Entonces no se trata, entiendo, al menos como primera cosa, de hacerle un estudio al niño, sino de ver el asunto. Y en este caso el estudio al niño casi lo vería contraindicado porque pudiera haber demasiados intereses implicados (si tuvieseis alguna duda al respecto, siempre se podría hacer totalmente al margen, de forma privada).
Yo te recomendaría con tranquilidad un doble abordaje:
Primero (aunque no el más importante) hablar con la profesora (que me imagino que ya está hecho, pero ver si se puede hacer de nuevo), y ver exactamente cuál es la dificultad, y ver lo que hay que mejorar al respecto (también, sin insistir indebidamente, puede relatarlo el niño). Si la dificultad o el daño que está sufriendo el niño es muy grande está claro que no se puede permitir que el niño se someta siquiera un día más a esa situación (también habrá que ver las repercusiones de alguna otra medida, etc.; se me ocurre que el niño durante las clases de esta profesora saliese del colegio, o bien permaneciese en alguna especie de biblioteca estudiando, o bien con algunos deberes que se le proporcionasen para ese tiempo; o bien, algo menos llamativo, podría ser que acudiese de oyente a alguna otra aula, por ejemplo inglés, etc., aunque fuese de otro curso, etc.). Lógicamente si al niño le están diciendo cosas contraproducentes, la respuesta tiene que ser inmediata. Por supuesto que los padres no pueden permitir el continuar con esta situación, y la situación que le brinden tiene que ser inmediata (ahí está el teléfono para llamar a quien haga falta; o bien personarse en el centro pidiendo una solución al menos temporal; ya que el escrito para tramitar este asunto parece lento).
El segundo factor y más importante: es procurar que el niño se lo tome, o que lo afronte, de la mejor manera posible. El niño tiene que saber que es más importante, para él, lo que él haga, cómo él responda, que lo que otras persona le hagan a él. Lo que le hagan, si él reacciona bien, podría ocasionarle un daño, pero siempre será relativo; que lo importante es que él responda bien; y para responder bien, que no juzgue a nadie (se puede ver un comportamiento malo, si objetivamente es malo en sí mismo, no si solo se presupone una mala intención; pero no hacer juicio sobre la responsabilidad de tal persona, ya que, entre otras cosas, puede haber muchos factores que uno desconoce implicados en una conducta). Y el niño tiene que saber que el que actúa mal se equivoca y se perjudica sobre todo a sí mismo. Si el niño reacciona bien (sabiendo por supuesto que se hace lo posible por evitar este perjuicio, como es obligación de los padres) no tiene por qué perjudicarse realmente, sino que incluso puede salir fortalecido.
Por supuesto que a la hora de afrontar esta situación te recomiendo, y ya dando ejemplo a tu hijo, no solo pensar en tu hijo, sino que os recomiendo pensar en el bien de verdad de todos los implicados, por supuesto que siempre con conducta correcta y buena en sí misma.
Lo que te digo en lo concreto, te lo dejo para tu consideración, ya que en cada situación hay que tener en cuenta muchos factores. La recta intención sin duda ayuda a decidir de la mejor manera.
Releyendo un poco lo que dices: es importante que no vea demasiada preocupación en los padres, menos desesperación (sí por supuesto que hacen lo que tienen que hacer, y dándole buen ejemplo como te decía); y tampoco es conveniente que se crea tan dependiente de unos resultados o circunstancias ajenos a él mismo, como unas determinadas calificaciones o notas; realmente este resultado es un factor que hay que tener en cuenta, pero siempre en su orden, nunca como primera cosa, ya que de otra manera, entonces el ser manipulado sería mucho más fácil; el niño tiene que saber que en su orden, se procurará unos resultados académicos, pero que esto no es lo más importante; que es más importante siempre actuar bien, hacer lo que uno tiene que hacer de cara al bien de verdad, por supuesto que con la gracia de Dios.
Te voy dejando lo siguiente para leer: