la falta de rendimiento,
Etc.
Finalmente, si el estrés es muy intenso y se prolonga en
El tiempo, puede llegar a producir enfermedades físicas y
Desórdenes mentales, en definitiva problemas de salud.
El estrés puede dinamizar la actividad del individuo provocando un aumento en la capacidad de los recursos en la tarea diaria, auemnta la atención, la memoria e incluso el rendimiento en el trabajo diario, es lo que podríamos llamar estrés positivo. Sin embargo, cuando este proceso de activación es muy intenso o dura mucho tiempo, los recursos se agotan y llega el cansancio, así como la pérdida de rendimiento. Es necesario que exista un grado de activación acorde con la tarea a realizar, el problema aparece cuando esta activación supera la capacidad de la persona, en este momento la situación se vuelve en contra de tanto de la persona como de la actividad que realiza.
El estrés afecta a la persona bien a nivel de su propia salud, bien en la fisiología y a nivel psicológico en la conducta y emociones del trabajador.
E el estrés modifica los hábitos relacionados con salud, de manera que con las prisas, la falta de tiempo, la tensión, etc., aumentan las conductas no saludables, tales como fumar, beber, o comer en exceso, y se reducen las conductas saludables, como hacer ejercicio físico, guardar una dieta, dormir suficientemente, conductas preventivas de higiene, etc. Estos cambios de hábitos pueden afectar negativamente a la salud y, por supuesto, pueden desarrollarse una serie de adicciones, con consecuencias muy negativas para el individuo en las principales áreas de su vida, como son la familia, las relaciones sociales, el trabajo, la salud, etc.
En algunos sectores se produce un aumento en las adicciones, bien tipo alcohol, tabaco u otras. Este problema no afecta de modo exclusivo a las personas que trabajan sino también a las personas que no tienen trabajo. Suele existir una mayor tendencia a padecer alteraciones nerviosas en personas con mayor grado de obesidad. Los trastornos nerviosos relacionados con la alimentación, anorexia o bulimia también pueden estar afectados. Todo esto formando una especie de circulo vicioso, la aparición de todos estos síntomas: adicciones, anorexia, bulimia hacen a su vez de activadores del estrés.
Un estrés prolongado en el tiempo aumenta de forma considerable la fisiología corporal desencadendo dolor de cabeza, alteraciones cardíacas, problemas digestivos, sexuales, riesgo de infecciones por alteración del sistema inmunológico.
El estrés puede desbordar al individuo de manera que comience a desarrollar una serie de sesgos o errores cognitivos en la interpretación de su activación fisiológica, o de su conducta, o de sus pensamientos, o de algunas situaciones, que a su vez le lleven a adquirir una serie de temores irracionales, fobias, etc., que de por sí son un problema de salud (los llamados trastornos de ansiedad), pero que a su vez pueden seguir deteriorando la salud en otras formas. Por ejemplo, una persona sometida a estrés prolongado puede llegar a desarrollar ataques de pánico, o crisis de ansiedad, que son fuertes reacciones de ansiedad, que el individuo no puede controlar, con fuertes descargas autonómicas, temor a un ataque al corazón, etc. Durante esta crisis el individuo interpreta erróneamente su activación fisiológica y piensa que le faltará el aire (cuando realmente está hiperventilando), o que morirá de un ataque al corazón, o que se mareará y caerá al suelo, o que se volverá loco, etc.. Estos trastornos de ansiedad son mucho más frecuentes en mujeres que en varones (de 2 a 3 veces más frecuentes), pero por lo general una crisis de ansiedad coincide con un periodo de mucho de estrés que se ha prolongado un cierto tiempo. Entre un 1,5% y un 3,5% de la población sufre trastornos de pánico con o sin agorafobia. La edad de aparición se encuentra entre los 17 y los 35 años, justo en su edad más productiva.
Numerosos investigadores han demostrado que existe una influencia de ciertas características personales en la producción de estrés. Esto no quiere decir que el solo hecho de tener una serie de características personales determinadas desencadenen por sí mismas el estrés, sino que aumenta la vulnerabilidad de esos sujetos para que cuando se den unas determinadas situaciones o demandas, el sujeto tenga más probabilidades de sufrir una situación de estrés.
