Dejar a la pareja y no morir en el intento I
Hola a todos.
Hace una semana he roto definitivamente con mi pareja.
Soy un tipo de 32 tacos que me lié con una amiga hace 5 años ya. Hemos vivido durante cuatro años en un piso compartido con más gente en el que yo ya vivía de antes. Han sido años de diversión y cachondeo total. Nos lo pasamos de coña, sin duda los mejores años de mi vida. Los dos éramos creativos, divertidos, ingeniosos, buscábamos los planes más extraños y originales, y disfrutábamos cada rato.
Hace tres años ella solicitó una VPO a nombre de los dos. Nos la concedieron y a mi la verdad es que no me hacía gracia ir a vivir al barrio en el que está, porque no es la idea que tenía para mi en el futuro. Pero no supe decir nada entonces y me callé como un bellaco. Con el tiempo fue convenciéndome la idea de vivir juntos en ese piso y poco a poco fui ilusionándome con la casa.
La relación, lógicamente, fue evolucionando con el tiempo y la explosión de los primeros meses-años dio paso a una alegría más contenida. El sexo fue decayendo (el sexo, no mi sexo, que el pobre va a la contra) y poco a poco dejamos de ser originales para rozar el aburrimiento en ciertos temas. Seguíamos pasándolo bien, que duda cabe, pero las conversaciones ya no tenían la misma gracia y nos empezamos a repetir.
Finalmente en octubre de 2008 nos mudamos al piso nuevo. Fuimos de los primeros en llegar al barrio. No había nada excepto frío, nieve y una casa totalmente vacía. A mi me pudo la pena y la tristeza, ya que no yo quería vivir en un barrio muerto (sabiendo que en 10 años estará lleno de vida) por ahora. Me empecé a obsesionar con los ruidos de los vecinos colombianos de abajo, que realmente no hacían ningún ruido, pero bueno, con los del vecino de al lado, con los de los coches de la calle. Me daban ataques de gran tristeza, y lloraba como un desconsolado. Yo no tenía ganas de montar nada en casa, y casi ponía pegas para decorar o comprar muebles.
Ella siempre me ha animado, pero se me hizo evidente en todo este proceso que no éramos capaces de comunicarnos con sinceridad. Ella no me entendía, y yo no sabía como hacerle ver que el piso no me gustaba y que irracionalmente me daba miedo el entorno hostil en que nos encontrábamos. La tristeza iba a más, y yo cada vez me sentía más solo y aislado en esa casa. Trabajo de mañana, y las tardes se me hacían eternas. Una tarde me pregunté "que queda por hacer en la vida una vez que te has metido en el piso con tu pareja", con una sensación terrible de haber llegado al final del camino de la vida, y como si lo siguiente fuera una etapa de 40 años que podía resumirse en "estabilizarte en el piso, tener hijos, verlos crecer, jubilarte y morirte". Pensar esto con 32 años es como para asustarse, ¿no?
Me di cuenta de que no tenía ilusión alguna en la vida, y que no me hacía ninguna ilusión especial vivir con ella, sin quitar que me lo siguiera pasando bien (ahora lo veo con otros ojos más críticos) cuando estábamos por ahí. Empecé a pensar en vivir solo, en salir de esta situación, en plantearme si eso era amor, y qué quería hacer YO con mi vida.
Empecé a ir a un psicólogo-psicoanalista y comencé una terapia semanal. He ido descubriendo muchas cosas de mi, de como pienso, como entiendo el mundo, mis miedos, mis inseguridades, mis valores, y he empezado a plantearme quien soy y que quiero hacer con esta vida que tengo entre mis manos, y sólo entre mis manos.
Hace una semana he roto definitivamente con mi pareja.
Soy un tipo de 32 tacos que me lié con una amiga hace 5 años ya. Hemos vivido durante cuatro años en un piso compartido con más gente en el que yo ya vivía de antes. Han sido años de diversión y cachondeo total. Nos lo pasamos de coña, sin duda los mejores años de mi vida. Los dos éramos creativos, divertidos, ingeniosos, buscábamos los planes más extraños y originales, y disfrutábamos cada rato.
Hace tres años ella solicitó una VPO a nombre de los dos. Nos la concedieron y a mi la verdad es que no me hacía gracia ir a vivir al barrio en el que está, porque no es la idea que tenía para mi en el futuro. Pero no supe decir nada entonces y me callé como un bellaco. Con el tiempo fue convenciéndome la idea de vivir juntos en ese piso y poco a poco fui ilusionándome con la casa.
La relación, lógicamente, fue evolucionando con el tiempo y la explosión de los primeros meses-años dio paso a una alegría más contenida. El sexo fue decayendo (el sexo, no mi sexo, que el pobre va a la contra) y poco a poco dejamos de ser originales para rozar el aburrimiento en ciertos temas. Seguíamos pasándolo bien, que duda cabe, pero las conversaciones ya no tenían la misma gracia y nos empezamos a repetir.
Finalmente en octubre de 2008 nos mudamos al piso nuevo. Fuimos de los primeros en llegar al barrio. No había nada excepto frío, nieve y una casa totalmente vacía. A mi me pudo la pena y la tristeza, ya que no yo quería vivir en un barrio muerto (sabiendo que en 10 años estará lleno de vida) por ahora. Me empecé a obsesionar con los ruidos de los vecinos colombianos de abajo, que realmente no hacían ningún ruido, pero bueno, con los del vecino de al lado, con los de los coches de la calle. Me daban ataques de gran tristeza, y lloraba como un desconsolado. Yo no tenía ganas de montar nada en casa, y casi ponía pegas para decorar o comprar muebles.
Ella siempre me ha animado, pero se me hizo evidente en todo este proceso que no éramos capaces de comunicarnos con sinceridad. Ella no me entendía, y yo no sabía como hacerle ver que el piso no me gustaba y que irracionalmente me daba miedo el entorno hostil en que nos encontrábamos. La tristeza iba a más, y yo cada vez me sentía más solo y aislado en esa casa. Trabajo de mañana, y las tardes se me hacían eternas. Una tarde me pregunté "que queda por hacer en la vida una vez que te has metido en el piso con tu pareja", con una sensación terrible de haber llegado al final del camino de la vida, y como si lo siguiente fuera una etapa de 40 años que podía resumirse en "estabilizarte en el piso, tener hijos, verlos crecer, jubilarte y morirte". Pensar esto con 32 años es como para asustarse, ¿no?
Me di cuenta de que no tenía ilusión alguna en la vida, y que no me hacía ninguna ilusión especial vivir con ella, sin quitar que me lo siguiera pasando bien (ahora lo veo con otros ojos más críticos) cuando estábamos por ahí. Empecé a pensar en vivir solo, en salir de esta situación, en plantearme si eso era amor, y qué quería hacer YO con mi vida.
Empecé a ir a un psicólogo-psicoanalista y comencé una terapia semanal. He ido descubriendo muchas cosas de mi, de como pienso, como entiendo el mundo, mis miedos, mis inseguridades, mis valores, y he empezado a plantearme quien soy y que quiero hacer con esta vida que tengo entre mis manos, y sólo entre mis manos.
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