¿Qué hacer con mi madre?
Os voy a hablar de mi madre. Somos tres hijas, una de las cuales vive en el mismo país que ella, pero madre e hija son como agua y aceite. Las otras dos hijas vivimos en el extranjero desde hace muchos años, estamos lejos. Mamá tiene 79 años, está separada de nuestro padre desde 1984, es una persona totalmente consciente de sus actos, se vale por sí misma, y no tiene mayores problemas de salud más que los propios de la edad: hipertensión, cataratas, depresión. Ha sido una mujer muy activa, trabajadora, ahorradora, extrovertida, hace amistades fácilmente.
Pero durante los últimos 8 años no encuentra acomodo en ningún sitio. La media de permanencia en cada lugar es de 3 meses. Ha "paseado" por la casa de hijas, primos, sobrinos, hermanos, cuñados, tíos, nietos, amigos, etc. De todos los sitios se marcha porque la convivencia se vuelve insoportable. Menos mal que siempre es ella quien toma la iniciativa de marcharse, nadie la ha echado a la calle hasta ahora.
Las hijas que estamos fuera hemos puesto todos los medios y recursos económicos necesarios para garantizar su subsistencia, pagándole residencias particulares con alimentación y todos los servicios incluidos, estamos pendientes de sus tratamientos médicos, la llamamos todas las semanas, le compramos todas las cosas de uso personal, le enviamos dinero para todo, no le falta nada. Pero ya no queda un sitio adonde llevarla más que a una Residencia Geriátrica o de la Tercera Edad, como la queráis llamar, adonde se rehúsa a ir voluntariamente, lo que precisamente es condición indiscutible para que le den el ingreso: la voluntariedad de su decisión.
Sabemos que este sería el sitio ideal porque recibiría ayuda sicológica y espiritual que entendemos necesita urgentemente, compañía, actividades manuales, lúdicas, físicas, atención médica permanente, acompañamientos, etc. Evidentemente no la enviaríamos al peor asilo ni a ningún lugar donde le den tratamiento de "presidiaria" o indigente, por el contrario, se le está buscando lo mejor dentro de nuestras posibilidades económicas.
Pero ella no colabora, es una persona que para justificarse primero ataca hablando barbaridades, mintiendo, exagerando. Su comportamiento como victima permanente se está tornando además infantil. Ya no sabemos qué hacer con ella. Si le riñes llora, si le tratas con dulzcura te engaña o te presiona para conseguir lo que quiere, es decir, irse siempre a otro lado. Es como si anduviera buscando una solución mágica que naturalmente no encuentra!
Incluso hemos pensado en "inhabilitarla" para que nosotras tengamos la libertad, dentro de la ley, de obligarla a estar en un solo sitio, en una Residencia Geriátrica por ejemplo, donde tenga restringida las salidas, al menos mientras ella logra serenarse y aceptar o comprender este ciclo de la vida en que se encuentra. No queremos más periplos por casas particulares donde ella termina creando vínculos afectivos por lo estrecho del círculo; nuestra familia queda por los suelos y en envidencia porque "sus hijas son las peores", y siempre termina marchándose de donde está sin consultar ni avisar; muy pronto se cansa de las personas, de todas las personas: quien hoy es maravilloso para ella, mañana es un demonio... Cuando te das cuenta, recibes la sorpresa de que está en otro lado porque la gente corre a avisarte: "mira, tu madre apareció por aquí con sus maletas, qué hago?"
Esto nos está desgastando a todos la moral, la paciencia, y hasta el dinero porque no hacemos más que pagar teléfono (llamadas internacionales), pagar finalmente sus cambios de domicilio, contactar y valernos de los amigos, trasladarle sus tarjetas sanitarias cada que se muda de ciudad, reanudar tratamientos médicos que deja abandonados en la ubicación anterior, porque a veces no solo se muda de casa sino de ciudad y hasta de país... Nos hemos planteado no enviarle más dinero para que no tenga con qué movilizarse, pero ella es muy astuta: ahorra el que puede o se lo pide a quien, compadecido de ella, esté dispuesto a dárselo.
¿Qué hacer? Quién nos puede ayudar mejor: ¿Un sicologo? ¿Un geriatra? ¿Un siquiatra? ¿Un abogado? ¿Un trabajador social? ¿Todos? Queremos seguir asistiéndola, queremos que esté bien, que esté cómoda, que no le falte nada, que supere todos sus problemas y depresiones, ya que con ninguna de nosotras las hijas ha podido vivir por la naturaleza de su carácter y por su inestabilidad emocional incontrolable. También queremos un poco de paz y serenidad. Es una larga historia de idas y venidas... Y por el medio muchísimos desencuentros.
