Anónimo
Soy un fracaso en los estudios y temo por mi futuro
Estoy muy disconforme con mi desempeño en la universidad. Después de un año de estar cursando regularmente no he aprobado ninguna materia a la que me apunté. Puedo poner de excusa mi trabajo, ya que es algo desgastante y termino muy cansado, pero creo que va más allá de eso, y soy muy autoexigente con las metas. Me presiono mucho y me siento algo depresivo con esta cuestión. Ya con 26 años, casi 27, no encontré un camino. Me comparo con conocidos que ya con mi edad han terminado sus respectivas carreras y eso me llena de tristeza y de odio. Esto me tiene mal, soy muy infeliz con la vida que tengo y temo que mi vida no tendrá un rumbo.
2 respuestas
Lo que tienes es una "depresión de caballo"... ten ánimo que esta vida "son dos días" y hay que aprovecharlo. Busca la manera de salir de ese bucle perjudicial.
Hay vida mas allá de la Universidad... pone en la ficha que resides en Argentina. ¿Es que no hay como aquí en España estudios de "Formación Profesional"..
En algunas carreras, aquí hay saturación y muchos jóvenes han optado por dichos estudios, eligiendo, claro está, la especialidad que les agrada y se sienten a gusto, que no desmerecen en absoluto los estudios universitarios y han encontrado colocación. Muchos incluso, antes que si hubiesen concluido la Universidad y con buenos sueldos, no vayas a creer.
Tu vida tiene que tener un rumbo, pero un rumbo bueno, ya que ya ves que no te sirve el de meramente querer terminar tu carrera, y obtener un puesto conforme a tus intereses. Lo que te recomiendo es un rumbo más generoso, y mejor, el cual te sirve en cualquier situación, y desde ahora mismo. No vivas para ti mismo, sino que piensa en aportar todo el bien que puedas con tu vida, y míralo todo según esta perspectiva, incluidas las circunstancias que hoy en día te disgustan. Míralo todo según Dios, en Dios, y para Dios; y no según tus meros intereses temporales y materiales. Ten claro el rumbo, el objetivo principal, lo cual no está en contra de plantearse ciertos objetivos intermedios, siempre en esta línea, y por tanto, supeditados a ella, como podrían ser unos estudios, un trabajo, etc., pero siempre sin engaños; el recto objetivo principal también ayudará a no obsesionarse con resultado alguno, ya que uno no se guía por propios intereses meramente, sino que por el bien, y siempre es posible trabajar por el bien; y también hay que tener la humildad suficiente para saber que lo que uno pensó que sería bueno, encaminándose a ello por este motivo, no necesariamente lo es ya que hay muchos factores que uno puede desconocer al respecto.