¿Dónde esta mi amor? Que se perdió
Mi amor, soy tu amante silencioso otra vez que te acecha entre las sombras, que llora cuando tu ríes, tu eterno keops reencarnado que se levantó de entre los muertos solo para robarte un beso y solo el rio lo escuchó. Soy yo, a quien robaste el alma, aquel triste condenado que escapó de júpiter y piso galilea por escuchar tu voz y que se refugió en la sombra de mahoma para tratar de olvidar tu amor. Si, soy yo, aquel peregrino que enloqueció por tu fragancia y eres tu mi loba, la que desató mi instinto, la que me cegó. Tu, me quemastes con tu látigo, y yo pedía más y más, me dejaba consumir por ti, me deje caer por tu locura y con ella me quedé y también con la amargura de saber que te herí, que nos herimos los dos, pues así eres tu y así soy yo, así es nuestro amor imposible, yo quise convertirte en imposible, yo te hice mi sueño inalcanzable para seguir luchando por ti, para nunca rendirme y así tendré siempre en el edén, te convertí en mi sueño, te hice mi sirena, pero no te varastes, yo varé en ti y cada noche en sueños salgo volando a buscarte y digo: ¿Oh, mi amada, donde estas? Te anhelo tanto, hecho tanto de menos mirar tus ojos, hecho tanto de menos verte sonreír, que a veces creo que moriré sin ti, que ya nada en esta vida tiene sentido, si te he perdido o si no te encuentro en este caótico y sórdido desorden, en esta injusta pila de piedras que desgarran mis huesos... Y a mi muerte solo me llevare algo: tu recuerdo. Todo lo demás, en la tierra dejare, como dejé mi cordura cuando me fui al infierno y en la tierra te deje, porque eso es vivir sin ti, mi infierno... Y aunque probablemente tu no estés en el, eso quiero yo, y aunque eres mi maldita, en realidad fue mi maldición la que todo arrasó... Así merezco vivir, preso en mi locura... Invente un sueño, en el que los dos compartíamos la eternidad y donde solo la fuerza del amor reinaba. ¿Y ahora que me queda? La nada... El gris vacío, oh, mi amor, ¿dime dónde te has metido? Si estas bien, si has partido... Dime, repito, pero no oigo nada, no quiero oírlo... Solo quiero que seas feliz, halla donde tu estés, y aunque tu no me ames, yo siempre te amare, mi rosa de los vientos, mi estrella de belén... Ya no le temo a morir, pues sin ti ya estoy muerto, ya no le temo a nada, pues nada me queda, nada tengo, ni sueños, ni ambición... Solo vago por esta tierra como un sonámbulo y lo único que me hace seguir caminando es tu recuerdo.