Me alegro de lo que dices. Y por lo que preguntas acerca de las clases de inglés, aquí hay que hacer un discernimiento, para el que no hay que apresurarse, por supuesto que después de descartar todo lo que pudiera ser malo en sí mismo (que no es el caso en el asunto de las clases de inglés en sí); por supuesto que descartar todo lo que pudiera suponer de forma insalvable una mala influencia para el niño (ver la idoneidad de profesores, etc.), o bien que pudiera suponer una influencia inadecuada, aún sin ser mala en sí. Entonces suponiendo todo esto descartado, queda un poco la parte más difícil en cuanto a discernimiento. Para ello, te recomiendo siempre tener claro un óptimo objetivo, todo tiene que estar dirigido o encaminado hacia Dios, todo tiene que estar dirigido por la virtud excelsa, eminentísima, y divina, de la caridad, del amor de verdad. Por supuesto que esto tiene que guiar tanto la vida de los padres, incluyendo la educación que brinden al niño; y ayudarle al niño a guiarse por ella en todo, a tenerla como horizonte en todo lo que haga, ya sean estudios, ya sea la relación con sus compañeros de colegio, incluyendo cuando surja alguna discrepancia, etc. Siempre hay que ayudarla a guiarse por el bien de verdad y en ningún caso por el orgullo herido, etc. (hay que referirlo todo a Dios, y no a uno mismo, ya que si uno lo refiere a uno mismo, ni siquiera lo refiere a su bien de verdad, sino que a su vana complacencia, a sus intereses desordenados, etc., lo cual en ningún caso le viene bien; si uno lo refiere todo a Dios, entonces se conserva el orden, y es bueno de verdad para todos; uno realmente crece cuando se vence en sus tendencias desordenadas que son consecuencia del pecado de Adán). Hay que tener en cuenta que la soberbia, tendencia muy dañina a todas las edades, es el primer pecado que aparece (y seguramente el último en desaparecer, o más bien el último en poder tenerlo a raya y controlado; fíjate que en el Libro de Tobías, Tobías le recomienda a su hijo Tobías que el orgullo o la soberbia nunca guíe sus pensamientos y sus acciones; no le dice que lo elimine de una vez para siempre ya que seguramente esto es imposible, al menos como tentación, y hay que luchar con ello mientras dure esta vida terrena).
Por supuesto que el niño necesita una autoridad .Este es el orden querido por Dios. Tampoco se le pueden plantear cuestiones impropias de su edad, aunque se puede pedir su opinión, etc.. pero tampoco se trata creo yo en este caso de sentarse en un momento a hablar; quizá desde luego que no en una situación en el que el niño se pueda sentir presionado, más que preguntado, etc. (si los padres ya han decidido, no se le puede plantear al niño como pregunta; las preguntas no pueden ser induciéndole a que conteste lo que uno quiere; si se le pregunta algo que sea queriendo una respuesta libre; también en muchas ocasiones no se trata de preguntar, sino de observar). A veces en una cuestión que no es mala en sí, se puede ir viendo, y Dios ya irá diciendo. A veces tampoco hay que tomar una decisión muy forzada, sino que depurar la intención y ya los acontecimientos irán poniendo las cosas en su sitio. Por supuesto que esto te lo digo como referencia, ya que también hay que tener en cuenta costes, etc., si ya se ve la interferencia en otros asuntos más importantes claramente, etc.
No cabe duda de que si el niño va a disgusto sería un dato a tener en cuenta. Y creo que no debería forzarse; sí se le puede hacer ver que a veces hay que esforzarse por lo bueno, y no sencillamente dejarse llevar. Pero si el niño no quiere, y no hace falta tampoco indagar con palabras el motivo, ya que los motivos en muchas ocasiones son múltiples, y no todo puede reducirse a palabras. Tampoco conviene todo ser comentado, ya que en ocasiones lo que se comenta se aumenta; por supuesto que a veces hay que intentar que conteste también para que reste importancia a algo al desvelarlo, etc.; como siempre, nada puede suplir la auténtica buena intención del que pregunta, que se dirige al bien, y que sabe que lo bueno funciona, y lo malo no.
