San Agustín antes de su conversión se preguntaba por la tendencia al mal del ser humano. Y la explicación de porqué esto es así la aclara perfectamente el dogma del pecado original.
Y si tendemos al mal, la razón no puede hacer libremente su labor si nos dejamos llevar por estas tendencias, ya que hay tendencias desordenadas que le influyen, y le quitan libertad para que la razón trabaje libremente. ¿Qué se tiende a pensar cuando en verano apetece muchísimo algo que no se puede comer?, y aún suponiendo que se resista al primer o segundo asalto de una tentación, si en esa tentación está implicada la vanidad en un asunto algo relevante, está claro que uno con sus propias fuerzas naturales no le puede hacer frente y sucumbiría ¿y qué pensaría el que ya hubiese claudicado y caído en la tentación? Lo ideal sería que reconociese lo que le ha llevado a esa conducta, y reconociese que le han podido sus tendencias desordenadas; de otro modo tenderá más bien a justificar su actuación intentando forzar su razón, para que se avenga a concluir lo que él ha hecho dejado llevar no por su razón, sino que por sus apetencias desordenadas. .
El único que no puede engañar ni engañarse es Dios. Por eso todo lo que vaya contra un dogma de la Iglesia Católica es siempre falso, por mucho que uno o muchos quieran aferrarse a ello.
Por el pecado original estamos más sometidos al error, ya que antes del pecado original existía la integridad, todos los sentidos y tendencias estaban sometidos a la razón, lo cual no ocurre ahora.
Por eso que recuperamos la libertad cuando estamos y contamos con la gracia de Dios, ya que la gracia de Dios repara esta tendencia tan acusada hacia el mal, y con la gracia de Dios podemos realmente actuar libremente, por supuesto que poniendo de nuestra parte para ello.
Es fácil ver que si se piensa no con la razón sino que se llega a conclusiones por las tendencias desordenadas del ser humano, estas conclusiones sean erróneas, y de consecuencias imprevisibles, ya que no han estado guiadas por el bien.
Puedes leer si quieres el número 1707 del Catecismo de la Iglesia Católica. Te transcribo parte del número 1707 (los añadidos en inglés son de la versión en inglés, y la marca + es añadida).
1707 ... Sucumbió a la tentación y cometió el mal (and did what was evil). Conserva el deseo del bien (he still desires the good), pero su naturaleza lleva la herida del pecado original. Ha quedado inclinado al mal (inclined to evil) y sujeto al error.
«De ahí que el hombre esté dividido en su interior. Por esto, toda vida humana, singular o colectiva, aparece como una ++lucha, ciertamente dramática, entre el bien y el mal, entre la luz y las tinieblas». (GS 13, 2)
Si te animas, te recomiendo leer toda la tercera parte del Catecismo de la Iglesia Católica, que es la Vida en Cristo, digamos que la parte más práctica en cuanto a la conducta personal, a mi entender.
Releyendo tu mensaje: por supuesto que una cosa es saber que uno puede equivocarse, a utilizar esto como disculpa para todo tipo de equivocaciones. A lo mejor te añado algo más en otro momento.