El Diccionario de uso del español, de María Moliner, define “amuleto” como “talismán u objeto al que se atribuyen virtudes mágicas, que se lleva encima como portador de buena suerte o como defensa contra cierto daño”.
Personas de todo el mundo llevan y exhiben amuletos y talismanes de todos los tipos y formas. Pero ¿es razonable creer que un amuleto hecho por la mano del hombre brinda verdadera protección? Muchas de las cosas usadas popularmente como amuletos son artículos comerciales fabricados en serie. ¿No escapa a la lógica y al sentido común creer que un objeto elaborado en una fábrica posee poderes mágicos? Incluso una pócima preparada especialmente por un médico brujo no es más que una mixtura de ingredientes ordinarios: raíces, hierbas, etc. ¿Por qué una mezcla tal habría de poseer virtudes mágicas? Además, ¿existe alguna prueba verdadera de que los que usan amuletos vivan más tiempo o sean más felices que aquellos que no los usan? ¿Acaso los fabricantes de tales objetos mágicos no enferman ni mueren?
Lejos de ofrecer verdadera protección a las personas y hacerlas sentir dueñas de su vida, el uso supersticioso de amuletos en realidad les impide utilizar la inteligencia para hacer frente a los problemas y las anima a recurrir a la suerte como una panacea. La fe en el poder de los amuletos también puede infundir en el usuario un falso sentimiento de seguridad. Un hombre que se halle bajo los efectos del alcohol tal vez piense que sus reflejos y capacidad están intactos, pero, si intenta conducir, es probable que se haga daño a sí mismo y haga daño a otros. De la misma manera, el que confía en el poder de un amuleto puede perjudicarse. Pensando equivocadamente que está protegido, puede propender a obrar con insensatez o a tomar decisiones imprudentes.
La creencia en el poder de los amuletos entraña aun otros riesgos graves que yacen ocultos a la vista de los millones de personas que los utilizan. Usar amuletos es una forma de idolatría, algo que la Palabra de Dios condena claramente. (Éxodo 20:4, 5.) La persona que los usa tal vez piense que no está adorando directamente al amuleto o talismán. Sin embargo, ¿no estaría mostrando, por el mero hecho de poseerlos, una actitud reverente, rayana en la adoración, para con los poderes ocultos? ¿Y no es cierto que a menudo se trata a estos objetos con veneración (besándolos, por ejemplo)? Sin embargo, en 1 Juan 5:21, la Biblia ordena a los cristianos: “Guárdense de los ídolos”. ¿No incluye este mandato los objetos que se consideran amuletos o talismanes?
La decisión es personal si uno quiere ser obediente a lo que dice la Biblia antes de seguir tradiciones. Gracia por tu tiempo y aprecio. Recibe un saludo fraterno.