A veces los libros no te dan todas las respuestas y es mejor visitar un especialista para que nos ayude a gestionar ese tipo de sentimientos encontrados que chocan entre nosotros y nuestra realidad.
Te voy a dar una práctica que le ha servido a muchos: Recostados de cúbito dorsal, las manos extendidas a lo largo del cuerpo con las palmas hacia arriba, los talones de los pies unidos y pies separados. Centramos nuestra atención en el dedo gordo del pie derecho hasta sentir la circulación de la sangre al ritmo del corazón. No continuar la práctica si no se tiene este requisito. Pasar la atención a los restantes dedos del pie derecho hasta sentir la circulación de la sangre al ritmo del corazón. Continuamos de la misma forma, pero de manera secuenciada: planta del pie derecho, empeine, tobillo, pierna, pantorrilla, rodilla, muslo cadera derecha.
Pasamos ahora la atención al dedo gordo del pie izquierdo y repetimos la misma secuencia que usamos para la parte derecha. Ahora centramos la atención en los órganos sexuales, bajo vientre, abdomen, torso, espalda, hombros. La atención la centramos ahora en la mano derecha, antebrazo, brazo hombro. Pasamos al brazo izquierdo y repetimos la misma secuencia anterior. La atención la centramos ahora en la nuca, cuello, cara, cuero cabelludo, orejas. Ahora verificamos que está completa centrando la atención aleatoriamente en tres partes del cuerpo, el pabellón de las orejas y la punta de la nariz. En este punto todo nuestro cuerpo vibra al ritmo del corazón y ahora centramos la atención en nuestro corazón visualizando como funciona, como late, como bombea sangre que está en él.
Ahora nos entramos a él, pasamos toda la capa de músculos, venas y arterias, seguimos penetrando en nuestro corazón para visualizar un hermoso bosque con pinos y toda clase de árboles tanto grandes como frondosos. Seguimos adentrándonos en él y vemos una pradera inmensa con ríos, riachuelos, flores, mariposas y pájaros además de toda clase de animales que conviven en paz. Al centro de este frondoso valle visualizas un templo majestuoso y te diriges a él. Mientras más te acercas más hermoso y atractivo se vuelve, pero mientras te acercas a él te embriaga sensación de paz y amor.
Entras en ese templo maravillosos y allá visualizas un altar. Te arrodillas frente a él y oras el Padre Nuestro sintiendo la fuerza de la expresión “hágase tu voluntad aquí en la tierra como en el cielo”