Me place mucho responder una de tus inquietudes, y darte las gracias por seguir los aportes que puedo hacer. Fíjate, la tartamudez puede deberse a muchos factores, por lo que las terapias que dan resultado a algunas personas no son tan efectivas en otras. No obstante, para llegar a controlar la tartamudez, es importante no rendirte.
Cuando vayas a hablar no te desesperes, respira profundo unos segundos, piensa lo que vas a decir y luego habla. Si empiezas a tartamudear, esfuérzate por mantener la calma y controlar la voz. Relaja los músculos de la mandíbula. Construye oraciones cortas y reduce al máximo el uso de muletillas como “eh...” y “este...”.
Hay quienes evitan las palabras con las que han tropezado antes y, en su lugar, utilizan sinónimos. Otros prefieren determinar los sonidos que más trabajo les cuestan y practicarlos insistentemente.
Si en una conversación comienzas a tartamudear, no desistas de comunicarse. Prueba a decirle a tu interlocutor que hable él hasta que tú puedas continuar. Si es necesario, escríbele una nota o muéstrale en algún texto impreso lo que deseas transmitirle.
Consigue una Biblia y realiza el siguiente ejercicio analiza cuidadosamente Jueces 7:1-25 párrafo por párrafo. Comenzando por el primero, asegúrate de que captas el hilo. Busca en un diccionario las palabras que no conozcas. Lee en voz alta los nombres propios y a continuación todo el párrafo con la mayor precisión posible. Cuando estés satisfecho con tu lectura, pasa al siguiente párrafo, y así sucesivamente. Acto seguido, lee el capítulo completo. Vuelve a hacerlo, esta vez imprimiéndole un poco más de velocidad. Léelo de nuevo, yendo incluso más rápido donde sea oportuno, pero no tanto que tropieces en la pronunciación.
Por favor amigo Edu, déjame saber cuando lo hagas y cómo te fue. Un saludo fraterno, saludos a la familia de igual manera y estamos a la orden.