Problemas sociales
Hola, planteo el siguiente problema a ver si seria tan amable de ofrecerme una solución, espero poder expresar fielmente lo que pasa dentro de mi cabeza, ofreciendo todo los detalles posibles. Mi problema es el siguiente:
Haca tiempo que estoy en una situación emocional mala y cada vez peor, tengo muchos problemas de diverso tipo, empezando hace dos años por una lesión de tobillo grande que me separo del deporte (lo que más me gusta del mundo) un año entero, y justo ese mismo día suspendí un examen muy importante, sumándose al trato de decepción de mi padre, bronca, gritos, etcétera ya que no aprueba las actividades físicas que hago. Sin ayuda, ni apoyo durante la lesión, me traslade, al recuperarme, a madrid a estudiar, con siendo obstaculizado continuamente por las continuas quejas y desánimos de mi padre, problemas con las compañeras de clase, problemas de traición con los amigos, sintiéndome cada vez más sólo, enfrentándome ademas a una situación de divorcio de mis padres, doliéndome mucho al ver que ambos sufren, sumándose también problemas con mi hermano, que de siempre ha sido un poco rastrero, interesado y aprovechado, siendo traicionado por él en varias ocasiones, mi novia además me dejó hará 6 meses digamos en la cumbre de mi sufrimiento, siendo ella la única persona que sentía que no me había fallado... Sumado a la presión de tener que aprobar para labrarme un futuro y en parte la aprobación de mi padre, con la sensación de hacerse todo cuesta arriba.
Estoy en un punto ahora mismo en el que me siento inferior a muchísima gente, pienso que no valgo y que no provoco ningún efecto positivo en casi nadie, que todos son más felices que yo, que nada me sale como quiero y que todos conspiran en mi contra, me siento desanimado en conocer a más gente y en hacer cualquier cosa, como desmotivado sin ganas de hacer nada, no se si por las circunstancias y la continua decepción una tras otra de la gente que de mi alrededor quizás o cualquier otro motivo. Pienso que todo el mundo es interesado, que todos son hipócritas y van a su interés, no me siento a gusto con casi nadie, y me siento tenso y a disgusto cuando me relaciono, cada vez que termino una conversación tengo sensación de alivio, es como una continua prueba cada vez que entablo conversación con alguien, con la única preocupación de ser aceptado y parecer "normal", siento como si hubiera olvidado las normas sociales de comportamiento, conversación, y me siento muy poco espontáneo y creativo, además una sensación como a merced de la gente, como si yo girara alrededor de ellos y no tuviera personalidad, me siento manejado y que nadie toma en cuenta mi opinión y cuando quiero darla como si no tuviera peso.
Debo mencionar también que me diagnosticaron problemas en las cuerdas vocales (disfonia por tensión muscular), ademas tengo el tabique torcido y mucha mucosidad, por lo que sospecho que este problema físico y emocional afecta a mi habla hasta el punto en que no hablo correctamente, ni por tono ni por intensidad, se me oye muy bajito y me cuesta expresarme con claridad, es como si la boca y los labios me pesaran y noto que no me hago escuchar, me fatigo antes de terminar las frases, muchas veces paso directamente de dar mi opinión porque sé que no se me oye o bien para no dar una mala impresión, ya que me tengo que esforzar hasta tal punto de gesticular demasiado esfuerzo, por lo que decido no expresarme, ya que se que no agrada esa manera de hablar y otras veces por simple pereza y no tener ganas de dar explicaciones.
Mi pregunta es si son estos problemas emocionales los que afectan a mi habla o los problemas físicos de habla los que afectan a mis relaciones sociales, estado de ánimo, autoestima etc... Sospecho también que quizás tenga algún trastorno de la personalidad, no se si causado por esta serie de circunstancias o por algún otro motivo, en el caso de que lo tuviera.
Me siento un poco perdido y sin orientación para mejorar mi situación.
Agradecería cualquier indicación o consejo para sentirme mejor. Gracias!
