Las cosas como lo que citas de beber alcohol no mejoran meramente desde la superficie, sino que normalmente algo necesita mejorar en el interior, ya que de otro modo, si quedase el interior sin cambios, también se podría cambiar una conducta por otra quizá más inconveniente. Por eso que tampoco sirven, sino que pueden agravar la situación, las meras recriminaciones, etc.
Si tú quieres ayudar, yo te recomendaría esforzarte tú en lo que vendrá bien transmitir como ayuda; tener una vida con sentido, no vivir para ti mismo, sino que pensar en hacer el bien de verdad, aunque esto te suponga esfuerzo y renuncias; que tu deseo del bien esté por encima de intereses vanos o desordenados, propios o ajenos, como estar a gusto, meramente complacer, etc. Todo por supuesto que estando en gracia de Dios y cumpliendo los Mandamientos de Dios y de la Iglesia. Y a la hora de afrontar una situación, como la que citas, lo mismo, siempre con conducta exterior correcta, eliminando lo malo, y siempre guiándote por el bien de verdad de todos los implicados, no por la mera complacencia o por la mera satisfacción de ciertos intereses de una parte. Cuanto mejor actúes, cuanto más seas capaz de superarte a ti mismo, guiándote siempre por el bien de verdad, aunque tengas que queda humillado, etc., más eficaz serás, y sabrás que has hecho un bien; igualmente cuanto mejor actúes, menos necesidad tendrás de querer controlar el resultado, dejando ya este en manos de Dios. Tú procura permanentemente mejorar tu parte (te recomiendo la oración para ello), pidiéndole a Dios luz y fuerza para amar de verdad.
Ayuda a tu padre a tener una vida con sentido; y a tu madre lo mismo.
En el momento de la discusión por supuesto que ten siempre una conducta correcta con ambos (todo se nota), y piensa en el bien de verdad de todos. Quizá en otro momento puedas pedirle a tu padre que te ayude a algo, o que te enseñe algo, etc. La buena intención te irá guiando; y con tu madre, lo mismo. Tú haz tu parte; no te guíes por ser feliz tú, sino que aprovecha para hacer el bien (la auténtica felicidad consiste en estar con Dios, y hacer Su Sapientísima Voluntad).