I. Estimado amigo, lamento mucho esa noticia. Un divorcio es un acto devastador para toda la familia y hasta los conocidos de ambos. Sin embargo, no todo está perdido para ti y tu recuperación.
Las investigadoras Wallerstein y Kelly, que estudiaron los casos de niños de padres divorciados, han descubierto que tan solo un par de años después del divorcio, “los muchos temores, el pesar, la turbación [...] se disiparon o hasta desaparecieron por completo”. Algunos entendidos creen que lo peor de un divorcio se supera en tan solo tres años. Esto puede parecer una eternidad, pero son muchas las cosas que tienen que suceder para que tu vida pueda estabilizarse.
Por un lado, tiene que reorganizarse la rutina de tu familia, rutina que ha sido interrumpida por el divorcio. Por ejemplo: quizás pasen meses antes de que las comidas y la colada vuelvan a la normalidad, en especial si tu madre ha emprendido un trabajo seglar a fin de poder mantener a la familia. También pasará tiempo antes de que tus padres se hayan recuperado emocionalmente. Solo entonces podrán darte por fin el apoyo que necesitas.
A medida que tu vida vaya recuperando un poco la normalidad, empezarás a sentirte bien otra vez. El paso del tiempo es una de las mejores medicinas para curar las heridas de un divorcio. Sin embargo, hay mucho más que puedes hacer aparte de dejar pasar el tiempo.
Trata de comprender a tus padres. Es posible que esta sea una de las tareas más difíciles de tu vida. Quizás estés enfadado con ellos, y con razón, por haber trastornado tu vida. Un joven lo expresó amargamente así: “Mis padres fueron egoístas. En realidad no pensaron en nosotros ni en cómo nos afectaría lo que ellos hicieron. Simplemente siguieron adelante y llevaron a cabo sus planes”. Otro joven dijo: “Mi padre trajo dos vidas al mundo y se preocupa más de su nuevo automóvil que de nosotros”. Quizás todo eso sea cierto. Pero, ¿puedes ir por la vida lleno de ira y amargura sin perjudicarte a ti mismo? La investigadora sobre cuestiones de divorcio Judith Wallerstein dice: “Esa ira no solo aleja al niño de los padres, sino que a menudo le lleva [...] a comportamientos malos [...] con el propósito de hostigar y castigar al progenitor que, según él, ha provocado el divorcio”.
Expresa tus sentimientos como lo haz hecho en este foro. Es probable que a ti también te sea de ayuda confiarte a alguien, en lugar de aislarte. Deja que tus padres sepan cómo te sientes, cuáles son tus temores y tus ansiedades. La investigación muestra que los hijos que tienen éxito en recuperarse del divorcio de sus padres pueden “comunicarse con el mundo que los rodea, con padrastros, maestros, amigos, padres de amigos y abuelos”.
Sobre todo, alguien que te prestará oído será tu Padre celestial, el “Oidor de la oración”. (Salmo 65:2.) “Delante de él derramen ustedes su corazón.” (Salmo 62:8.) Un joven llamado Paul recuerda qué fue lo que le ayudó a superar el divorcio de sus padres: “Oraba constantemente, y siempre sentí que Jehová era una persona real”.
Finalmente, la vida sigue adelante. Hay que admitir que después de un divorcio posiblemente las cosas nunca vuelvan a ser igual. Pero esto no significa que tu vida no puede ser productiva y feliz. La Biblia aconseja: “No sean holgazanes en sus quehaceres”. (Romanos 12:11.) Efectivamente: en lugar de permitir que el pesar, el dolor o la ira te dejen estancado, ¡Deja que la vida siga adelante! Concéntrate en tus trabajos escolares, busca una afición. Haz nuevos amigos, por ejemplo, podemos seguir en comunicación si no es molestia escríbeme [email protected]
El superar un divorcio no es cosa fácil. Requiere trabajo, determinación y el transcurso del tiempo. Pero, finalmente, la ruptura del matrimonio de tus padres ya no será el factor dominante de tu vida. Muchas gracias por tu tiempo, sinceridad y confianza al compartir tu sentir con nosotros. Recuerda este antiguo proverbio: "Como agua fresca para un alma cansada, así es una buena noticia de una tierra lejana".