Haca tiempo que estoy en una situación emocional mala y cada vez peor, tengo muchos problemas de diverso tipo, empezando hace dos años por una lesión de tobillo grande que me separo del deporte (lo que más me gusta del mundo) un año entero, y justo ese mismo día suspendí un examen muy importante, sumándose al trato de decepción de mi padre, bronca, gritos, etcétera ya que no aprueba las actividades físicas que hago. Sin ayuda, ni apoyo durante la lesión, me traslade, al recuperarme, a madrid a estudiar, con siendo obstaculizado continuamente por las continuas quejas y desánimos de mi padre, problemas con las compañeras de clase, problemas de traición con los amigos, sintiéndome cada vez más sólo, enfrentándome ademas a una situación de divorcio de mis padres, doliéndome mucho al ver que ambos sufren, sumándose también problemas con mi hermano, que de siempre ha sido un poco rastrero, interesado y aprovechado, siendo traicionado por él en varias ocasiones, mi novia además me dejó hará 6 meses digamos en la cumbre de mi sufrimiento, siendo ella la única persona que sentía que no me había fallado... Sumado a la presión de tener que aprobar para labrarme un futuro y en parte la aprobación de mi padre, con la sensación de hacerse todo cuesta arriba.
Estoy en un punto ahora mismo en el que me siento inferior a muchísima gente, pienso que no valgo y que no provoco ningún efecto positivo en casi nadie, que todos son más felices que yo, que nada me sale como quiero y que todos conspiran en mi contra, me siento desanimado en conocer a más gente y en hacer cualquier cosa, como desmotivado sin ganas de hacer nada, no se si por las circunstancias y la continua decepción una tras otra de la gente que de mi alrededor quizás o cualquier otro motivo. Pienso que todo el mundo es interesado, que todos son hipócritas y van a su interés, no me siento a gusto con casi nadie, y me siento tenso y a disgusto cuando me relaciono, cada vez que termino una conversación tengo sensación de alivio, es como una continua prueba cada vez que entablo conversación con alguien, con la única preocupación de ser aceptado y parecer "normal", siento como si hubiera olvidado las normas sociales de comportamiento, conversación, y me siento muy poco espontáneo y creativo, además una sensación como a merced de la gente, como si yo girara alrededor de ellos y no tuviera personalidad, me siento manejado y que nadie toma en cuenta mi opinión y cuando quiero darla como si no tuviera peso.
Debo mencionar también que me diagnosticaron problemas en las cuerdas vocales (disfonia por tensión muscular), ademas tengo el tabique torcido y mucha mucosidad, por lo que sospecho que este problema físico y emocional afecta a mi habla hasta el punto en que no hablo correctamente, ni por tono ni por intensidad, se me oye muy bajito y me cuesta expresarme con claridad, es como si la boca y los labios me pesaran y noto que no me hago escuchar, me fatigo antes de terminar las frases, muchas veces paso directamente de dar mi opinión porque sé que no se me oye o bien para no dar una mala impresión, ya que me tengo que esforzar hasta tal punto de gesticular demasiado esfuerzo, por lo que decido no expresarme, ya que se que no agrada esa manera de hablar y otras veces por simple pereza y no tener ganas de dar explicaciones.
Mi pregunta es si son estos problemas emocionales los que afectan a mi habla o los problemas físicos de habla los que afectan a mis relaciones sociales, estado de ánimo, autoestima etc... Sospecho también que quizás tenga algún trastorno de la personalidad, no se si causado por esta serie de circunstancias o por algún otro motivo, en el caso de que lo tuviera.
Me siento un poco perdido y sin orientación para mejorar mi situación.
Agradecería cualquier indicación o consejo para sentirme mejor. Gracias!
Respuesta de anavr
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Con respecto a tu pregunta, tú mejor que nadie podrías intuir qué es primero, si un posible daño físico, o emocional; pero también puede ser que hayas comenzado con ambas cosas, las cuales a su vez se hayan alimentado mutuamente, que es lo que posiblemente ha ocurrido.
