Sistemas de calentamiento con aceite térmico
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En la industria actual, existen muchos procesos en los cuales el aporte calorífico no es posible realizarlo por medio de un sistema directo y debe recurrirse a sistemas de calentamiento con aceite térmico. Esto sucede cuando el material a calentar es inflamable, cuando es posible causar una descomposición térmica del mismo o el número de puntos de consumo es considerable, o bien cuando es necesario lograr un calentamiento regular a elevada temperatura.
Una sustancia que deba ser usada como portadora de calor, deberá satisfacer inicialmente las siguientes condiciones:
Ser barata y de fácil obtención
Buena estabilidad térmica
No debe atacar a los materiales de construcción del sistema
Baja volatilidad
Buenas propiedades de transferencia de calor
Bajo punto de solidificación y baja viscosidad
El agente transmisor de calor con las propiedades caloríficas más favorables es el agua, ya que permite transmitir grandes cantidades de calor hasta 100 º C sin presión y el precio del producto en sí no es elevado y es de fácil obtención.
No obstante, el aumento de temperaturas impone condiciones considerables a las instalaciones y a los materiales. A 180 º C, el agua desarrolla una presión de vapor de 10 bar, alcanzando 50 bar para una temperatura de 260 º C. Ello implica una serie de exigencias (obra civil, conductor de caldera) y riesgos inevitables. Por otro lado, los problemas de corrosión, mantenimiento y tratamiento de agua, son de todos conocidos. Todo ello hace que el sistema de calefacción indirecto por vapor se encuentre hoy en día en franca regresión.
Con los sistemas de calentamiento con aceite térmico es posible operar con presiones muy bajas, dentro de una gama de temperaturas hasta 350 º C. Los problemas de corrosión son inexistentes, y su bajo riesgo posibilita la ubicación de las calderas en las propias naves de trabajo sin necesidades de obra civil especial. Por otro lado, al trabajar siempre en fase líquida, sin cambios de estado durante el proceso, conlleva un ahorro energético importante en comparación con el tradicional y convencional circuito de vapor (pérdidas entálpicas de los condensados).
Según su origen y características, se distingue entre fluidos térmicos de tipo sintético y de tipo mineral. El primer grupo se halla formado por derivados del petróleo a los que se ha aditivado con el fin de conseguir una mejora en determinadas propiedades. Los aceites térmicos de tipo mineral son combinaciones de hidrocarburos también aditivados, siendo la diferencia básica entre ambos grupos el rango de temperaturas de trabajo, más elevado en los aceites térmicos de tipo sintético.
Los sistemas de calentamiento con aceite térmico son conceptualmente muy simples y han irrumpido con fuerza en todos los sectores y procesos industriales.
Ventajas de un sistema de calentamiento con aceite térmico
Los usos industriales de un sistema de aceite térmico aportan una multitud de ventajas:
Permiten sistemas de control del calor avanzados
Mejor rendimiento energético
Ahorro económico
Mayor flexibilidad y adaptación a las necesidades específicas y concretas de cada actividad industrial.
La tecnología del fluido térmico es capaz de funcionar con temperaturas muy elevadas, sin que ello requiera que necesiten altas presiones de trabajo para mantener estas temperaturas.
El aceite térmico evita los riesgos de formación de incrustaciones y corrosión, respecto a otros sistemas térmicos, proporcionando diferentes opciones de operaciones automáticas que pueden ayudar a conseguir la eficiencia óptima del sistema de calefacción, con un coste mínimo y unos elevados niveles de seguridad para su empresa.
Esto significa que el aceite térmico tiene muchas ventajas y beneficios, en cuanto a la eficacia y la seguridad respecto a otros sistemas de calentamiento de procesos.
Usos industriales del aceite térmico
Un sistema de calentamiento industrial con aceite térmico funciona mediante una cámara de combustión a través de un serpentín. El serpentín toma la energía de la combustión, mediante el sistema de aceite bombeado a bajas presiones que por él circula. El fluido térmico permite calentar los serpentines y transmitir, de este modo, el calor de forma indirecta a un consumidor, mediante un circuito hidráulico. A diferencia de una caldera de vapor, el proceso de calentamiento por aceite térmico no afecta a las carcasas del calentador, a la bobina helicoidal ni a la tubería, lo que implica que el proceso es mucho más seguro y que permite un mantenimiento más rápido y eficaz.