El modo de actuación de estas características en la generación del estrés proviene de la descompensación, desequilibrio o incongruencia entre lo que exteriormente es demandado u ofrecido y lo que los individuos necesitan, desean o son capaces de hacer. Hay que considerar que esas características están afectadas por una gran variabilidad interindividual e, incluso, también son variables en un mismo individuo a lo largo de su historia personal. Las características personales a las que nos vamos a referir son aquellas que se ha constatado que tienen algún tipo de relación en la generación del estrés.
Entre estas características personales existen ciertos aspectos de la personalidad que hacen a las personas más vulnerables al estrés:
Personalidad tipo A: Hace referencia a una tipología de personalidad característica que se manifiesta en ciertos sujetos como un interés desmesurado por la perfección y por el logro de metas elevadas, una implicación muy profunda con su profesión (hasta el punto de considerar el trabajo como el centro de su vida), que lleva al desarrollo de grandes esfuerzos, a una tensión constante, a una incapacidad de relajarse y a una preocupación constante por el tiempo (nunca encuentran tiempo suficiente para hacer todo lo que quisieran). Estos sujetos son activos, enérgicos, competitivos, ambiciosos, agresivos, impacientes y diligentes. Este tipo de personalidad no es un rasgo estático de personalidad sino un estilo de comportamiento con el que las personas responden habitualmente ante las situaciones y circunstancias que les rodean. Actúa como un condicionante que hace al sujeto más sensible al estrés.
Dependencia: Las personas poco autónomas toleran mejor un estilo de mando autoritario (supervisión estricta) y un ambiente laboral muy normalizado y burocratizado. Sin embargo, tienen más problemas en situaciones que implican tomar decisiones o cualquier tipo de incertidumbre y ambigüedad que las personas más independientes. Tienen más facilidad para delimitar el ámbito laboral del extralaboral y, por lo tanto, les permite abstraerse mejor de la posible problemática en su ámbito laboral.
Ansiedad: Las personas ansiosas experimentan mayor nivel de conflicto que las no ansiosas.
Introversión: Ante cualquier problemática, los introvertidos reaccionan más intensamente que los extrovertidos, ya que son menos receptivos al apoyo social.
Rigidez: Las personas rígidas presentan un mayor nivel de conflicto y de reacciones desadaptadas, especialmente en situaciones que implican un cambio y que requieren un esfuerzo adaptativo, que las personas flexibles.
La formación, las destrezas y conocimientos adquiridos, la experiencia y la capacidad (intelectual y física): Tienen capital importancia como fuente de estrés, por la posible incongruencia que se puede dar entre la posición ocupada (o el trabajo desempeñado) y la capacidad o capacitación del trabajador. Así, la posición ocupada puede requerir de capacidades y conocimientos superiores al nivel de preparación de la persona, o bien al contrario, la capacidad de la persona puede estar por encima de lo que requiere el puesto que ocupa y ser esto una fuente de frustración e insatisfacción.
La mala condición física y los malos hábitos de salud: Pueden disminuir de alguna manera la capacidad de enfrentarse a los problemas de trabajo.
Existen otros aspectos que se consideran como posibles estresores, con un carácter más activo, ya que actúan como demandas de la persona en la medida que modulan las intenciones y las conductas del individuo, el grado de autoexigencia, o lo que el individuo exige al entorno:
Las necesidades del individuo: Necesidad de contacto social, de intimidad, de reconocimiento personal, de autorrealización...
Las aspiraciones: Deseos de logro personal, de alcanzar un determinado estatus, de dominar y controlar el trabajo...
Las expectativas: Esperanzas que el individuo tiene de obtener de su trabajo ciertos beneficios personales, sociales...
Los valores: La adhesión al principio de autoridad, importancia del trabajo o del status...
Algunos autores creen que el estrés es producido de manera primordial por estas características personales debido a una descompensación o a una deficiente correspondencia entre la capacidad o la habilidad del individuo y las expectativas o aspiraciones de ese individuo. Sin embargo, parece más adecuado analizar la dinámica que se da en el estrés a partir de la interrelación y la comparación que se establece entre las demandas del trabajo y las características de la persona.
Mi consejo para cuando se incorpore a su trabajo:
1. Elabore una lista de sus tareas por orden de importancia y establezca un horario al principio de cada día.
2. Tómese breves descansos regulares a lo largo del día. Haga una relajación breve, o estírese o respire profundo y tranquilamente durante 2 ó 3 minutos cada hora.
3. Vigile su postura y controle periódicamente que no está tenso y que su cuerpo está bien apoyado.
4. Consuma alimentos sanos. Limite la cantidad de estimulantes y toxinas que ingiere cada día.
5. Acuéstese por lo menos media hora antes de lo habitual y levántese un cuarto de hora antes de lo necesario.
6. Reduzca todo lo posible el estrés que le rodea
7. Establezca citas frecuentes para hablar y compartir con personas que lo escuchen
8. Libere sus emociones reprimidas, inicie la práctica de un deporte o pasatiempo que le permita liberar sus frustraciones reprimidas.
9. Permita a su mente desconectarse al menos dos veces al día
10. Realice al menos 10 ó 15 minutos de ejercicio físico moderado cada día
11. Utilice técnicas de relajación profunda durante al menos 20 minutos una vez por semana
12. Planee actividades diversas al principio de la semana para estimular su humor y su espontaneidad.
Ponlos en práctica y verás como, poco a poco vas mejorando, procura, también, intentar establecer una comunicación positiva entre compañeros, dialoga con ellos, escúchalos activamente, de forma asertiva, es decir, oír más que hablar, procura sonreír e intenta, siempre, mostrar tus virtudes, pero sin exgerar, de forma natural, siendo siempre tú misma.
Ánimo, ya sabes dónde encontrarme, por favor puntúa la respuesta ya que con ello tú ayudas a que todos sigamos aquí, ayudándonos. Virgi2
El estrés supone la aprición de sintomatología
Tanto a nivel biológico, psicológico y social. Muchos
De los cambios biológicos que se producen en el organismo
Sometido a estrés no son perceptibles para el ser humano
Y se precisan procedimientos diagnósticos para determinar
El nivel de la reacción. Sin embargo, a nivel psicológico
Muchos síntomas producidos por el estrés pueden ser
Fácilmente identificados por la persona que está sufriendo
Dichos cambios. Una de las reacciones más frecuentes en este
Sentido es la ansiedad.
A nivel cognitivo: Preocupación, temor,
Inseguridad en si mismo, miedo, dificultad en la toma de decisiones,
Miedo a la perdida de control, dificultad para pensar.
A nivel fisiológico: Sudor, tensión muscular,
Taquicardias, temblor, dificultad respiratoria, sequedad de boca,
Dolor de cabeza, mareos
A nivel motor: fumar con más frecuencia, llorar,
Tartamudear, movimientos repetitivos, comer en exceso, beber.
Pero además de estas reacciones emocionales podemos identificar
Claramente otros síntomas producidos por el estrés,
Como son el agotamiento físico, la falta de rendimiento,
Etc.
Finalmente, si el estrés es muy intenso y se prolonga en
El tiempo, puede llegar a producir enfermedades físicas y
Desórdenes mentales, en definitiva problemas de salud.
El estrés puede dinamizar la actividad del individuo provocando un aumento en la capacidad de los recursos en la tarea diaria, auemnta la atención, la memoria e incluso el rendimiento en el trabajo diario, es lo que podríamos llamar estrés positivo. Sin embargo, cuando este proceso de activación es muy intenso o dura mucho tiempo, los recursos se agotan y llega el cansancio, así como la pérdida de rendimiento. Es necesario que exista un grado de activación acorde con la tarea a realizar, el problema aparece cuando esta activación supera la capacidad de la persona, en este momento la situación se vuelve en contra de tanto de la persona como de la actividad que realiza.
El estrés afecta a la persona bien a nivel de su propia salud, bien en la fisiología y a nivel psicológico en la conducta y emociones del trabajador.
E el estrés modifica los hábitos relacionados con salud, de manera que con las prisas, la falta de tiempo, la tensión, etc., aumentan las conductas no saludables, tales como fumar, beber, o comer en exceso, y se reducen las conductas saludables, como hacer ejercicio físico, guardar una dieta, dormir suficientemente, conductas preventivas de higiene, etc. Estos cambios de hábitos pueden afectar negativamente a la salud y, por supuesto, pueden desarrollarse una serie de adicciones, con consecuencias muy negativas para el individuo en las principales áreas de su vida, como son la familia, las relaciones sociales, el trabajo, la salud, etc.