Espero ansiosamente vuestras sugerencias o consejos. Muchas gracias! Gladys...
Pero durante los últimos 8 años no encuentra acomodo en ningún sitio. La media de permanencia en cada lugar es de 3 meses. Ha "paseado" por la casa de hijas, primos, sobrinos, hermanos, cuñados, tíos, nietos, amigos, etc. De todos los sitios se marcha porque la convivencia se vuelve insoportable. Menos mal que siempre es ella quien toma la iniciativa de marcharse, nadie la ha echado a la calle hasta ahora.
Las hijas que estamos fuera hemos puesto todos los medios y recursos económicos necesarios para garantizar su subsistencia, pagándole residencias particulares con alimentación y todos los servicios incluidos, estamos pendientes de sus tratamientos médicos, la llamamos todas las semanas, le compramos todas las cosas de uso personal, le enviamos dinero para todo, no le falta nada. Pero ya no queda un sitio adonde llevarla más que a una Residencia Geriátrica o de la Tercera Edad, como la queráis llamar, adonde se rehúsa a ir voluntariamente, lo que precisamente es condición indiscutible para que le den el ingreso: la voluntariedad de su decisión.
Sabemos que este sería el sitio ideal porque recibiría ayuda sicológica y espiritual que entendemos necesita urgentemente, compañía, actividades manuales, lúdicas, físicas, atención médica permanente, acompañamientos, etc. Evidentemente no la enviaríamos al peor asilo ni a ningún lugar donde le den tratamiento de "presidiaria" o indigente, por el contrario, se le está buscando lo mejor dentro de nuestras posibilidades económicas.
Pero ella no colabora, es una persona que para justificarse primero ataca hablando barbaridades, mintiendo, exagerando. Su comportamiento como victima permanente se está tornando además infantil. Ya no sabemos qué hacer con ella. Si le riñes llora, si le tratas con dulzcura te engaña o te presiona para conseguir lo que quiere, es decir, irse siempre a otro lado. Es como si anduviera buscando una solución mágica que naturalmente no encuentra!
Incluso hemos pensado en "inhabilitarla" para que nosotras tengamos la libertad, dentro de la ley, de obligarla a estar en un solo sitio, en una Residencia Geriátrica por ejemplo, donde tenga restringida las salidas, al menos mientras ella logra serenarse y aceptar o comprender este ciclo de la vida en que se encuentra. No queremos más periplos por casas particulares donde ella termina creando vínculos afectivos por lo estrecho del círculo; nuestra familia queda por los suelos y en envidencia porque "sus hijas son las peores", y siempre termina marchándose de donde está sin consultar ni avisar; muy pronto se cansa de las personas, de todas las personas: quien hoy es maravilloso para ella, mañana es un demonio... Cuando te das cuenta, recibes la sorpresa de que está en otro lado porque la gente corre a avisarte: "mira, tu madre apareció por aquí con sus maletas, qué hago?"
Esto nos está desgastando a todos la moral, la paciencia, y hasta el dinero porque no hacemos más que pagar teléfono (llamadas internacionales), pagar finalmente sus cambios de domicilio, contactar y valernos de los amigos, trasladarle sus tarjetas sanitarias cada que se muda de ciudad, reanudar tratamientos médicos que deja abandonados en la ubicación anterior, porque a veces no solo se muda de casa sino de ciudad y hasta de país... Nos hemos planteado no enviarle más dinero para que no tenga con qué movilizarse, pero ella es muy astuta: ahorra el que puede o se lo pide a quien, compadecido de ella, esté dispuesto a dárselo.
¿Qué hacer? Quién nos puede ayudar mejor: ¿Un sicologo? ¿Un geriatra? ¿Un siquiatra? ¿Un abogado? ¿Un trabajador social? ¿Todos? Queremos seguir asistiéndola, queremos que esté bien, que esté cómoda, que no le falte nada, que supere todos sus problemas y depresiones, ya que con ninguna de nosotras las hijas ha podido vivir por la naturaleza de su carácter y por su inestabilidad emocional incontrolable. También queremos un poco de paz y serenidad. Es una larga historia de idas y venidas... Y por el medio muchísimos desencuentros.
Espero ansiosamente vuestras sugerencias o consejos. Muchas gracias! Gladys...
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Respuesta de psicologasw
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