Refieres que todo el mundo se mueve por interés, pero lo que tienes que reconocer es que tú también lo haces; y es más, el liberarse de los molestos intereses personales es un ejercicio que, para los humanos, dura posiblemente toda la vida, ya que no se trata sólo de eliminar los más evidentes, sino que hay muchas capas de ellos, muchas variedades, y muchos muy sutiles (o sea, que jamás se puede cantar victoria definitiva, mientras uno vive, aunque, por supuesto, se superan etapas, de tal manera que, por ejemplo, uno si intenta hacerlo de la mejor manera, no está en el precipicio, en riesgo de caer en un momento en una gran tentación, sino que tendría que dar muchos pasos equivocados, para ponerse en ese precipicio, etc., pero siempre quedará camino para mejorar en la virtud, y, por el contrario, la posibilidad de caer en ciertos intereses). Lo que está claro es que hay que reconocerlos, para estar alerta contra ellos, y superarlos, lo cual, por supuesto, sólo se puede hacer con el contrapeso del amor de verdad, que es el que puede hacer superar cualquier interés vano superficial; un interés vano superficial no se supera, de ninguna manera, con otro interés personal, que sería otra variedad de la misma especie, sino que sólo podría superarse con algo diferente, como es el amor de verdad; así, por ejemplo hay gente que se queja de un defecto de los demás, y se vanagloria de no tenerlo, por ejemplo, pero no se da cuenta de que él mismo ya está cayendo en otros defectos, entre otras cosas, ya evidenciados por su juicio y condena a los demás, y, en definitiva su falta de amor; digamos que en el ser humano habría como unas tendencias para lo cual podríamos representarnos una balanza; en una lado estarían representadas las tendencias egoístas, y en el otro lado las tendencias generosas o la auténtica capacidad del ser humano para el amor generoso, para anteponer el hacer el bien de verdad a las personas, a los propios intereses; está claro que uno sólo puede superar los propios intereses egoístas, si carga en la parte de la balanza del amor; sólo con esto podrá hacer desviar la balanza en este sentido, y superar a la otra parte, la de los intereses egoístas. Por supuesto que este conocimiento de la existencia de las tentaciones o vanos intereses personales, no está para darse permiso uno para dejarse llevar por dichos intereses (lo cual está claro que se pagará muy caro, aún en esta vida), sino para reconocerlos, superarlos, y no juzgar duramente, injustamente, y sin caridad, en este sentido, a los demás. Digamos que el conocer el buen comportamiento está fundamentalmente para ejercitarse uno en él, y también para poder ayudar a los demás con ello, pero no para juzgar y condenar a los demás; por el contrario, el buen comportamiento, ya incluye el amor, la caridad, el querer mejorar a los demás desde donde estén, pero no mirarlos desde los propios intereses, ni darlos por inútiles, lo cual sería claramente equivocado.
Como tú mismo reconoces, también tú has tomado decisiones en función de tus intereses, como búsqueda de la aceptación de tu padre, autoafirmación, manutención, etc.; por supuesto que hay objetivos, como sería la manutención, que no es que necesariamente fuesen malos en sí mismos, sino sólo lo podrían ser en función de no estar ordenados dentro de una clara la jerarquía de objetivos, es decir, por no estar supeditados, sino que colocarlos por encima, a otros objetivos más amplios y generosos, es decir, los cuales en una buen orden tendrían prioridad. De todo esto tienes que aprender al respecto de tu parte, y no de la de los demás; piensa que si te has sentido "defraudado" es porque las cosas no han salido conforme a tus intereses, pero piensa que si uno no actúa bien, los demás, en realidad, no tienen nada realmente importante que agradecerle a uno (por el contrario, en muchas ocasiones pudo habérseles hecho grave daño por no haberles tenido amor de verdad, no buscando su bien por encima del propio interés). Si uno actúa meramente para complacer (es decir, para satisfacer el interés superficial ajeno, en lo cual coincide en muchas ocasiones la satisfacción del propio, aunque sea el de quedar aparentemente bien), pues se equivoca en el enfoque y de ese enfoque es del que tiene que aprender (aunque aparentemente no haya hecho nada malo en sí mismo, aunque sí ha sido malo si ha estado guiado por un erróneo enfoque, ya que de otro modo, quizá hubiese sido mejor omitir tal acción, o hacer algo diferente, quizá menos llamativo, pero mejor).
