Yo te diría que cuando te relaciones con personas hagas el esfuerzo de no pensar en ti como último objetivo, lo cual de alguna manera sería como utilizar a la persona en tu beneficio.
Yo te diría que pienses en hacer el bien de verdad, de lo cual en realidad la primera beneficiada será tú. Es decir, si tú piensas en ti, como último objetivo, te perjudicas, ya que podrás satisfacer intereses vanos o desordenados, pero no hacerte el bien. En cambio, si te sobrepones a estos intereses, y haces el bien, consigues bienes de orden superior, y auténticos, en primer lugar para ti, además de brindar el bien a los demás.
Por supuesto que no aceptes imposiciones de modas, que no serían siquiera rectas. Yo te diría que día a día te ocupes en que tu conducta sea buena, y agrade a Dios, por supuesto que cumpliendo todos los Mandamientos, y también te recomiendo hacer oración, y frecuentar los Sacramentos. Todo eso que tú puedes ver como inconveniente, o fastidio, pueden ser valiosas circunstancias de las que Dios se vale para tu salvación eterna. No necesitas nada de las demás personas imperiosamente; no necesitas nada que Dios no te brinde. Haz tu parte, y estate tranquila; deja lo demás a Dios.