Aprovecha este desengaño que Dios te ha brindado y aprende, y no vuelvas a lo mismo. Y no aprenderás nada si te quedas en lo que ella hizo mal. La relación por ambas partes era mala, ya que no se encaminaba a buscar el bien de verdad de la otra persona, lo cual no es posible si uno hace lo que le apetece, con lo cual queda esclavo de ello. Si tú eres sincero contigo mismo tienes que ver que tú no procuraste que ella fuese una buena persona, que viviese las virtudes, que se acercase a la Verdad a Dios, sino que antepusiste el estar a gusto u otros intereses. No dudo de que hayas estado enamorado, como parece, pero eso hay que desarrollarlo con amor de verdad, haciendo las cosas bien. Si tú la hubieses ayudado a ella a anteponer hacer el bien a los intereses personales de estar a gusto, etc., es posible que hubieses evitado que ella volviese a equivocarse ante una tentación determinada. Pero si la incitaste a hacer lo que le apetecía, cuando eso coincidía con tu apetencia, luego no te puedes quejar si ella hizo lo mismo en otra ocasión en la que ya a ti no te interesaba. Ya que el mal es así; no se sabe dónde se termina; y si se fomenta, uno tiene que saber que eso tiene consecuencias, además de que la relación de esa manera tampoco es constructiva mientras dura, ya que el amor exige esfuerzo y renuncias, y sin esfuerzo y sin renuncias, uno es esclavo de sus apetencias y no puede amar de verdad a nadie, ya que su esclavitud se lo impide.
Te recomiendo, pues, que veas tu parte, que si bien puede costarte un poco más que pensar que lo has hecho todo bien, y que la otra persona ha sido la que se ha portado mal; también te brinda muchas posibilidades de hacer las cosas bien, y no tener un miedo de no saber por dónde te van a hacer daño ahora. Piensa que el que más daño te puedes hacer eres tú mismo, y si haces las cosas mal, y te dejas llevar por vanas apetencias, degradándote a ti mismo, y degradando y rebajando a otras personas, ya te estás haciendo daño; y entonces otras consecuencias de esto, como ese desengaño que has tenido no son males, sino bienes, en el sentido de poder ver las consecuencias de tus actos. Trata a las personas pensando en su destino eterno, atendiendo a su capacidad para amar de verdad por encima de tus apetencias, y no las veas en función de tus apetencias, como objetos.
En lo concreto te diría que no aceptes a esa chica en tu casa; además sería motivo de escándalo, es decir, mal ejemplo, lo cual también es un mal; además de un posible riesgo en sí. Y si ella buscase otro alojamiento, puedes quedar como amigos, pero todo guiado por la auténtica caridad (que ahora te digo). Y si hay lugar para algún equívoco en cuanto al tipo de relación que se espera, deshazlo terminantemente (tampoco te adelantes a cosas no planteadas; porque en este caso puedes, con indirectas, transmitirle que ese tipo de relación degradante ya la has dejado; aunque ella pudiera pensar que esto no lo descarta todo, ya que una cosa son las palabras y otra los hechos; si ella viniese con otras expectativas, ahí tendrás una ocasión para anteponer su bien a tu interés temporal, aunque quedes mundanamente “en ridículo”, o ella se quede defraudada frente a lo que esperaba; pero tienes que saber que si antepones su bien a su vano interés, habrás hecho un bien, y te habrás mortificado un poco a ti mismo, lo cual es saludable). Exponerte a este quedar mundanamente mal por hacer el bien, lo cual ya sería algo heroico, no lo podrás hacer sin estar en gracia de Dios, y bien armado con la oración y los Sacramentos. Todo esto presuponiendo que ella esté soltera, ya que si es casada (aunque sea con separación o divorcio legal, que es meramente un papel) no te aconsejo salir con ella; todo lo más un café discreto para saludarla y por si puedes ayudarla en algo, siempre que te veas con virtud suficiente para ello, y para no quedar enredado en algo peor, ya que en otro caso, mejor evitar el peligro que no vas a poder afrontar. Si ella es soltera, y tú también, quién sabe si, haciendo las cosas bien, Dios os pudiera llamar a algo más serio (o bien, por supuesto, llamaros a ambos al celibato, lo cual es un estado no solo superior, sino también más feliz).
Ten en cuenta que ella, si tambián participa de las modas degradantes impuestas por los que quieren manipular, ante tu conducta, que quizá pudiera parecerle insólita, puede, o reconocer algo de verdad, aunque no comprenda del todo todavía; o bien rechazar la verdad, y retirarse, una vez que vea que vas en serio (que pudiera no ser a al primera, en la que pudiera pensar que eso lo puede tirar abajo con ciertas tentaciones). Por supuesto que te estoy hablando hipotéticamente ya que no has dado datos de ella, pero el ser humano es muy igual, y muy distinto a la vez. Muy igual en el grupo de apetencias desordenadas por las que se inclina, de placer, poder y tener; y cada uno en sus particulares variedades. Por eso que el que quiere manipular lo tiene relativamente fácil, y para ello no va a fomentar la integridad de la persona, el que la persona se guíe por hacer el bien, sino que procurará hacerla esclava de sus tendencias desordenadas, y ya se sabe que a uno se le puede inducir a seguir sus pasiones con muy pocos argumentos. Luego esa misma persona podrá exigir fuertes argumentos para vencer sus pasiones, y seguir el bien. Por eso que al mal se puede llegar casi sin pensar; pero no es posible llegar al bien sin pensar (y, por supuesto, sin la gracia de Dios, ya que ya estamos hablando de cosas que requieren de fuerzas por encima de lo natural); y también es posible manipular para lo malo, pero no es posible para lo bueno de verdad, lo cual requiere una decisión de la voluntad. Una vez que la persona está esclava y degradada en uno de estos grupos de apetencias desordenadas, pues ya lo está en todos (no quiere decir en todas las variedades, claro). Una persona esclava de una relación deshonesta, claro que ante una injusticia que se le presente, también tenderá a mirar por sus bajos intereses.
La persona no es una animal que tenga que dejarse llevar por sus apetencias. Y claro está que la persona también naturalmente puede aportar ciertos bienes, pero necesita la gracia de Dios, para aportar todo lo que puede naturalmente; además de que está llamada a vivir la vida sobrenatural, y amar con el amor de Dios. Tienes, pues, que tratar a las personas, en este sentido, y empezar por ti mismo. Y lo primero es recuperar la gracia de Dios ( si estás bautizado, como lo supongo, mediante la Confesión Sacramental), y luego ejercitándote en la virtud de la caridad, que es el amor de verdad. Como veo que tienes tiempo, te recomiendo formarte en la doctrina católica, que es una maravilla.
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