Sólo hay un modo correcto de salir de casa con el perro cuando se va a pasear. En primer lugar no debes dejar que él controle la actividad que van a hacer juntos. No debes ponerle la correa hasta que no esté en un estado tranquilo. Una vez que se muestre tranquilo debes ponerle la correa y acercarte a la puerta. No permitas que se sobreexcite antes de salir a la calle. A continuación abrirás la puerta y tú debes ser siempre el que salga primero.
Cuando salga a la calle debes asegurarte de que va a tu lado o detrás de ti y tampoco debes dejar que se detenga a olisquear nada hasta que tú lo digas.
El paseo es el mejor modo para establecer vínculos entre perro y humano y es la ocasión que tienes para establecer tu liderazgo.
Debes llevar la correa con firmeza pero a la vez con el brazo relajado y no debes olvidar estar completamente tranquilo, ya que a través de la correa le estás proyectando tu energía al perro.
Cuando lleves un rato con ese ritmo y hayas conseguido caminar sin interrupciones, dejarás al perro ir delante de ti, pero por solo unos minutos. Deberás reducir la tensión de la correa y dejarás que haga sus necesidades, que olisquee o lo que le apetezca hacer.
A parte de andar con él, también puedes ir a patinar, a los perros les encanta correr con sus amos y de este modo también se cansan antes y la sesión del paseo será más corta (viene bien para cuando no se tiene mucho tiempo) también nadar en la piscina o playa, carrera de obstáculos, etc...
Tras cualquiera de estas sesiones de ejercicio diario, el perro estará agotado y dispuesto a permanecer tranquilo durante el resto del día. Por lo tanto, no hará destrozos en casa, pues ya su exceso de energía ha sido eliminado por completo.
Recuerda que un perro cansado es un perro feliz.