Lo que te puedo decir es que las cosas no mejoran desde la superficie. Si por ejemplo él se está dejando llevar por lo fácil, y no tiene otras motivaciones, pues si tú le dices que no le diga, o que no deje que le digan eso, pues quizá lo entienda, pero quizá le sea difícil el llevarlo a cabo. Por eso te decía que hicieras el bien de verdad (no se trata simplemente de apoyarlo, y menos en lo malo), y lo ayudes a él a lo mismo. Y estate en gracia de Dios, y ayúdalo a él a lo mismo; de esta manera él puede tener no solamente luz para cumplir con los Mandamientos de Dios, sino que también fuerza para llevarlo a cabo.
Mira, estamos en Cuaresma, aprovecha este tiempo. Mañana vete con tu marido a Misa. No te recomiendo empezar por hablar del tema, sino que te digo que pongas los medios. Dile por ejemplo que te vas a confesar, para así animarlo a él a lo mismo, ese día u otro. No le menciones el mensaje que leíste pienso que indebidamente. Piensa también en el bien de verdad de esa mujer.
La confianza solo la vas a recuperar si pones los medios. Si estás en gracia de Dios y ayudas a tu marido a lo mismo, y luego os esforzáis en vivir la virtud de la caridad, que es el amor de verdad. Cada persona está llamada a la santidad. Ayuda a tu marido a ser santo, y procúralo también tú.
No se trata solo de que no diga o que no deje que le digan en un momento. Son muchos los días, y hay que poner buenos cimientos.
Si vieras conveniente hablar del tema, sé siempre correcta; más que recriminar, brinda soluciones. Pero hablar del tema siempre puede ser delicado. En cambio procurar estar en gracia, y hablar de ello no lo es.
Cualquier solución sin mejorar los cimientos siempre quedaría enclenque. Yo te diría que mejores los cimientos y eso por sí solo ya mejorará muchas de las manifestaciones. No se trata de hablar mucho, sino de observar, estando en gracia de Dios, y ver la mejor manera de mejorar a tu marido, como es tu obligación, pero no solo por ti, sino que fundamentalmente por Dios. Tienes que ayudarlo a dirigirse a Dios. No te tomes su conducta personalmente, como si solo tuviera que ver contigo.
Aprovecha para mejorar todo lo mejorable, y para hacerlo todo según Dios.