Cuando San Agustín elabora su visión del mundo necesariamente debe encontrar un lugar para cada una de estas cuestiones y el comprende lo siguiente: Dios es creador de bien, todo ser que el ha creado es el bien. El ser humano es alma y cuerpo. Dios ha creado ambos pero el alma, que en un principio debía dominar al cuerpo, se ve dominada por este, debido a que carga con el pecado original que inclina al alma hacia el mal. La misión natural del alma es buscar a su creador y por ello siente también la inclinación al bien que es la propia del alma y de Dios. Quien sigue este camino es feliz. La misión del alma y del ser humano por tanto es hacer el bien y ser feliz.
Otros conceptos interesantes de la filosofía de San Agustín son:
El mal no existe. El mal es al bien, lo que la oscuridad a la luz o lo que el frio al calor. Es decir, no existe el mal como tal, sino que es la ausencia del bien. Como el mal no es algo creado, San Agustín lo atribuye como algo ajeno a Dios ya que todo lo creado por Dios es el bien.
El ser humano se debate entre el mal y el bien. El camino para superar la inclinación al mal y seguir el camino del bien es la Fe. La Fe es la libertad. La libertad consiste en tomar las riendas de la vida y prescindir del libre albedrío que es donde se deposita la ausencia de bien. Esto significa que la vida se debe vivir con una intención pues el alma tiene voluntad para seguir el bien. No hay que abandonarse. Abandonarse es dejarse a merced del libre albedrío de las leyes naturales y de las cosas mundanas. No significa que podamos controlar el curso de la vida, sino que al igual que el cuerpo tira hacia su naturaleza el alma debe tirar hacia la suya. Eso da la felicidad. La felicidad aparece al aceptar y comprender la verdadera naturaleza de nuestra vida y al intentar por encima de lo terrenal hacer honor a esa vida. Haciendo el bien, hacemos honor a lo que nos ha creado a aquello a lo que pertenecemos, a Dios, y eso da la felicidad.
El tiempo no existe. San Agustín entiende la eternidad no como algo sin principio ni fin si no como la ausencia de tiempo.