Una bacteria (cualquier organismo unicelular) se divide cuando ha terminado su crecimiento. Supongamos que una bacteria lo ha hecho alcanzando un volumen 4 micrómetros cúbicos, se dividirá en dos bacterias de 2 micrómetros cúbicos. Cada una de ellas crecerá obteniendo materia (nutrientes) de su ambiente, que absorbe por su superficie. Cuando hayan alcanzado a su vez los 4 µm3, se partirán, y así tendremos 4 bacterias. El crecimiento poblacional producirá, a partir de una primera bacteria, 2 elevado a la n bacterias, donde n es el número de generaciones. Ese proceso terminará por frenarse por dos razones. La primera, que para crecer las bacterias tienen que absorber nutrientes de su ambiente, y estos son limitados. La segunda, que las bacterias excretan, como nosotros, las sustancias tóxicas que se producen en su funcionamiento, envenenando así su ambiente. Por ejemplo, si entran determinadas bacterias en una botella de leche antes de cerrarla, la leche se pudrirá, pero su masa total no va a crecer; lo que aumenta la masa de bacterias se pierde de otras cosas; y el ambiente dentro se volverá hostil mucho antes de que toda la materia orgánica haya sido asimilada por las bacterias. Por otro lado, decir «las bacterias» es como decir «los animales», no es como decir «las gallinas»; el hecho de que haya animales capaces de vivir a baja temperatura y en la oscuridad en fondo oceánicos profundos, no quiere decir que una vaca vaya a sobrevivir mucho tiempo allí; algunas bacterias se desarrollan en ambientes extremos, otras no.