Es una situación difícil amiga Lucía pero tiene solución, al no llevarte bien con tu madre, tal vez pienses que ella es quien debería hacer algo para mejorar la situación. Sin embargo, fíjate en los siguientes pasos que tú puedes dar para que las discusiones con ella no sean tan frecuentes ni tan graves. Piensa en lo siguiente. ¿Por qué empiezan los problemas?
Has creciendo. Ahora, te interesas más en conocer el porqué de las cosas. Tienes otros intereses, como los que ya explicaste y muchas de esas cosas le molestan a tu madre porque cree que va a perderte. Empiezas a formarte tus propias ideas, y algunas de las opiniones de tu madre pueden parecerte extrañas. No obstante, la Biblia aconseja: “Respeta a tu padre y a tu madre” (Éxodo 20:12, La Biblia Latinoamérica, 2011).
La realidad: Necesitas cultivar paciencia, madurar y ganar experiencia para saber explicar tus ideas y sentimientos con respeto, cuando empiece a discutir contigo, no le respondas en el momento, dale la razón y luego, en otro momento de tranquilidad invítala a sentarse a tu lado y dile lo que sientes sin molestarte, recuerda que toda acción recibe una reacción. Si reaccionas violentamente no llegarán a ningún acuerdo. Muéstrate tranquila aunque por dentro estés como fuego.
Independencia. A medida que has crecido, tu madre ha ido perdiendo control sobre ti y eso de por sí no le gusta, algo que no te lo va a decir porque sabe que necesitas mayor libertad. Sin embargo, pudiera parecerte que no es ni tanta como quieres ni llega tan rápido como esperas. Esta situación puede provocar diferencias. Aun así, la Biblia dice: “Sean obedientes a sus padres” (Efesios 6:1).
La realidad. Si usas bien la libertad que ya tienes, tu madre te dará más.
Lo que puedes hacer
Haz tu parte. En lugar de culpar a tu madre por lo que pasa, medita en lo que tú puedes hacer para conservar la paz. Un joven llamado Jeffrey reconoce: “Lo que causa un problema no siempre es lo que dicen tus padres, sino tu forma de responder. Hablar con tranquilidad ayuda mucho más a suavizar las cosas”.
La Biblia dice: “En cuanto dependa de ustedes, sean pacíficos” (Romanos 12:18).
Escucha. Quédate tranquila cuando tu madre empiece a gritarte o insultarte, se que no es fácil soportar eso pero ya verás como le sorprende a ella tu actitud y dejara de hacerlo. Samantha, de 17 años, admite: “Para mí esto es lo más difícil. Pero he notado que cuando escucho a mis padres, tengo más posibilidades de que ellos me escuchen a mí”.
La Biblia dice: “Debemos estar dispuestos a escuchar y ser lentos para hablar” (Santiago 1:19, El libro del Pueblo de Dios).
Ya te falta menos tiempo para cumplir la mayoría de edad que cuando naciste, no te desesperes, ocupa tu tiempo libre en la casa haciendo lo que tu madre nunca espera de ti, sorpréndela, ya verás como cambia de actitud.