I. Hola amigo Henry. Muchas gracias por tu sinceridad y compartir tu inquietud con nosotros. Se requiere mucha valentía para hablar de algo tan personal. Aquí copio una parte de un artículo titulado: ¿Cómo puedo vencer el hábito de la masturbación? Espero te sea útil.
La lucha contra la masturbación se libra en nuestra mente. Por eso es oportuno que la Biblia recomiende “que tengamos la mente preparada [...] viviendo con sobriedad”. (1 Pedro 1:13, Nueva Biblia Española.) Por ejemplo: puede que uno vea algo sexualmente estimulante. La mente tiende a dejar correr la imaginación y da paso a impulsos apasionados. (Mateo 5:28.) Cuando eso ocurre, el cuerpo acusa un estado de excitación sexual. Cuanto más se entretenga la mente en pensamientos impropios, mayor será la excitación. Como consecuencia, dicha excitación puede inducir a la masturbación. Pero la mente debe esforzarse por rechazar el pensamiento inmoral. Si lo hace, la excitación se disipa y también cualquier sensación de incomodidad ocasionada por la tensión emocional del cuerpo.
No obstante, no es fácil rechazar un pensamiento impropio, sobre todo si uno está solo durante las horas nocturnas. A este respecto, un joven de diecisiete años explica lo que hace: “Ante todo, trato de ‘cambiar de tema’ con el fin de alejar la mente de las ideas que provocan el estímulo. Además, el recordar que gradualmente el impulso sexual se disipa lo hace más fácil”. Pero “cambiar de tema” tal vez requiera más que solo un esfuerzo mental. Una joven dijo: “Lo mejor que se puede hacer es salir inmediatamente de la cama y ocuparse en algún tipo de trabajo, o tal vez comer algo, de modo que la mente se interese en otras cosas”. En efecto, oblígate a meditar en ‘cuantas cosas sean de seria consideración, justas, castas, amables, cuantas sean de buena reputación, virtuosas y dignas de alabanza’. (Filipenses 4:8.)
Si se te hace difícil dormirte, procura imitar al fiel rey David, que dijo: “Cuando me he acordado de ti sobre mi canapé, durante las vigilias de la noche medito en ti”. (Salmo 63:6.) El que uno se obligue a meditar en Dios y en sus cualidades suele frenar el impulso. El salmista dijo: “Oh amadores de Jehová, odien lo que es malo”. (Salmo 97:10.) No resulta fácil odiar una práctica que proporciona placer carnal momentáneo, pero piensa en cómo ve Dios ese hábito impuro. No obstante, también es necesario...
Tomar medidas preventivas
El escritor inspirado dijo: “Sagaz es el que ha visto la calamidad y procede a ocultarse, pero los inexpertos han pasado adelante y tienen que sufrir la pena”. (Proverbios 22:3.) El término hebreo original que en este contexto se traduce “sagaz” significa “agudeza, ingenio o entendimiento”. Una persona con esas aptitudes es previsora y sabe qué cosas podrían empeorar una situación. Por lo tanto, si sabes que ciertas actividades, vestimenta o alimento te han estimulado sexualmente, evítalas. Evita a toda costa cualquier lectura, programas de televisión o películas de contenido sensual. No entretengas tu vista en ellas. El salmista dijo: “Haz que mis ojos pasen adelante para que no vean lo que es inútil”. (Salmo 119:37.) Las imágenes sensuales se fijan en la mente y a menudo reaparecen cuando estás solo.
Hay ocasiones en las que, por estar emocionalmente herido o afectado, tal vez deprimido, se hace muy necesario que uno dé pasos para ‘ocultarse’ de futuros problemas. A este respecto, Proverbios 24:10 dice: “¿Te has mostrado desanimado en el día de la angustia? Tu poder será escaso”. Si uno sabe que en esas ocasiones el poder de resistir la tentación será menor o “escaso”, debe hacer lo posible por arreglar sus asuntos para evitar estar solo durante largo tiempo. Prepárate un calendario apretado de actividades edificantes que ocupen tu mente en tareas sugestivas de modo que quede en ella poco lugar para dejarse atraer por pensamientos inmorales. Además, debes estar especialmente atento a aquellas cosas que permites que entren en tu mente. La mujer cuyo deseo sexual se intensifique durante ciertos días del mes también deberá ejercer buen juicio a fin de hacer frente a ese problema.
Si bien es cierto que poner en práctica estas sugerencias puede servir de ayuda, la mayoría de los que han logrado vencer este mal hábito concuerdan en que la verdadera solución tiene su raíz en una fuerte ofensiva espiritual.
Ofensiva espiritual
Un hombre de veintisiete años de edad que había batallado con el problema desde los once años pudo, por fin, sobreponerse al hábito. ¿Cómo? En primer lugar, puso especial cuidado en evitar la pornografía. Dijo: “Luego, fue asunto de pasar a la ofensiva por medio de emplear todos mis recursos espirituales. Leía, por lo menos, dos capítulos diarios de la Biblia, sin excepción”. Por tres años ha estado haciéndolo sin fallar.
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