Hay situaciones difíciles, no cabe duda, pero no pienses que se trata de ella o tú, sino que más bien de las dos sí, o bien; o las dos no, o mal.
Tú has considerado que por tu situación económica, etc., vives con tu madre; entonces tienes que aceptar esa situación con esos inconvenientes (no te quepa la menor duda de que otra situación, tendría otros), y para aceptarla tienes que verle un sentido, tienes que enfocarla bien, no hacia tu mero bienestar, como estar a gusto, etc., sino que lo que te recomiendo es cambiar este enfoque que puede estar por defecto, y hacer el esfuerzo de no vivir para ti misma, pensar en el bien de verdad que puedes hacer en tu vida, y también enfocar en este sentido la situación pensando en el bien de verdad de todos los implicados, siempre con conducta buena en sí misma.
Entonces, en lo concreto, te recomiendo hacerte el propósito (mejor en la oración, por supuesto que estando en gracia de Dios), de actuar y responder siempre de forma correcta (si pierdes los nervios, no lo des todo por perdido, sino que vuelves a tu buen comportamiento en cuanto te des cuenta), descartando lo malo como insultos, etc. (tampoco te recomiendo comenzar por las recriminaciones; y solo hacer si acaso correcciones con mucho tiento, siempre sabiendo que a las mejoras tiene que acompañar el interior, como ahora te digo; si tú por ejemplo le dices meramente a alguien que cambie algo, pero ese algo implica su vanidad que la esclaviza, seguramente se verá inclinada a rechazar esa indicación; por eso que los cambios tienen que ser sobre todo en el interior, y para superar la vanidad claro que nada mejor que el amor de verdad, que es lo único que puede hacer que la vanidad, por ejemplo, se vaya controlando y superando, con la gracia de Dios).
Como segundo factor o factor más importante, es el interior. En este sentido tienes que hacer el esfuerzo de depurar o rectificar tu intención tanto en tu vida en general, como ante esta situación.
Piensa también que cuanto mejor actúes, independientemente de los resultados, mejor educarás a tus hijos (los hijos en su educación captan lo que es real, no las meras apariencias; y si tú eres capaz de que mande tu amor, tu deseo de hacer el bien, pues eso captarán para vivirlo en su vida).
Que tú mejores no quiere decir que ciertas cosas vayan a cambiar, pero sí mejorarán, o al menos no empeorarán, y tú lo verás de otra manera, etc.
No veas el comportamiento de tu madre en función de ti misma, de tus meros intereses, sino que mira el comportamiento de tu madre por ella misma, procurando que tenga una vida con sentido, bien encaminada (dándole tú ejemplo de ello; piensa que las cosas no mejoran en la superficie, sino que en cuanto al comportamiento, sobre todo en el interior).
Nunca hagas, por supuesto, nada que en conciencia no quieras hacer, aunque tuvieras que presenciar un ataque de nervios (al no ver por ejemplo una persona satisfecha su vanidad); nuevamente aquí lo que actúa realmente es lo bueno de verdad, y no las apariencias de vanas complacencias, etc.