Es típico del comportamiento interesado el que esto favorezca el sentirse defraudado, si uno no reconoce los propios intereses, y llega a la conclusión de que en realidad ha actuado bien, cuando no es así; entre otras cosas el que actúa bien de verdad jamás se arrepiente, conoce a ciencia cierta la utilidad de su acción, y confía plenamente en los resultados, sean estos los que sean (seguirá actuando bien ante cualquier resultado que se le presente, es decir, correctamente y con auténtica buena intención; entre otras cosas, sabrá algo tan básico, que suele conocerse en teoría, pero no en la práctica, que es que uno no manda en el mundo, ni en lo que sucede a uno, sino que uno puede aspirar a mandar en la parte que le corresponde en cuanto a elegir el enfoque de su vida y de las circunstancias que le surgen); y si tiene que aprender algo, esto va, prioritariamente, en la línea de depurar la propia intención; y, en cualquier caso, sigue mirando los resultados generosamente, es decir, con el enfoque de hacer el bien, no desde los propios intereses.
Si tus padres estaban casados por la Iglesia Católica, no les habrá venido bien el divorcio. Piensa que ellos también, como personas que son, no son perfectos, y también pueden beneficiarse de una ayuda de calidad (no por supuesto de una mera recriminación interesada, ni de ser tratados como objetos o instrumentos al servicio de los intereses superficiales de uno); ellos son tus padres, pero ahora tú, siendo adulto, también puedes ayudarlos.
Con respecto a tu novia, lo que te decía: de lo bueno, jamás te arrepientes; y, a veces, viendo las consecuencias del mal, hay que ser valiente para poder reconocer la propia equivocación (como te decía derivada del enfoque equivocado, siempre); el reconocer la propia equivocación está facilitado por el auténtico cambio o mejora de uno; si uno a partir de un momento determinado quiere empezar a hacer las cosas bien de verdad, guiarse por aportar todo el bien que pueda, tendrá el valor de ver los propios errores, ya que se guiará por mejorar la propia conducta, sobre todo en cuanto al enfoque, en lo que a partir de ese momento le toque vivir (no es real el arrepentimiento que sólo se refiere a una acción determinada, y no a su enfoque, ya que la raíz del mal, persistiría, y uno más bien se"arrepentiría" porque no le gustan, o interesan, las consecuencias adversas de sus actos, pero no se arrepiente realmente por la malicia (el egoísmo ya es malicia) del mal en sí mismo, fuente siempre de muchos males para todos. Con respecto también a las situaciones anteriores, ver si uno realmente puede restituir o reparar en algo con respecto al asunto concreto (así ver por ejemplo si con tu novia, había una real posibilidad de que aquella relación hubiera ido a más, por ejemplo un matrimonio, lo cual por supuesto, que siempre tendría que mirarse desde la generosidad, no desde el egoísmo); si ella sigue soltera, y tú también, piensa ahora en su bien, y eso te hará acertar, pudiendo pedir perdón por tu parte, si así lo crees conveniente en el sentido de hacer bien que te digo (no te aconsejo empezar con recriminaciones, aunque, por supuesto, ella no será perfecta; por supuesto que viendo todo lo que ella pueda mejorar, pero no hay necesidad de necesariamente decirlo expresamente, menos no guiado por el amor, sino por la rabia, o cualquier otro mal sentimiento; generalmente si tú ayudas a la otra persona también a enfocar su vida hacia hacer el bien, ya cesan muchas de las manifestaciones derivadas de otro enfoque, sin necesidad de señalarlas expresamente; por supuesto, no dejar por indiferencia a otro en el error; cuando hay un buen enfoque, sí es cuando puede ser útil ciertos señalamientos siempre desde el amor, con tranquilidad, y en momento oportuno).