En algunos sectores se produce un aumento en las adicciones, bien tipo alcohol, tabaco u otras. Este problema no afecta de modo exclusivo a las personas que trabajan sino también a las personas que no tienen trabajo. Suele existir una mayor tendencia a padecer alteraciones nerviosas en personas con mayor grado de obesidad. Los trastornos nerviosos relacionados con la alimentación, anorexia o bulimia también pueden estar afectados. Todo esto formando una especie de circulo vicioso, la aparición de todos estos síntomas: adicciones, anorexia, bulimia hacen a su vez de activadores del estrés.
Un estrés prolongado en el tiempo aumenta de forma considerable la fisiología corporal desencadendo dolor de cabeza, alteraciones cardíacas, problemas digestivos, sexuales, riesgo de infecciones por alteración del sistema inmunológico.
El estrés puede desbordar al individuo de manera que comience a desarrollar una serie de sesgos o errores cognitivos en la interpretación de su activación fisiológica, o de su conducta, o de sus pensamientos, o de algunas situaciones, que a su vez le lleven a adquirir una serie de temores irracionales, fobias, etc., que de por sí son un problema de salud (los llamados trastornos de ansiedad), pero que a su vez pueden seguir deteriorando la salud en otras formas. Por ejemplo, una persona sometida a estrés prolongado puede llegar a desarrollar ataques de pánico, o crisis de ansiedad, que son fuertes reacciones de ansiedad, que el individuo no puede controlar, con fuertes descargas autonómicas, temor a un ataque al corazón, etc. Durante esta crisis el individuo interpreta erróneamente su activación fisiológica y piensa que le faltará el aire (cuando realmente está hiperventilando), o que morirá de un ataque al corazón, o que se mareará y caerá al suelo, o que se volverá loco, etc.. Estos trastornos de ansiedad son mucho más frecuentes en mujeres que en varones (de 2 a 3 veces más frecuentes), pero por lo general una crisis de ansiedad coincide con un periodo de mucho de estrés que se ha prolongado un cierto tiempo. Entre un 1,5% y un 3,5% de la población sufre trastornos de pánico con o sin agorafobia. La edad de aparición se encuentra entre los 17 y los 35 años, justo en su edad más productiva.
Numerosos investigadores han demostrado que existe una influencia de ciertas características personales en la producción de estrés. Esto no quiere decir que el solo hecho de tener una serie de características personales determinadas desencadenen por sí mismas el estrés, sino que aumenta la vulnerabilidad de esos sujetos para que cuando se den unas determinadas situaciones o demandas, el sujeto tenga más probabilidades de sufrir una situación de estrés.
El modo de actuación de estas características en la generación del estrés proviene de la descompensación, desequilibrio o incongruencia entre lo que exteriormente es demandado u ofrecido y lo que los individuos necesitan, desean o son capaces de hacer. Hay que considerar que esas características están afectadas por una gran variabilidad interindividual e, incluso, también son variables en un mismo individuo a lo largo de su historia personal. Las características personales a las que nos vamos a referir son aquellas que se ha constatado que tienen algún tipo de relación en la generación del estrés.
Entre estas características personales existen ciertos aspectos de la personalidad que hacen a las personas más vulnerables al estrés:
Personalidad tipo A: Hace referencia a una tipología de personalidad característica que se manifiesta en ciertos sujetos como un interés desmesurado por la perfección y por el logro de metas elevadas, una implicación muy profunda con su profesión (hasta el punto de considerar el trabajo como el centro de su vida), que lleva al desarrollo de grandes esfuerzos, a una tensión constante, a una incapacidad de relajarse y a una preocupación constante por el tiempo (nunca encuentran tiempo suficiente para hacer todo lo que quisieran). Estos sujetos son activos, enérgicos, competitivos, ambiciosos, agresivos, impacientes y diligentes. Este tipo de personalidad no es un rasgo estático de personalidad sino un estilo de comportamiento con el que las personas responden habitualmente ante las situaciones y circunstancias que les rodean. Actúa como un condicionante que hace al sujeto más sensible al estrés.
