I. Hola amiga Saidy, en la relación de pareja debe primar el sentido de compromiso. Por favor, si tienes una Biblia, ten la bondad de buscar las citas bíblicas que aparecen en este mensaje. Este artículo me gustó mucho y siempre he tratado de esforzarme por hacer eso en mi matrimonio de 22 años.
¿Qué es el sentido de compromiso? Muchos lo definirían como el sentido del deber que los mantiene unidos. Por poner un ejemplo, una pareja tal vez decida permanecer junta para no perjudicar a sus hijos, o porque sabe que ha contraído un compromiso ante Dios, el fundador del matrimonio. Sin duda, motivos como esos son encomiables y pueden contribuir a que la relación supere tiempos difíciles. Pero si los dos quieren ser realmente felices, debe unirlos algo más que una simple obligación.
Cuando Jehová Dios instituyó el matrimonio, se propuso que este brindara felicidad y profunda satisfacción a los casados. Por ejemplo, él quiere que el esposo ‘se regocije con su esposa’, que la ame profundamente y la haga sentirse amada. También espera que la mujer sienta ese mismo amor por su esposo (Proverbios 5:18; Efesios 5:28). Para que los cónyuges lleguen a estar así de unidos se requiere que ambos aprendan a confiar el uno en el otro y se esfuercen por cultivar una amistad para toda la vida. De esta forma, su sentido del compromiso se hace más fuerte. Y entonces su relación se vuelve tan estrecha que la Biblia dice que son —metafóricamente hablando— “una sola carne” (Mateo 19:5).
Podríamos comparar el sentido del compromiso a la mezcla que mantiene firmemente unidos los ladrillos de una casa. Para crear dicha mezcla hay que combinar varios materiales, como arena, cemento y agua. Del mismo modo, el compromiso en el matrimonio está formado por varios componentes, como el sentido del deber, la confianza y la amistad, el amor y el respeto mutuos. Ahora bien, ¿qué puede debilitar ese vínculo?
Actitudes que pueden debilitarlo
El compromiso exige esfuerzo y espíritu de sacrificio. Hay que estar dispuesto a dejar a un lado las preferencias personales para complacer al otro. Desde luego, hoy día son pocos los que ceden a los deseos de alguien sin esperar nada a cambio. Algunos hasta lo consideran totalmente inadmisible. Lo habitual es preguntarse: “¿Y qué gano yo con eso?”. Pero piensa: ¿Cuántas personas egoístas conoces que tengan un matrimonio realmente feliz? Seguramente muy pocas, por no decir ninguna. ¿Y por qué? Porque quienes solo piensan en sí mismos no suelen permanecer con su pareja cuando es necesario sacrificarse, especialmente si creen que las pequeñas concesiones que quizás deban hacer no les reportarán beneficios inmediatos. No importa cuánto romanticismo hubiera al principio: si no hay verdadero compromiso, el amor terminará enfriándose.
La Biblia es realista y reconoce que estar casado supone mucho esfuerzo. Señala que “el hombre casado se inquieta por las cosas del mundo, en cuanto a cómo ganar la aprobación de su esposa” y que “la mujer casada se inquieta por las cosas del mundo, en cuanto a cómo ganar la aprobación de su esposo” (1 Corintios 7:33, 34). Por desgracia, aunque estemos dispuestos a hacer sacrificios, no siempre somos capaces de comprender las preocupaciones de nuestra pareja o de valorar lo que hace por nosotros. Si los cónyuges no se demuestran cuánto se aprecian, es muy probable que sufran mayor “tribulación en la carne” (1 Corintios 7:28). Tal como les ha sucedido a ustedes. ¿Verdad?
Para que su matrimonio supere los malos momentos y se fortalezca durante los buenos, es vital que ambos vean su relación como algo duradero. ¿Cómo pueden ustedes adoptar ese punto de vista y ayudarse mutuamente? Pues dedicando tiempo a analizar los principios de la Biblia que rigen una relación de pareja. Eso es lo que hemos hecho mi esposa y yo. ¿Te gustaría saber más? Pues me dejas saber.