Entonces con más motivo no puedes cometer ninguna injusticia, que es de lo que más estimula cierto tipo de agresividad. Es cierto que también ciertas personas pueden ponerse agresivas cuando no ven satisfechas sus vanidades, pero esto es más difícil que llegue, por sí solo, a grave, en cierto tipo de situaciones.
Si tenéis hijos y la convivencia flaquea, yo te recomendaría atender el aviso, ver la causa que da lugar a esas consecuencias. Como dices, no estáis casados, y aquí está la explicación principal de las desavenencias, ya que el amor humano es muy frágil y enseguida se desvía hacia el egoísmo, excepto con la gracia.
Si no estáis casados, y convivís como si lo estuvierais, entonces no estáis en gracia habitual de Dios. Y lo primero que te recomiendo es recuperar la gracia con la Confesión Sacramental (si estás bautizada como me imagino; en otro caso, tendrías que empezar por el Bautismo para recibir la fe y la gracia). Por supuesto que para esto tendrías que ya haber puesto los medios para no volver a pecar gravemente. Y entonces le podrías decir a él que quieres hacer las cosas bien, como Dios manda, que vas a confesarte, y que no quieres convivir fuera del matrimonio; si crees que es así, le dices que podéis ser novios como Dios manda (y desde ahí, una vez recuperada la gracia de ambos, ver la posibilidad de un posible matrimonio, u otra solución).
En lo concreto, y ya como sugerencia para tu consideración, lo primero sería decirle que te has confesado o que te quieres confesar y que tienes que poner los medios para ello, como sería (si este medio en tu caso es seguro y así lo ve el confesor) el disponer de habitaciones separadas. No hagas, por supuesto, que a él esto le produzca una carga más pesada de lo necesario, y así tú puedes coger tus cosas y te vas a otro sitio de la casa, con discreción con respecto a tus hijos; si te preguntan; que estás en una especie de retiro espiritual, o reflexión, etc. Y te pueden ver con tus libros; etc.; incluso Dios, que tiene mucho sentido del humor, te puede sugerir algo más; seguro que les ocasiona interés. Ponte mejor en un sitio humilde, para no soliviantar. Y desde allí, según vieras la situación, podrías buscar otro alojamiento, etc. a no ser que vieses posible y conveniente que se fuese él, temporal o definitivamente . Por supuesto que todo esto habiendo procurado reparar el daño y que él recupere la gracia de Dios.
Evita las situaciones de conflicto, y en aquellas necesarias, procurando estar siempre correcta, y con auténtica buena intención, pensando en el bien de verdad de todos. Piensa que las cosas no se solucionan desde la superficie. No vivas para ti misma, y ayúdalo a él y a tus hijos a lo mismo.
Si no tuvierais hijos, tú podrías simplemente desaparecer sin cometer injusticia, si mediase causa justa. Pero si te llevas a sus hijos cometes injusticia, y no te lo recomiendo. En la oración puedes verlo mejor, todo guiado por la caridad.
Si en algún momento te sorprende la reacción de él por algún motivo, recuerda dos cosas, 1 exterior, siempre la mayor corrección que puedas; y 2, interior, la fundamental, buena intención; lejos de pensar en los propios intereses particulares, pensar en el bien de verdad de todos.