Para que se pueda transmitir el VIH, se tienen que dar tres circunstancias de forma simultánea: 1. Persona con VIH y con carga viral detectable. 2. Cantidad perceptible y evidente de fluido infeccioso reciente. 3. Puerta de entrada: mucosas (relaciones sexuales) o herida abierta y profunda (compartir jeringuillas).
El VIH no se puede adquirir de manera accidental en situaciones de la vida cotidiana. Los fluidos con capacidad para transmitir el VIH son: sangre, semen, fluidos vaginales y la leche materna en el caso de los lactantes. Los demás fluidos del organismo, no tienen capacidad infecciosa: orina, saliva, lágrimas, sudor, mucosidades, heces (siempre que no vayan acompañados de sangre). La convivencia diaria con una persona VIH + no conlleva riesgo de transmisión. Por el contacto cotidiano con una persona VIH+, ya sea en el trabajo, escuela, contacto social, familiar, etc., no se transmite el VIH. Por lo tanto, no se transmite por compartir platos, comidas, Bebidas, compartir vasos o platos vaso, toser, estornudar, tocarse, besarse, acariciarse o darse un masaje, duchas, piscinas, alimentos, objetos, baños, aseos, lugares públicos en general. Los padrastros, arañazos, rozaduras, granitos, heridas cicatrizadas o con costra son lesiones superficiales que no representan una vía de entrada para el virus.
Lo que refiere no es de riesgo.