Bajo mi punto de vista, el retrato es una de las disciplinas más abstractas dentro de la fotografía. Hay un abanico muy amplio de objetivos de cámara para utilizar, y una disposición de iluminación que hace que puedas disparar muchísimas fotos a la persona retratada y conseguir efectos muy diferentes, y eso solo teniendo en cuenta esas dos variables. Si añadimos los elementos que pueden entrar en juego, la puesta en escena, interacción con el entorno, la postproducción… se convierte en algo creativo y artístico al 100%, gracias a lo cual podemos ver retratos que simplemente parecen magia, pero que en la práctica llevan un buen rato de pensar y ejecutar la imagen, y editarla posteriormente para que lo imaginado se vuelva real.
Por otra parte, si te refieres a retratos de imagen corporativa por ejemplo, el abanico es mucho más cerrado, eso también es cierto.