Por supuesto que el niño tiene que estar en gracia de Dios, y hacer todo lo mandado por la Iglesia para su edad. Y recibir una educación en la Doctrina Católica, que es una auténtica maravilla. Te recomiendo leer el Catecismo de la Iglesia Católica, comenzando si quieres por la tercer parte, que quizá sea la parte más práctica (aunque todo lleva a la práctica), la Vida en Cristo, e ir enseñándole cosas.
Releyendo tu pregunta: no se trata de hacer todos los cambios a la vez (como te dije, de lo que no sea malo en sí), sino que te recomiendo ir dejándole que sea él el responsable, y ver cómo va actuando. A lo mejor tienes que exponerte a que un día llegue a un examen sin saberse la lección, o sin haber hecho los deberes. Depende del caso.
Quizá no hagas un cambio muy brusco, en el que no le dé tiempo a reaccionar. Puedes un día preguntarle, sin más (esto como mero ejemplo): si quieres luego te tomo la lección, para que veas si te la sabes (no pretendiendo que ya se la sepa, porque entonces esto sobraría, sino que al intentar ver lo que uno sabe, esto puede ayudar a fijar el contenido, si luego se mira, o se le dice, etc.); o se le anima a escribir para que vea si lo sabe, o si tiene que repasar.
También se puede crear un ambiente de estudio y de trabajo. Como decir: ahora hasta las tantas horas, tengo que leer tal cosa; si quieres haces los deberes, y luego vamos a tal hora al parque, etc. Y vas viendo lo que hace, etc., sin que se note. No te desesperes, por supuesto que a la primera. Si se trata de 1 hora por ejemplo, es mejor que pierda la hora, que no que pierda la vida. Con afecto, se le podría decir: a ver dónde tienes los deberes, o lo que tienes que estudiar. Y le puedes decir: mira, aquí tienes un sitio donde puedes hacer los deberes. Puede ser en la misma estancia en donde tú estés. Y darle algo de ánimo si lo necesita: mira, haz lo que puedas en media hora, o en una hora. Ya verás que te lo quitas de enmedio y puede ser mejor. Luego le puedes preguntar sobre la materia que estudió, etc., sin presionar.
Tener un profundo respeto por el niño; no forzarle con preguntas, etc., además de que las respuestas ante una pregunta forzada siempre pueden tener un valor muy limitado, ya que puede tratarse de simples disculpas, de decir lo que notan que se quiere oír, de decir algo para salir del paso, etc., consiguiéndose en muchas ocasiones que el niño doblegue de manera insana su voluntad, lo cual es negativo.
Por supuesto que ejercitando la autoridad que es necesaria para cumplir con la obligación de educarlo, cuidarlo, y guiarlo. Todo con buena guía y con conducta siempre buena en sí misma.
Por cierto, aunque en otro orden de cosas, te diré que en algún trabajo se ha relacionado hiperactividad, que no digo que tu hijo lo tenga en absoluto pareciéndome más bien que no hay ningún dato para pensar en eso, con tóxicos domésticos (como limpiadores, desinfectantes, etc.), por lo que te recomiendo evitarlos.
Sigo leyendo tu pregunta, y veo que la interrupción tiene lugar precisamente en clase de inglés. Bueno, pues podrías preguntar por cómo lo están tratando, etc., y si ves que esto no mejora, o no ves receptividad alguna, retirarlo de la clase lo antes posible (al fin es algo totalmente accesorio; y me imagino que habrá donde elegir clases de inglés para el niño, si luego se quisieran). No se trata de echarle la culpa al niño, o de castigarlo de cualquier manera. En cualquier caso, si el niño no está cómodo yendo, en este caso, me inclinaría hacia retirarlo de la clase, como algo un poco intrascendente. Por supuesto que con las personas de la academia siempre con conducta buena en sí misma, etc. Es entendible que si el niño no aprovecha para aprender inglés, pues se abandone esa actividad. Al niño se le puede decir que si allí no está cómodo, de momento no va, que ya se verá; o que así aprovecha para hacer otras cosas, y también descansar, etc.
Te dejo lo anterior para tu consideración.