Dado que no sois matrimonio, y dado que tenéis un hijo, te recomiendo lo siguiente, mientras no consultas el caso con un sacerdote católico: te instalas en otra estancia de la casa; en otra habitación si fuera posible; no busques comodidades; en cualquier sitio puedes poner una cama por la noche, y poner tus cosas en cualquier sitio, aunque sea en una alhacena. Te puede ayudar tu hijo, y le tendrá incluso gracia. Te organizas para tener cosas en común, y actividades al margen, evitando estropearlo todo por pequeñeces. Y, si así os pareciera, y si fuera Voluntad de Dios, si ambos estáis solteros, podríais vivir un noviazgo o preparación al matrimonio, como Dios manda. Piensa que en la situación que describes no es extraño que la cosa no haya funcionado, ya que el amor hay que cuidarlo, para que no se desvíe hacia el egoísmo, y como ves no funciona el hacer las cosas de cualquier manera; si se quiere formar una familia hay que comenzar por el matrimonio. Te recomiendo no vivir para ti misma, sino que encaminar la vida hacia hacer todo el bien de verdad que puedas; ayudando a todos a lo mismo, por supuesto que con la gracia de Dios, para lo que te recomiendo acudir a la Confesión Sacramental, una vez decidida a suspender la convivencia como hasta ahora, ya que antes no es posible.