No dejarse llevar por la imagen ni la pereza, sino que te guíe el hacer el bien; lo mismo con las personas.
No te preocupes que las limitaciones también sirven de mucho, si uno quiere hacer el bien en la vida; quizá no "sirvan" tanto para alimentar intereses personales como vana-gloria, o comodidad, y demás, pero sí para hacer el bien (entre otras cosas, te podrían evitar situaciones, que quizá no supieras manejar, y que te pudieran atrapar, a falta de buenos objetivos, y en realidad hacerte daño).
Lógicamente si no es tu mayor cualidad el hablar, puedes recalcar otras facetas; ten en cuenta, además, que lo verás todo de modo diferente con el objetivo de hacer el bien (con el que superarás, no sin esfuerzo, tus intereses personales superficiales al respecto), ya que a la otra persona, también puede venirle muy bien (de forma que ni te imaginas), una limitación tuya, lo cual quizá no podrías hacer por él si realmente tuvieras una capacidad para hablar extraordinaria; por eso que no creas que lo que está al servicio de tu vanidad, por ejemplo, hace el bien, sino al contrario, con ese enfoque sólo se consiguen vanas-glorias, es decir supuestas glorias que no valen para nada (porque ni a ti te servirían de nada, sino para envanecerte, y quizá estropearte del todo).
Cualquier limitación o cualquier pobreza en realidad es mucha más segura, al respecto de lo fundamental, dada la tentación humana a caer en las vanas-glorias. Por supuesto que esto no es incompatible con poner los remedios razonables a los aspectos tratables, pero siempre sin obsesión, y sin desviarse del objetivo fundamental.
Releyendo tu mensaje: no sufras porque veas limitados ciertos aspectos, como el deporte, que meramente te gustaban; míralo con un amplio objetivo y podrás reconocer que quizá fue mejor así; en cualquier caso, reconoce que uno no lo sabe todo al respecto, y, en cualquier caso, tiene que vivir y actuar con lo que tiene, no con lo que no tiene, o en lo que no manda; digamos que uno tiene que vivir con el lote que le ha tocado vivir, y si ha cometido una equivocación, y ha empeorado sus circunstancias, aprender, como te decía, de verdad, y rectificar en la vida mientras pueda, es decir, mientras tenga vida terrena (aunque al ver uno las consecuencias de los graves errores anteriores, lo mejor es rectificar cuanto antes; además pudiera ser que ya luego estuviera todavía más atrapado, y sería un gran error el despreciar una ocasión en la que todavía puede vislumbrar algo de lo que es mejor para todos.
Con respecto a los gritos de tu padre, te recalcaría, que tanto con él, como a la hora de afrontar cualquier situación que se te pueda presentar, reacciones siempre de la manera más correcta que puedas, y con la mejor intención de verdad hacia todos los implicados(aunque esto te resulte más humillante que el reaccionar de cualquier manera, de ahí que necesites realmente haber decidido guiarte por el amor para ello).
No juzgues a tu hermano, sino que ten buena intención hacia él; procura ayudarlo si tiene algo que mejorar; piensa que él también salió de esta difícil situación, y si hace algo mal, se beneficiará de ser ayudado, no juzgado o condenado.
Yo te diría que empieces a trabajar con un nuevo enfoque (para lo cual te puede ayudar una reflexión de una hora al día), independientemente de tu estado de ánimo, etc. No te centres en los síntomas, sino que haz lo que puedas con lo que tienes, y confía en los resultados.
Te recomiendo ver y leer todo lo que te recomiendo abajo.
