La causa ya la estás diciendo: "quiero llevar la razón"; y esta tendencia desordenada, la puedes combatir, únicamente, con amor de verdad. Así que en vez de querer quedar tú bien, sentirte tú bien al llevar la razón, etc., yo te diría que en cualquier conversación, o encuentro, tengas presente el objetivo de hacer el bien de verdad, lo cual te obligará a sobreponerte a los intereses desordenados. No puedes pretener meramente controlar tu conducta exterior, y concreta, sino que tienes que ir al interior, para mejorar, y evitar ese descontrol, por el que preguntas.
Este objetivo, en una situación concreta, de hacer el bien, preferiblemente tiene que estar englobado en un buen enfoque de vida (o necesariamente llegará a estarlo si se hace bien), no viviendo para uno mismo, sino que aprovechando la vida para hacer el mayor bien que se pueda.
Por supuesto que estas tendencias desordenadas tiran mucho, pero, como ves, son tiranas, y engañadoras, ya que no proporcionan aquello que podría esperarse quizá de ellas, ni siquiera en un mínimo bienestar, o quizá algo muy pasajero; y para sobreponerse a ellas, hay que esforzarse, poniendo sencillamente la voluntad de hacerlo, en amar de verdad, por supuesto que con la gracia de Dios, cumpliendo todos los Mandamientos de Dios. En otro caso, ya te digo que es imposible, ya que no habría contrapeso eficaz alguno a esas malas tendencias a controlar.
En lo concreto en una situación ten ya muy pensado de antemano (mejor en la oración) el que en cualquier momento vas a tener una conducta correcta, pase lo que pase; luego podrías ver, también en la oración, cómo te has sentido, y podrías ir llegando más al núcleo de la cuestión, que, en definitiva, de las tendencias desordenadas, es el egoísmo; al mismo tiempo que le pides a Dios luz y fuerza para amar de verdad, ya que para amar de verdad hay que negarse al propio egoísmo, ya que no coincide el amar, con hacer el cuento quizá con esa pretendida apariencia, por lo que hay que elegir una cosa, u otra; y ya se sabe que para amar hay que mortificar no solo el propio egoísmo, sino que también las vanidades de los demás, con lo cual podría tener poca superficial acogida para quien no pretende, en principio, pero sin duda que el bien siempre actúa, y tiene sus efectos correspondientes en el momento, o más adelante, aunque solo sea evitando males mayores. Pero así como ves que el dejarte dominar por el querer llevar la razón te deja mal, descontrolado; si te vences a ti mismo, y eres capaz de encaminarte al bien, el contento que tendrás, nadie te lo quitará, y podrás experimentar lo que es la auténtica libertad, que ya es pregustación en esta vida, de la vida eterna, aunque tu conducta pudera ser mal interpretada, real, o aparentemente para poder manipularte.