Se requiere de solo un espermatozoide para fecundar el óvulo, y ese espermatozoide puede ser liberado sin necesidad de que exista eyaculación y sin importar el tiempo que haya durado la penetración.
La efectividad del coitus interruptus, coloquialmente conocido como “marcha atrás” no es total, su nivel de falla es tan grande que ni siquiera es considerado como método anticonceptivo. Sabiendo que se requiere de solo un espermatozoide para fecundar el óvulo, y ese espermatozoide puede ser liberado sin necesidad de que exista eyaculación y sin importar el tiempo que haya durado la penetración, el que se retire el pene antes de la eyaculación es, en realidad, bastante inefectivo.
El llamado líquido pre-seminal es una secreción lubricante que, por sí mismo, no contiene espermatozoides, pero en su función preparatoria para la eyaculación arrastra espermatozoides de eyaculaciones previas (hasta 48 horas).
Además hay razones de tipo psicológico para no utilizar la marcha atrás: Estar pendiente del momento de la eyaculación hace que se tome un papel de espectador en las relaciones sexuales, vigilando cada respuesta o posible cambio para evitar eyacular dentro de la vagina se pierde concentración y atención en el estímulo erótico y esto reduce el placer, la espontaneidad y hace del reflejo un acto consciente, pudiendo dificultar la erección y el orgasmo. Recientes estudios han relacionado el uso de la marcha atrás con la eyaculación precoz.
La mujer por su parte es completamente dependiente del control de su pareja, lo que puede crearla cierta preocupación y limitar su placer además de la ansiedad si hay algún retraso en la menstruación y no se puede saber si ha funcionado o no hasta que no se descarta el embarazo.