I. Hola joven, muchísimas gracias por apreciar la información. Debes seguir haciendo un esfuerzo para seguir venciendo. En mi búsqueda de información sobre autolesionarse encontré lo siguiente.
“Un mecanismo de control de la tensión”
Para quienes no estén familiarizados con este trastorno, la autolesión puede parecer un intento de suicidio. Pero por lo general no se trata de eso. “En realidad, estos jóvenes solo intentan poner fin a su dolor, no a sus vidas”, escribe Sabrina Solin Weill, editora ejecutiva de una revista para adolescentes. De ahí que cierta obra de consulta denomine a esta práctica “una estrategia de ‘supervivencia’ y no una manera de escapar de los problemas”. También la llama “un mecanismo de control de la tensión”. ¿Qué tipo de tensión?
Se ha descubierto que muchos jóvenes que se lastiman deliberadamente han sufrido algún trauma durante su infancia, debido tal vez a los abusos o al abandono. En otros casos, el factor desencadenante son las dificultades familiares o el alcoholismo de uno de los padres. En ocasiones, el problema también puede deberse a un desequilibrio mental.
Pero estas no son las únicas causas. A Sara, por ejemplo, la dominaba lo que ella misma describe como un feroz perfeccionismo. Aunque había cometido varios errores graves y había recibido la ayuda en su congregación religiosa, se atormentaba por sus faltas diarias. “Creía que tenía que ser estricta conmigo misma —explica—. Y lastimarme era una manera de disciplinarme. Mi ‘disciplina’ abarcaba arrancarme el pelo, cortarme las muñecas y los brazos, golpearme, causarme fuertes moretones e imponerme castigos como meter la mano en agua muy caliente, quedarme en la calle sin abrigo un día de mucho frío o pasar un día entero sin comer.” En el caso de Sara, su comportamiento autoagresivo manifestaba el profundo odio que sentía hacia sí misma. “Aun cuando me daba cuenta de que Jehová había perdonado mis errores —cuenta—, yo no quería que lo hiciera. Me odiaba tanto que pensaba que merecía sufrir. Sabía que Jehová nunca concebiría un lugar de tormento como el infierno de la cristiandad, pero deseaba que inventara uno solo para mí.”
Entre otras cosas que puedes hacer, para ir consiguiendo vencer el problema, es tener alguien de mucha confianza con quien hablar de la situación, alguien que no te juzgue ni condene. Te felicito por haberlo dicho aquí y veo que tienes apoyo muy bueno. Como te dije antes, debes darle atención a tu salud espiritual, la necesidad de tener a Dios como la mejor ayuda y por otro lado, a veces se necesita otro tipo de ayuda. Jesús reconoció que “los que se hallan mal” ciertamente “necesitan médico” (Marcos 2:17). En muchos casos, tal vez tengas que recurrir a un profesional competente para determinar si la práctica de autoagredirte esconde otro tipo de trastorno, y entonces recetar un tratamiento.
Ten la seguridad de que puedes aprender a sobrellevar los problemas de formas más productivas que lastimándote. Haz la misma petición que el salmista: “Fija mis propios pasos sólidamente en tu dicho, y no se enseñoree dominantemente de mí ninguna clase de cosa perjudicial” (Salmo 119:133). Quiero recomendarte de nuevo entrar en esa página jw, org, me gusta mucho por toda la ayuda que ofrecen de manera gratuita y desinteresada, hasta puedes solicitar un curso bíblico sin compromisos. Yo lo he hecho junto con mi esposa. Cuando consigas librarte de las garras de esa práctica, sin duda te sentirás satisfecha de ti misma y recuperarás tu amor propio.
Excelente¡¡ - Irene Tarot