Ya no se si esto es un trastorno mental o soy yo voluntariamente
Desde hace 6 meses me enteré de un pasaje en la Biblia que dice que Dios perdona todos los pecados menos el de blasfemar contra el Espíritu Santo. Antes cuando no lo sabía mi mente estaba tranquila, me obsesionaba con diversas ideas como la respiración, con el insomnio, la muerte, que a mi madre le pasara algo, con el fin del mundo, etc. Jamás se me había pasado por mi mente el ofender a Dios, ni siquiera en mis peores momentos le reproché a Dios nada, al contrario, fue mi apoyo y mi ayuda en los momentos más difíciles cuando sufrí de esas obsesiones y de la ansiedad.
Pero desde que me enteré que el blasfemar contra Dios no tenía perdón jamás, mi mente empezó a producir pensamientos en contra de Él, comenzaron con pensamientos de burla, luego pensamientos desafiantes, pensamientos ateístas, pensamientos de duda sobre Dios, etc. Pero se han vuelto un verdadero infierno, ahora son blasfemias contra Dios y contra su Santo Espíritu. Me provocan una ansiedad tan horrible.
No se como sacarme esos pensamientos de mi mente, es como si ya se hubieran arraigado en mi mente y formaran parte de mí mismo. Cuando intento suprimir esos pensamientos, es inútil, simplemente se forman y siento y hasta estoy convencido de que soy yo quien forma esos infernales pensamientos. Es como si yo los buscara.
Estoy tranquilo y de pronto me acuerdo del trastorno y surge el paroxismo, la sensación de que viene un pensamiento, y en ocasiones siento que soy yo quien recuerda o produce los pensamientos voluntariamente.
Es hasta extraño, en el pasado había leído casi todo el Nuevo Testamento y no recuerdo haber leído ese pasaje bíblico. Pero desde que me volví cristiano en octubre del año pasado (2015) a raíz de una conversación al día siguiente de haber entrado en el cristianismo, todo comenzó.
Desde pequeño he sido asustadizo, nervioso en ocasiones, cuando me enfermaba con cosas desconocidas para mí a veces tendía a obsesionarme y fatalizar el asunto creyendo que me iba a morir. De hecho lo que me llevó a convertirme en cristiano fue una obsesión con padecer y morir de cáncer.
He tenido distintas obsesiones, lavarme las manos, simetría, orden, "perfección", pero han sido obsesiones leves, lo mío más que todo son pensamientos que invaden mi mente y me trastornan, y ahora estos pensamientos que no puedo controlar y me están volviendo loco.