Cómo controlar el "apego" excesivo a mi tierra?

Tengo 17 años, viví durante 14 años y medio en mi pueblo junto a mi madre y mis hermanas, fui siempre muy allegada a la Iglesia y muy querida en aquel lugar. Cuando iba cumpplir los 15 años, me dió el impulso de irme a vivir con mi papá a la ciudad, lo hice, dejé todo, a mi familia, amigos y una parte de mi. No sentí remordimiento, ni arrepentimiento. Pero cuando fui a los 16 años a visitar a mi madre, algo en mi cambió, ya no vi a mi pueblo como un lugar simple, lo vi como mi todo, me dolió mucho el haberme ido. Supuse que era un sentimiento normal, pero cada vez sentía más ganas de ir de viaje allá, aprovechaba cada tiempo de vacaciones para ir, siempre que iba, me pasaba algo bonito, sobre todo en la Iglesia, me sentía bien, en paz, pensé que era porque Dios estaba más cerca de mi, allá. Podía pasar que conocía a algun muchacho, o pasaba tiempo de calidad con mi familia y amigos. Todo esto parece sano, hasta que llegaba la hora de volver a la ciudad, me volví amargada, sentí que solo era felíz en el pueblo, un factor importante, es que yo nunca quise mucho a mi familia paterna, con la que vivo en la ciudad, entonces mis 15, mi graduación, y otros momentos especiales, los pasé con personas que no quería, esto me empezó a afectar mucho, y en la ciudad nunca salgo con amigos, evito tenerlos, no voy a la Iglesia con amor, no me gusta nadie, soy muy apática. No me había dado cuenta de que estoy generando un apego obsesivo por mi pueblo, cuando vuelvo a la ciudad, no hago más que llorar, esperando que vuelva la ocasión de poder viajar. Sé que esto no está bien, no es sano... ¿Me pueden ayudar?

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Es un poco complicado el tema, pero recuerdo un caso concreto, no se si sera de ayuda, o te confundirá más, pero espero que no, si no, no te lo contaría, eso es obvio, me arriesgo a contártelo, es solo un caso real. Un chico se fue de su casa a temprana edad, y vivió en una gran ciudad, siempre, pero de pronto, le volvió algo sobre su ciudad, olvidando los malos ratos, recordando los buenos, y para resumir, el caso es que decidió, por que su trabajo lo permitía y vivía bastante cerca, paso muchos años de su vida, yendo y viniendo, por que quedarse en su pueblo natal, no era opción, fue un modo de vivir, pero en la mayoría, la gente decide por uno o por otro, lo otro que te digo, es que lo pienses bien, es cierto que en un pueblo o ciudad chica, se vive más tranquilo, etc pero hay otros problemas, también en el campo se vive quizás más tranquilo, pero hasta cierto punto, tendrás que elegir donde te encuentras mejor de acuerdo a tu personalidad, por ej. he visto en pueblos y ciudades del interior, muchachos/as que se reciben de algo, y vuelve a su ciudad, por que siempre fueron de allí, nunca pensaron en irse, otros no dudan en no volver más. Tomate tu tiempo para decidir. Sds.

¡Gracias! La verdad, si me ayuda mucho a darme cuenta que no soy la única que pasa por estas circunstancias, voy a tomarme un tiempo para reflexionar y organizar mis pensamientos y sentimientos. Nuevamente, gracias 

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Yo no lo calificaría ni de obsesivo, ni de excesivo. Dices que dejaste una parte de ti al irte a la ciudad. Y es posible que la ciudad te haya defraudado, al menos en algunos aspectos. Y ahora quizá aprecias ciertas cosas en las que antes, quizá por haberlas tenido siempre hasta irte, no reparabas en ellas.

Yo lo que te recomiendo ahora es depurar tu intención. No actuar solo por emociones, sino que atender a su origen, lo cual podrás ir haciendo al depurar tu intención: actuar siempre intentando hacer la Voluntad de Dios, guiada por el bien, y por hacer el bien de verdad. Podría ocurrir que en el pueblo estuvieras más cómoda, por ejemplo, pero pudieras hacer más bien en la ciudad. O podría ocurrir que Dios te estuviera llamando al pueblo. Lo podrás saber si haces oración, sincerándote con Dios que todo lo sabe y todo lo comprende, y procurando hacer Su Voluntad en todo; frecuentando los Sacramentos, cumpliendo los Mandamientos de Dios, y por supuesto que estando en gracia de Dios.

No cabe duda de que la ciudad tiene oportunidades, pero también peligros. Y sería muy peligroso el irse a una ciudad guiada precisamente por intereses particulares. No cabe duda de que tienes poca edad y tu madre está en el pueblo. Como te decía, en la oración, viendo las motivaciones para hacer o dejar de hacer lo que haces o no haces en la oración y en gracia de Dios. Sin agobios, aunque sin demorar el hacer la Voluntad de Dios. Por supuesto que no tienes que buscar el estar cómoda, o el sentirte querida, sino que tienes precisamente que pensar en querer tú de verdad, lo cual siempre puedes hacer. Yo te diría que mires el tema generosamente. Pero no deseches esta inclinación sin más, sino que tienes que ver lo que Dios quiere que tú hagas. Puedes comentárselo también a tus padres, y ver lo que te dicen al respecto, y si te mandan algo. Puedes decírselo sinceramente a tu madre, por ejemplo. Y si te quedases en la ciudad, por supuesto que tienes que tener buena intención hacia todas las personas, no guiarte por si te son más simpáticas o más agradables. Si las personas tienen mucho que mejorar, tendrás que esforzarte más, no condenarlas al responder sin amor de verdad.

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