Si ya está enrolado con la pornografía gay, transexual, travesti; la que sea, es probable que esté alimentando una fantasía sexual. La curiosidad simple se sacia con un par de videos o algunas visitas a sitios en Internet. Si la frecuencia aumenta, la simple curiosidad se ha transformado en fantasía.
Ustedes, en lo sexual, ¿practican el sexo anal? ¿Te ha penetrado tu marido por esa vía? Si le excita un ano femenino, es probable que por ahí sienta la atracción por las transexuales: sólo se les puede penetrar por el ano.
Una chica trans (transexual/transgénero) interpreta un rol de mujer en su vida cotidiana. Son femeninas y gustan de los hombres varoniles, se maquillan y se perfuman, son delicadas y hasta sus identidades cambian para mostrarse como mujeres en sus documentos personales. La mayoría han tomado hormonas femenidas, tienen implantes de senos y su parte genital masculina la usan casi exclusivamente para orinar; se sienten y se perciben como mujeres biológicas.
El tema de ver mucha pornografía está ligado a una fantasía, como ya he mencionado, pero es el paso previo a la realidad. Si se está alimentando una adicción a la pornografía (de cualquier tipo), pronto será insuficiente y tendrá que experimentar: dejar las fantasías y hacerlas realidad. El porno alimenta la mente, y la mente manda sobre el cuerpo.