Refieres que todo el mundo se mueve por interés, pero lo que tienes que reconocer es que tú también lo haces; y es más, el liberarse de los molestos intereses personales es un ejercicio que, para los humanos, dura posiblemente toda la vida, ya que no se trata sólo de eliminar los más evidentes, sino que hay muchas capas de ellos, muchas variedades, y muchos muy sutiles (o sea, que jamás se puede cantar victoria definitiva, mientras uno vive, aunque, por supuesto, se superan etapas, de tal manera que, por ejemplo, uno si intenta hacerlo de la mejor manera, no está en el precipicio, en riesgo de caer en un momento en una gran tentación, sino que tendría que dar muchos pasos equivocados, para ponerse en ese precipicio, etc., pero siempre quedará camino para mejorar en la virtud, y, por el contrario, la posibilidad de caer en ciertos intereses). Lo que está claro es que hay que reconocerlos, para estar alerta contra ellos, y superarlos, lo cual, por supuesto, sólo se puede hacer con el contrapeso del amor de verdad, que es el que puede hacer superar cualquier interés vano superficial; un interés vano superficial no se supera, de ninguna manera, con otro interés personal, que sería otra variedad de la misma especie, sino que sólo podría superarse con algo diferente, como es el amor de verdad; así, por ejemplo hay gente que se queja de un defecto de los demás, y se vanagloria de no tenerlo, por ejemplo, pero no se da cuenta de que él mismo ya está cayendo en otros defectos, entre otras cosas, ya evidenciados por su juicio y condena a los demás, y, en definitiva su falta de amor; digamos que en el ser humano habría como unas tendencias para lo cual podríamos representarnos una balanza; en una lado estarían representadas las tendencias egoístas, y en el otro lado las tendencias generosas o la auténtica capacidad del ser humano para el amor generoso, para anteponer el hacer el bien de verdad a las personas, a los propios intereses; está claro que uno sólo puede superar los propios intereses egoístas, si carga en la parte de la balanza del amor; sólo con esto podrá hacer desviar la balanza en este sentido, y superar a la otra parte, la de los intereses egoístas. Por supuesto que este conocimiento de la existencia de las tentaciones o vanos intereses personales, no está para darse permiso uno para dejarse llevar por dichos intereses (lo cual está claro que se pagará muy caro, aún en esta vida), sino para reconocerlos, superarlos, y no juzgar duramente, injustamente, y sin caridad, en este sentido, a los demás. Digamos que el conocer el buen comportamiento está fundamentalmente para ejercitarse uno en él, y también para poder ayudar a los demás con ello, pero no para juzgar y condenar a los demás; por el contrario, el buen comportamiento, ya incluye el amor, la caridad, el querer mejorar a los demás desde donde estén, pero no mirarlos desde los propios intereses, ni darlos por inútiles, lo cual sería claramente equivocado.
Como tú mismo reconoces, también tú has tomado decisiones en función de tus intereses, como búsqueda de la aceptación de tu padre, autoafirmación, manutención, etc.; por supuesto que hay objetivos, como sería la manutención, que no es que necesariamente fuesen malos en sí mismos, sino sólo lo podrían ser en función de no estar ordenados dentro de una clara la jerarquía de objetivos, es decir, por no estar supeditados, sino que colocarlos por encima, a otros objetivos más amplios y generosos, es decir, los cuales en una buen orden tendrían prioridad. De todo esto tienes que aprender al respecto de tu parte, y no de la de los demás; piensa que si te has sentido "defraudado" es porque las cosas no han salido conforme a tus intereses, pero piensa que si uno no actúa bien, los demás, en realidad, no tienen nada realmente importante que agradecerle a uno (por el contrario, en muchas ocasiones pudo habérseles hecho grave daño por no haberles tenido amor de verdad, no buscando su bien por encima del propio interés). Si uno actúa meramente para complacer (es decir, para satisfacer el interés superficial ajeno, en lo cual coincide en muchas ocasiones la satisfacción del propio, aunque sea el de quedar aparentemente bien), pues se equivoca en el enfoque y de ese enfoque es del que tiene que aprender (aunque aparentemente no haya hecho nada malo en sí mismo, aunque sí ha sido malo si ha estado guiado por un erróneo enfoque, ya que de otro modo, quizá hubiese sido mejor omitir tal acción, o hacer algo diferente, quizá menos llamativo, pero mejor).
