Luisa.
Ya ha pasado un tiempo prudencial (que como has visto, ha puesto todas nuestras vidas y esperanzas "patas arriba", dejando horribles heridas en millares de familias, y por desgracia nos marcará para siempre con cicatrices en lo más profundo del alma. Espero equivocarme, pero, un trauma tan inesperado y cruel, va a acarrear muchas patologías mentales en todo el rango de edades, que si no se canalizan de forma adecuada, estallaran en forma de reacciones violentas en las familias, parejas,... y si además surge una nueva crisis económica con pérdida de puestos de trabajo, desaucios, etc, será la oportunidad de muchos grupos radicales para fomentar el odio y todo lo que ya conocemos...).
Pero bueno, a mí lo que me interesa y me preocupa es conocer cómo has afrontado todo este tiempo, y si has conseguido salir indemne de este terremoto. Porque, pese a resultar dos personas desconocidas, cuando leí tu primer mensaje, me quedé de piedra al comprender que el corazón y el espíritu humano esconden secretos incomprensibles capaces de desconcertar al más razonable y escéptico de los cerebros. En tus palabras se estaba reflejando una imagen tan reconocible y familiar para mí, que la empatía surgió como si mi propia hermana de sangre estuviese compartiendo recuerdos comunes y emociones de sobra conocidas por experiencia.
Espero que mi mensaje no te resulte inoportuno o molesto. Pero no he podido esperar más y siento necesidad de recibir buenas noticias de una perfecta desconocida que me resulta tan cercana emocionalmente, y que me inspira sentimientos fraternales de gran ternura.
Por eso quiero imaginarme que la vida, pese a tan adversas circunstancias, te ha mostrado su lado amable y conciliador para ayudarte a recuperar la confianza, la esperanza, la ilusión,. los colores.. la risa y la sonrisa.
Porque sé que te lo mereces, todos lo merecemos, pero ahora es tu turno.
Ojalá que puedas leer este mensaje y puedas compartir tus alegrías o preocupaciones con total libertad, sin ningún tipo de miedo o prejuicio.
Hubiese preferido no desvelar lo duras y frustrantes que han resultado mis últimas experiencias vitales, porque las circunstancias no siempre son ideales para nadie. Y mi trabajo ha conseguido doblegarme como a una cuartilla de papel. Trabajo en la Sanidad Pública, y con eso ya te lo digo todo. Ahora me encuentro recuperándome del agotamiento sicológico y de la presión.
Como ves, la vida no es un camino fácil para nadie, pero para eso estamos los seres humanos, porque con un mínimo de empatía, buen corazón y amor, podemos compartir todo y hacernos la existencia mucho más llevadera.
Mi deseo de hoy te lo brindo a tí, y consiste en que, en lo que queda de día, la vida te dé la oportunidad para esbozar una sonrisa que sea capaz de iluminarte el día y el resto de la noche auyentando a cualquier fantasma que se atreva a incordiarte.