No cuestiono que tenga dudas, eso es lícito y comprensible, pero sí su suposición acerca de cómo deberían ser las cosas.
Por su escrito, se entiende que opina que la compañía debería haber detectado que usted constaba en dos pólizas y de alguna manera notificárselo porque cómo usted dice claramente, se está cobrando dos veces por lo mismo, dando a entender con ello que se está produciendo un enriquecimiento indebido.
Es obvio que usted no ha considerado o desconoce de una parte, los derechos de cualquier particular, entre los que se cuentan los suyos, y de otra parte, los deberes de toda entidad que presta este tipo de servicios y tampoco tiene claro el concepto de la contraprestación por el que paga ni cómo se satisface. Tampoco está considerando la variedad de circunstancias ni la capacidad legal para intervenir en esas circunstancias que tiene una entidad, sea del sector que sea, ni en la decisión y vida privada de las personas.
No es lógico por su parte pues, poner en manos de la entidad la responsabilidad de los hechos que han llevado a la existencia de esta duplicidad, como tampoco es lógico dudar a priori, de que dicha duplicidad no conlleva en la misma medida una doble contraprestación.
Oviamente el sepelio es un acto único por lo que pagar dos veces por el mismo servicio parece inducir a una pérdida de capital. Sería cierto si el concepto se redujera al servicio en sí, pero como muy bien le explica Carballada, lo que se contrata es un capital que se reparte y se liquida tal como le explica.
Las entidades, ya sean privadas, de este sector u otro, ya sean la administración pública, no pueden ser responsables de las acciones individuales de sus usuarios cuando estas acciones, pudieran tener una interpretación aparentemente contradictoria, incluso si en ella existiera perjuicio para el interesado, cuando fuera potestad del interesado evitar dicho perjuicio especialmente cuando es el propio interesado quien lo provoca. Lo que sí deben hacer las entidades es revelar toda la información que les soliciten las personas autorizadas y ser transparentes (no ocultando información sino clarificando) por lo que deben guardar y respetar no solo los derechos de los ciudadanos sino también su privacidad y libertad.
Lo que usted plantea, sin duda desde la mejor intención con toda ingenuidad, responde a un modelo de estado proteccionista con todo lo que ello implica. En una sociedad libre, este tipo de orden solo es propio de la unidad familiar. En ese ámbito, sí que caben el tipo de explicaciones que usted está exponiendo, que responderían a lo que es una conversación típica familiar que podrían incluir expresiones como "¿Contratamos un seguro de decesos?, o ¿porqué has contratado un seguro sin decírmelo? o ¿a quién incluimos en la póliza? o ¿cómo lo pagamos? o cuestiones por el estilo". Es usted y su familia quienes deben ponerse de acuerdo, hablando, para saber lo que contratan, quien y porqué y saber, mínimamente en qué consiste. Lo que se haga fuera de este consenso, el sistema lo asimilará, pero no espere usted que el sistema actúe con el grado de consideración que le corresponde a usted por velar por sus intereses.
De todas forma y dicho esto, el sistema no está pensado para engañarle ni aprovecharse de su desconocimiento, aunque haya quien así lo entienda y así lo practique, si el sistema se sustenta es porque hay en él una base justa. Por eso, a pesar de ser imperfecto, de que pueda haber productos que sí son una estafa encubierta, el sistema a pesar de todo, no es tan corrupto ni inocente como se puede uno figurar, y al final, sigue ofreciendo la mejor garantía que pueda usted obtener. Aunque, como todo en la vida, dependiendo de cómo se use tal será su resultado.
Hay tres formas extremas de encarar toda cuestión.
Una, es pensar que todo cuanto existe está pensado para ser puesto a mi disposición, para servirme y cuando no lo haga, buscar en ello una ilegalidad o engaño. Personas de buena fe actúan así porque su vehemencia les lleva a pensar que en el mundo impera la misma buena fe que hay en ellos. De hecho, diría que todos guardamos este pensamiento en mayor o menor medida pero no hay que dejarse llevar por él totalmente.
Otra, es pensar que el mundo se sustenta por el egoísmo, por cuanto todo cuanto existe no es más que fruto de ese egoísmo y como nada existía antes del hombre, todo es un engaño montado para ver quien saca mayor partido de él. Ante lo cual, o bien te apuntas, o bien te haces víctima. Es la visión necesaria y adecuada para poder operar sin escrúpulos.
Una tercera forma es preguntarse porqué las cosas son como son. Quien de buena voluntad (no siendo un cretino) se hace esta pregunta, suele aprender y comprender, y luego decide. Esto hace quien tiene criterio propio y sentido de la imparcialidad, y a pesar de tener intereses como todo el mundo, tiene sentido de justicia y voluntad para cumplirla al margen de cómo aparenten ser las cosas.
Lo habitual es usar estos comportamientos de forma alternada o combinada, no se es egoísta en todo ni del todo, ni tampoco ingenuo en todo o del todo, siempre hay un punto para cada situación. De ese punto depende la vida de cada uno.