Los intercambios de pareja no son en sí mismos perjudiciales, aunque aparejan los riesgos de cualquier tipo de contacto sexual si no se toman las precauciones adecuadas. Las parejas que tienen experiencia en ellos tienen opiniones diversas: para algunas fue algo agradable y diferente -una infidelidad consentida-, para otras una mala experiencia y fuente de celos, para otras algo sin trascendencia. Lo cierto es que las parejas que deseen intentarlo deben tener una comunicación sexual franca y abierta y si alguno de los integrantes tiene reservas es mejor no hacerlo; pues la experiencia puede convertirse en una fuente de celos y malos recuerdos para los dos. Si la pareja no tiene un nivel de comunicación sexual adecuado y se conocen y respetan los gustos sexuales del cónyuge o la cónyuge lo mejor es que no lo intenten o que vayan muy lentamente hasta alcanzar ese buen nivel de comunicación.