Es típico del comportamiento interesado el que esto favorezca el sentirse defraudado, si uno no reconoce los propios intereses, y llega a la conclusión de que en realidad ha actuado bien, cuando no es así; entre otras cosas el que actúa bien de verdad jamás se arrepiente, conoce a ciencia cierta la utilidad de su acción, y confía plenamente en los resultados, sean estos los que sean (seguirá actuando bien ante cualquier resultado que se le presente, es decir, correctamente y con auténtica buena intención; entre otras cosas, sabrá algo tan básico, que suele conocerse en teoría, pero no en la práctica, que es que uno no manda en el mundo, ni en lo que sucede a uno, sino que uno puede aspirar a mandar en la parte que le corresponde en cuanto a elegir el enfoque de su vida y de las circunstancias que le surgen); y si tiene que aprender algo, esto va, prioritariamente, en la línea de depurar la propia intención; y, en cualquier caso, sigue mirando los resultados generosamente, es decir, con el enfoque de hacer el bien, no desde los propios intereses.
Si tus padres estaban casados por la Iglesia Católica, no les habrá venido bien el divorcio. Piensa que ellos también, como personas que son, no son perfectos, y también pueden beneficiarse de una ayuda de calidad (no por supuesto de una mera recriminación interesada, ni de ser tratados como objetos o instrumentos al servicio de los intereses superficiales de uno); ellos son tus padres, pero ahora tú, siendo adulto, también puedes ayudarlos.
Con respecto a tu novia, lo que te decía: de lo bueno, jamás te arrepientes; y, a veces, viendo las consecuencias del mal, hay que ser valiente para poder reconocer la propia equivocación (como te decía derivada del enfoque equivocado, siempre); el reconocer la propia equivocación está facilitado por el auténtico cambio o mejora de uno; si uno a partir de un momento determinado quiere empezar a hacer las cosas bien de verdad, guiarse por aportar todo el bien que pueda, tendrá el valor de ver los propios errores, ya que se guiará por mejorar la propia conducta, sobre todo en cuanto al enfoque, en lo que a partir de ese momento le toque vivir (no es real el arrepentimiento que sólo se refiere a una acción determinada, y no a su enfoque, ya que la raíz del mal, persistiría, y uno más bien se"arrepentiría" porque no le gustan, o interesan, las consecuencias adversas de sus actos, pero no se arrepiente realmente por la malicia (el egoísmo ya es malicia) del mal en sí mismo, fuente siempre de muchos males para todos. Con respecto también a las situaciones anteriores, ver si uno realmente puede restituir o reparar en algo con respecto al asunto concreto (así ver por ejemplo si con tu novia, había una real posibilidad de que aquella relación hubiera ido a más, por ejemplo un matrimonio, lo cual por supuesto, que siempre tendría que mirarse desde la generosidad, no desde el egoísmo); si ella sigue soltera, y tú también, piensa ahora en su bien, y eso te hará acertar, pudiendo pedir perdón por tu parte, si así lo crees conveniente en el sentido de hacer bien que te digo (no te aconsejo empezar con recriminaciones, aunque, por supuesto, ella no será perfecta; por supuesto que viendo todo lo que ella pueda mejorar, pero no hay necesidad de necesariamente decirlo expresamente, menos no guiado por el amor, sino por la rabia, o cualquier otro mal sentimiento; generalmente si tú ayudas a la otra persona también a enfocar su vida hacia hacer el bien, ya cesan muchas de las manifestaciones derivadas de otro enfoque, sin necesidad de señalarlas expresamente; por supuesto, no dejar por indiferencia a otro en el error; cuando hay un buen enfoque, sí es cuando puede ser útil ciertos señalamientos siempre desde el amor, con tranquilidad, y en momento oportuno).