Dependencia: Las personas poco autónomas toleran mejor un estilo de mando autoritario (supervisión estricta) y un ambiente laboral muy normalizado y burocratizado. Sin embargo, tienen más problemas en situaciones que implican tomar decisiones o cualquier tipo de incertidumbre y ambigüedad que las personas más independientes. Tienen más facilidad para delimitar el ámbito laboral del extralaboral y, por lo tanto, les permite abstraerse mejor de la posible problemática en su ámbito laboral.
Ansiedad: Las personas ansiosas experimentan mayor nivel de conflicto que las no ansiosas.
Introversión: Ante cualquier problemática, los introvertidos reaccionan más intensamente que los extrovertidos, ya que son menos receptivos al apoyo social.
Rigidez: Las personas rígidas presentan un mayor nivel de conflicto y de reacciones desadaptadas, especialmente en situaciones que implican un cambio y que requieren un esfuerzo adaptativo, que las personas flexibles.
La formación, las destrezas y conocimientos adquiridos, la experiencia y la capacidad (intelectual y física): Tienen capital importancia como fuente de estrés, por la posible incongruencia que se puede dar entre la posición ocupada (o el trabajo desempeñado) y la capacidad o capacitación del trabajador. Así, la posición ocupada puede requerir de capacidades y conocimientos superiores al nivel de preparación de la persona, o bien al contrario, la capacidad de la persona puede estar por encima de lo que requiere el puesto que ocupa y ser esto una fuente de frustración e insatisfacción.
La mala condición física y los malos hábitos de salud: Pueden disminuir de alguna manera la capacidad de enfrentarse a los problemas de trabajo.
Existen otros aspectos que se consideran como posibles estresores, con un carácter más activo, ya que actúan como demandas de la persona en la medida que modulan las intenciones y las conductas del individuo, el grado de autoexigencia, o lo que el individuo exige al entorno:
Las necesidades del individuo: Necesidad de contacto social, de intimidad, de reconocimiento personal, de autorrealización...
Las aspiraciones: Deseos de logro personal, de alcanzar un determinado estatus, de dominar y controlar el trabajo...
Las expectativas: Esperanzas que el individuo tiene de obtener de su trabajo ciertos beneficios personales, sociales...
Los valores: La adhesión al principio de autoridad, importancia del trabajo o del status...
Algunos autores creen que el estrés es producido de manera primordial por estas características personales debido a una descompensación o a una deficiente correspondencia entre la capacidad o la habilidad del individuo y las expectativas o aspiraciones de ese individuo. Sin embargo, parece más adecuado analizar la dinámica que se da en el estrés a partir de la interrelación y la comparación que se establece entre las demandas del trabajo y las características de la persona.
Mi consejo para cuando se incorpore a su trabajo:
1. Elabore una lista de sus tareas por orden de importancia y establezca un horario al principio de cada día.
2. Tómese breves descansos regulares a lo largo del día. Haga una relajación breve, o estírese o respire profundo y tranquilamente durante 2 ó 3 minutos cada hora.
3. Vigile su postura y controle periódicamente que no está tenso y que su cuerpo está bien apoyado.
4. Consuma alimentos sanos. Limite la cantidad de estimulantes y toxinas que ingiere cada día.
5. Acuéstese por lo menos media hora antes de lo habitual y levántese un cuarto de hora antes de lo necesario.
6. Reduzca todo lo posible el estrés que le rodea
7. Establezca citas frecuentes para hablar y compartir con personas que lo escuchen
8. Libere sus emociones reprimidas, inicie la práctica de un deporte o pasatiempo que le permita liberar sus frustraciones reprimidas.
9. Permita a su mente desconectarse al menos dos veces al día
10. Realice al menos 10 ó 15 minutos de ejercicio físico moderado cada día
11. Utilice técnicas de relajación profunda durante al menos 20 minutos una vez por semana
12. Planee actividades diversas al principio de la semana para estimular su humor y su espontaneidad.
Ponlos en práctica y verás como, poco a poco vas mejorando, procura, también, intentar establecer una comunicación positiva entre compañeros, dialoga con ellos, escúchalos activamente, de forma asertiva, es decir, oír más que hablar, procura sonreír e intenta, siempre, mostrar tus virtudes, pero sin exgerar, de forma natural, siendo siempre tú misma.
Ánimo, ya sabes dónde encontrarme, por favor puntúa la respuesta ya que con ello tú ayudas a que todos sigamos aquí, ayudándonos. Virgi2
- Compartir respuesta
- Anónimo
ahora mismo