En una ocasión, hace ya muchos años, un leñador se presentó ante su esposa y le dijo:
-Mujer, haz mi funeral porque ya estoy muerto.
-Y ¿Cómo lo sabes? Le respondió su esposa.
-Pues porque me siento muerto.
-A ver, le dijo su esposa, -tocate la frente y dime ¿estas caliente?.
El leñador se toca la frente y en efecto, siente el calor de su cuerpo.
-Si, contestó el leñador, -temgo caliente el cuerpo.
-Entonces estas vivo, porque se lo contrario estarías frío. Contestó calmadamente la señora.
El leñador entonces muy convencido, continuó su vida diaria, seguro de que estaba vivo.
Llegó pues el invierno y el leñador se trepó en su burro y salió a cortar leña, se interno en el bosque cubierto de nieve hasta encontrar un árbol que le pareció adecuado y comenzó a darle hachazos.
Se detuvo un rato para secarse el sudor de la frente, pero cuál sería su sorpresa que estaba frío, se tocó las piernas, los pies, las mejillas y hete aquí que todo su cuerpo estaba frio.
Soltó entonces el hacha y se acostó en el suelo diciendo: -Ahora si ya estoy muerto.
Se quedó acostado sin moverse, al paso del tiempo, llegó una jauría de perros hambrientos, al ver el burro atado, se le echaron encima para devorarlo. El leñador desde donde estaba acostado, vió el ataque y pensó: -Tienen suerte de que esté muerto, si no, ya les hubiese dado si merecido.
Mientras devoraba el burro, uno de los perros descubrió al hombre acostado y con mucha precaución se acercó olfateándo temeroso, ya que in hombre siempre es peligroso.
El hombre lo vió acercarse lentamente y pensó, -Ahora que estoy muerto, harán conmigo lo que quieran; pero si estuviera vivo, ya les hubiese dado su merecido.
El perro se acercó tanto que pudo al fin morder una parte del hombre, el cuál no se movió, porque seguía pensando que al estar muerto ya nada podía hacer.
El perro comenzó entonces a devorar al hombre y en cuanto los demás perros se dieron cuenta, corrieron a tomar su parte, porque siempre la carne de hombre es más sabrosa que la de burro.
Así qué entonces como terminó la vida de este leñador, que en medio de su conciencia se creyó muerto.
Esta historia tal vez no te deje ningún mensaje, pero al leer tu pregunta, recordé está historia y quise contarla.