No dejarse llevar por la imagen ni la pereza, sino que te guíe el hacer el bien; lo mismo con las personas.
No te preocupes que las limitaciones también sirven de mucho, si uno quiere hacer el bien en la vida; quizá no "sirvan" tanto para alimentar intereses personales como vana-gloria, o comodidad, y demás, pero sí para hacer el bien (entre otras cosas, te podrían evitar situaciones, que quizá no supieras manejar, y que te pudieran atrapar, a falta de buenos objetivos, y en realidad hacerte daño).
Lógicamente si no es tu mayor cualidad el hablar, puedes recalcar otras facetas; ten en cuenta, además, que lo verás todo de modo diferente con el objetivo de hacer el bien (con el que superarás, no sin esfuerzo, tus intereses personales superficiales al respecto), ya que a la otra persona, también puede venirle muy bien (de forma que ni te imaginas), una limitación tuya, lo cual quizá no podrías hacer por él si realmente tuvieras una capacidad para hablar extraordinaria; por eso que no creas que lo que está al servicio de tu vanidad, por ejemplo, hace el bien, sino al contrario, con ese enfoque sólo se consiguen vanas-glorias, es decir supuestas glorias que no valen para nada (porque ni a ti te servirían de nada, sino para envanecerte, y quizá estropearte del todo).
Cualquier limitación o cualquier pobreza en realidad es mucha más segura, al respecto de lo fundamental, dada la tentación humana a caer en las vanas-glorias. Por supuesto que esto no es incompatible con poner los remedios razonables a los aspectos tratables, pero siempre sin obsesión, y sin desviarse del objetivo fundamental.
Releyendo tu mensaje: no sufras porque veas limitados ciertos aspectos, como el deporte, que meramente te gustaban; míralo con un amplio objetivo y podrás reconocer que quizá fue mejor así; en cualquier caso, reconoce que uno no lo sabe todo al respecto, y, en cualquier caso, tiene que vivir y actuar con lo que tiene, no con lo que no tiene, o en lo que no manda; digamos que uno tiene que vivir con el lote que le ha tocado vivir, y si ha cometido una equivocación, y ha empeorado sus circunstancias, aprender, como te decía, de verdad, y rectificar en la vida mientras pueda, es decir, mientras tenga vida terrena (aunque al ver uno las consecuencias de los graves errores anteriores, lo mejor es rectificar cuanto antes; además pudiera ser que ya luego estuviera todavía más atrapado, y sería un gran error el despreciar una ocasión en la que todavía puede vislumbrar algo de lo que es mejor para todos.
Con respecto a los gritos de tu padre, te recalcaría, que tanto con él, como a la hora de afrontar cualquier situación que se te pueda presentar, reacciones siempre de la manera más correcta que puedas, y con la mejor intención de verdad hacia todos los implicados(aunque esto te resulte más humillante que el reaccionar de cualquier manera, de ahí que necesites realmente haber decidido guiarte por el amor para ello).
No juzgues a tu hermano, sino que ten buena intención hacia él; procura ayudarlo si tiene algo que mejorar; piensa que él también salió de esta difícil situación, y si hace algo mal, se beneficiará de ser ayudado, no juzgado o condenado.
Yo te diría que empieces a trabajar con un nuevo enfoque (para lo cual te puede ayudar una reflexión de una hora al día), independientemente de tu estado de ánimo, etc. No te centres en los síntomas, sino que haz lo que puedas con lo que tienes, y confía en los resultados.
Te recomiendo ver y leer todo lo que te recomiendo abajo.
Te haré caso en lo que pueda e intentare cambiar mi forma de pensar a la manera que me indicas... algo parecido pensaba en varias de las cosas que me has contestado, aunque no veía claro si era la manera correcta. Gracias por la explicación tan detallada, me ha servido de mucho, con ello intentaré mejorar mi vida. Muchas gracias :)
