Es cierto eso que dices de los contrastes. De hecho, recientemente he aplicado este pensamiento a las personas y me doy cuenta de que la única cosa por la que es posible y necesario valorar y disfrutar de las personas que te hacen la vida agradable es por aquellas que te la hacen difícil y dolorosa.
En linea con lo que planteas, un ensayo sobre la paz, debería considerar como bien dices el fenómeno de la guerra pues si nunca hubiera existido la guerra no tendríamos necesidad de haber creado el fenómeno de la paz. Así mismo convendría analizar en qué consiste realmente este fenómeno de la paz porque quizá cuando decimos paz, no profundizamos lo suficiente hasta tomar conciencia de las implicaciones de la paz.
Si estamos de acuerdo en que la paz es la ausencia de guerra, se pondría de manifiesto que el estado normal de las cosas es la guerra y entonces la paz sería un estado alterado de las cosas.
En caso de que consideremos la paz como el estado natural de las cosas, deberíamos explicar el porqué se alteró este estado y se cayó en las guerras.
En mi opinión que es improvisada a medida que escribo, creo que hay que entender que se produce una contradicción (una vez más) en el ser humano como tantas otras hay que conducen irremediablemente a considerar factores tanto materiales o físicos propios de la supervivencia como otros no tan tangibles como la religión.
La vida humana es mística y eso conduce a este tipo de cuestiones que no se resuelven por medio de la lógica.
El mundo avanza a ciegas, entre la vida y la muertes, el amor y el dolor, con la obligación de subsistir y el deseo de ser feliz. Sin embargo fuerzas de las que no es posible librarse nos impulsan a cometer todo tipo de actos que poco tienen que ver a veces con ninguno de estos dos objetivos. Se puede creer que el fin es cumplir uno de estos objetivos sin embargo hemos errado el camino. Ante esta incertidumbre se hace necesario un camino. El camino que se toma es lo que diferencia unos de otros y es aquello que muestran las religiones o que pretenden mostrar. Los hinduistas tienen su modo de ver la vida como los católicos o musulmanes pero solo la opción individual puede determinar la calidad de la opción que haya tomado. Por otro lado el aspecto práctico e ineludible de lo salvaje de la naturaleza humana se materializa en su estructura social y económica. Esta realidad ineludible plantea problemas de poder que son los mismos que se pretendía resolver con la organización social acrecentados por la acumulación de poder fáctico y económico que se produce en las altas esferas de ese sistema y que sin duda no escapa a la misma condición humana que pretende organizar con la consecuencia natural de que lo que debía ser una solución se convierte en un problema.
Bien, es solo una introducción al tema pero como verás se deriva inevitablemente hacia causas antropológicas a las que seguirian filosóficas y religiosas. El poder siempre es motivo de guerra. El dinero es el movil que lo hace posible. La espectativa de ganar dinero por encima de los demás y la habilidad para hacerlo es sin duda motivo de discordia pero el fin sigue siendo el poder. La obsesión de poder y control es irrenunciable y cualquiera que lo dude no tiene más que observar a su alrededor y ver si algo que se puede poner bajo control se deja al libre albedrío. La tendencia natural cuando tienes leche, es buscar galletas. Es un chiste malo pero refleja a qué conduce el control. La cuestión es que una vez logrado un objetivo necesitas uno mayor. No puede haber la inactividad porque no se justifica. Nada en la naturaleza deja de suceder si puede seguir sucediendo así que es inútil dejar de hacer hacer algo que se puede hacer porque se termina haciendo o se va en contra de la propia naturaleza la cual termina pasando factura.
Esto es la parte irracional. Sin embargo contamos con la posibilidad de hacer que nuestra parte racional predomine y abolir esta dependencia del poder y eso solo se podrá lograr con la educación y el consenso no de unos pocos sino de toda la humanidad. Mientras la pirámide permanezca se perpetuará la diferencia de clases, de recursos y las guerras.