Renata, el problema de toda relación de pareja empieza cuando el interés de uno deja de estar puesto en el interés del otro. Concuerdo con Francisco en que ambos comparten un plan de vuelo. En una tripulación todos deben mirar por el bien del "avión" y eso supone anteponer lo que es bueno para la relación a lo que es bueno para uno mismo, porque en realidad lo que es bueno para uno mismo es que la relación funcione. Esto se consigue a base de pequeños sacrificios que tienen un objetivo más elevado que es la pareja. Todo lo que se haga por la pareja redunda en un beneficio para uno mismo. Sin embargo hay que diferenciar y catalogar bien la importancia de las cosas.
Cuando una de las partes exige algo que la otra no puede o no quiere cumplir o consentir, hay que analizar la situación en su conjunto.
Para ser justos, habría que saber qué importancia tiene cada cosa para cada uno. El hecho de que tu te hayas "sacrificado" al compartir cosas que no te gustan, con el fin de estar con él, está muy bien, pero no es motivo para esperar que él haga lo mismo con aquellas cosas que te gustan a ti. Ya se que solemos pensar así, pero no es correcto porque no funciona y te explico porqué.
Esa forma de actuar es la que provoca malos entendidos en todo tipo de relaciones, no solo las de pareja. La razón de que existan contratos es precisamente ésta. No te asustes, no voy a decirte que debes formalizar un contrato pero sí que puedes, "debes" negociar y este tipo de negociación requiere más que ninguna otra de buena voluntad, habilidad y paciencia.
El mejor modo de evitar estos malos entendidos es conocerse a fondo y no querer cambiar a la otra persona. Se supone que si estamos con otra persona es por amor. Esto significa que nada de lo que haga esa persona puede alterar el amor que sentimos por ella, porque si realmente nos ama, nos dará lo que más necesitamos aunque haya cosas que no pueda darnos. Se trata pues, de ordenar prioridades. El amor no se basa en las aficiones, ni en el carácter (que puede se horrible), ni en el color del pelo. El amor es una cosa, y la convivencia otra. Si tenemos esto claro, lo único que debemos esperar a cambio, es amor.
Esto significa que habrá que apechugar con todo lo que no nos gusta, incluso lo que es injusto de esa persona, porque puede que dentro de su egoísmo, esa persona nos esté dando algo mucho más valioso y que quizá no valoramos lo suficiente. No digo que seamos mártires, digo que hay que valorar la situación y a la persona en general, teniendo en cuenta lo que cabe esperar y lo que no.
Lo poco que recuerdo de mi abuelo, es que era un hombre huraño y mi abuela, una de las personas más encantadoras y sociables del mundo. Te podrás preguntar ¿cómo se explica esa pareja?. Puedo asegurarte que en sus corazones ardía una hoguera, que ni una tempestad hubiera apagado y no era porqué se hicieran concesiones o tuvieran demasiados gestos amables el uno hacia el otro, (en público al menos). La devoción que se procesaban iba mucho más allá de convencionalismos o formalidades. Si pasas un tiempo con dos personas, ves el tipo de relación que hay entre ellas, si se aman, se odian, se ignoran o se soportan. Y eso no tiene que ver con el carácter. El carácter muchas veces distrae de lo que hay debajo.
Mi abuelo Ceferino, era la viva imagen del aburrimiento, pero esa era su actitud frente a la vida, al menos desde que yo le recuerdo, sentado en su sillón. Vete tu a saber, si no fue eso lo que enamoró a mi abuela, pero eso nada importa. El amor es una enfermedad que va por dentro. Lo que sí puedo decirte es que un indicativo del amor, es el respeto, pero todo lo demás, no son más que complementos que nos hacen la vida más divertida o entretenida y que hay que saber sobrellevar.
El amor no se construye de nada que no sea amor, prueba de ello es que puedes coger a dos personas que coincidan en todo y no por eso se amarán. Así que no debemos tratar de justificar el amor, con un cúmulo de casualidades que pueden darse o no darse. Si la causa de que dos personas estén juntas, es ese cúmulo de casualidades, entonces no es de amor de lo que hablamos.
Es posible que mi modo de ver las cosas, te resulte antiguo o pasado de moda y posiblemente tengas razón, pero aun recuerdo la época en que lo esencial era que dos personas quisieran estar juntas ya que no había gran cosa más. El reto consistía en afrontar las vicisitudes de la vida prescindiendo de todo lujo y comodidades, dónde el único y maravilloso fin era compartir su destino. Todo lo que viniera a partir de ahí, era para los dos y era bien recibido porque como te decía al principio, más allá de todo confort o comodidad, lo que primaba era el bienestar del otro y el permanecer juntos.
Estamos acostumbrados a muchas comodidades y a dar valor a cosas que no la tienen o no en el grado adecuado. Si te aferras a una sola cosa, es muy posible que llene tu vida, pero si requieres de muchas cosas para llenar tu vida, entonces alguna fallará. Las personas somos imperfectas, así que aunque tengamos claro que las cosas deberían ser de otro modo, cuando se trata de personas, hay que ajustarse a lo que hay y no vale tratar de imponer la razón, porqué en el amor, la razón no existe, ni la justicia tampoco. Lo único que debes tener claro es si hay amor por ambas partes.
Dicho esto, nunca está demás decir, por ejemplo "Oye nene, espabila y acompáñame al baile que llevas embutido en el sillón toda la tarde y tengo que estirar las piernas" Eso, dicho con respeto tiene cabida en una relación y además funciona. El respeto es la base de la confianza, y la confianza la base del amor.