Fíjate amiga Psiquiatrizada, hace mucho tiempo pasé por unos sentimientos similares a los que describes, sólo que nunca tuve medicado. Algo que me ayudó a resolver esa situación fue reconocer una gran necesidad que todos los humanos tenemos pero que a veces es difícil identificar y darle la atención necesaria. Se le llama NECESIDAD ESPIRITUAL. ¿Habías oído hablar de eso? La mejor manera de satisfacer tu necesidad espiritual es meditando en el consejo de Jesús cuando señaló cuál es la clave de la verdadera felicidad, dijo: “Felices son los que tienen conciencia de su necesidad espiritual” (Mateo 5:3). Solo seremos verdaderamente felices si damos los pasos para satisfacer nuestra mayor necesidad: la sed de saber la verdad sobre Dios y sobre su propósito para nosotros. Esa verdad se encuentra en la Biblia, y conocerla nos ayuda a determinar lo que es realmente importante y lo que no. Cuando dejamos que la Biblia guíe nuestras decisiones y nuestros actos, la vida cobra más sentido. Fíjate como en otra ocasión afirmó Jesús: Pero él dijo: “No; más bien: ¡Felices son los que oyen la palabra de Dios y la guardan!”. (Lucas 11:28).
Al lograr eso, tu vida, tus sentimientos, tu estado de ánimo, tus metas, todo ira cambiando. Analiza el siguiente vídeo
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Recuerda, Jesús dio a entender que todos tenemos por naturaleza una necesidad espiritual. Necesitamos saber las respuestas a preguntas como: ¿Por qué estamos aquí? ¿Por qué hay tanto sufrimiento? ¿Le importamos a Dios? ¿Hay vida después de la muerte? Solo así es posible tener una vida con sentido. Jesús sabía que la única fuente confiable a la cual acudir por respuestas es la Palabra de Dios. En una oración a su Padre, dijo: “Tu palabra es la verdad” (Juan 17:17). ¿Puede la Biblia satisfacer nuestra necesidad espiritual?
CASO DE LA VIDA REAL: Un joven llamado Esa era el cantante de un popular grupo e iba camino de convertirse en una estrella de rock. Pese a todo, a veces sentía que le faltaba algo. “Aunque me encantaba estar en el grupo, quería que mi vida tuviera más sentido”, comenta. Con el tiempo conoció a un testigo de Jehová. “Lo bombardeé con preguntas —confiesa—. Sus respuestas lógicas basadas en las Escrituras me despertaron la curiosidad, así que empecé a estudiar la Biblia con él.” Las cosas que aprendió le llegaron al corazón y lo impulsaron a dedicar su vida a Jehová. “Antes andaba dando tumbos, iba de problema en problema y de crisis en crisis —dice—. Ahora tengo un verdadero propósito en la vida”.