¿Qué Relación hay entre Masculinidad, Ego y Maldad?
¿Dónde puedo aprender sobre estos conceptos espirituales? Bien - Mal - Masculinidad - Maldad - Ego agradecería si me orientan con algún libro, material, canal de youtube.
2 respuestas
I. Hola amigo Alvaro, muy interesante pregunta sobre esos conceptos desde el punto de vista bíblico o espiritual. Fíjate, como hay mucha información al respeto traté de resumir al máximo lo que encontré. No puedo referirte, por este medio, el sitio web de donde lo conseguí por respeto a publicarlo en este foro pero puedes contactarme a mi correo personal para mayor orientación [email protected]
La verdadera masculinidad y la verdadera feminidad
3 ¿Cuál es la verdadera masculinidad? ¿Y qué es la verdadera feminidad? The World Book Encyclopedia dice: “La mayoría de los hombres y las mujeres no solo se diferencian anatómicamente, sino también en la conducta y los intereses. Algunas de estas diferencias vienen determinadas biológicamente. [...] Pero parece que muchas de las diferencias no anatómicas se basan en los papeles sexuales que todo individuo aprende. Se nace hombre o mujer, pero se aprende a ser masculino o femenina”. Nuestra constitución genética tal vez sea responsable de muchas de nuestras características, pero el desarrollo de la masculinidad o la feminidad apropiadas depende de que aprendamos lo que Dios requiere y de qué proceder decidamos seguir en la vida.
4 La historia bíblica revela que el papel de Adán era llevar la delantera como cabeza de su esposa e hijos. También tenía que obedecer la voluntad de Dios de llenar la Tierra, sojuzgarla y tener en sujeción a toda la creación terrestre inferior. (Génesis 1:28.) El papel femenino de Eva en la familia era ser una “ayudante” y “un complemento” de Adán, cuya jefatura debía acatar, cooperando con él en la realización del propósito que Dios había declarado para ellos. (Génesis 2:18; 1 Corintios 11:3.)
5 Pero Adán no estuvo a la altura de su responsabilidad, y Eva se valió de su feminidad de un modo persuasivo para inducir a Adán a desobedecer a Dios junto con ella. (Génesis 3:6.) Al dejarse persuadir y hacer lo que sabía que estaba mal, Adán no demostró verdadera masculinidad. Débilmente prefirió la palabra de su engañada esposa a lo que le había dicho su Padre y Creador. (Génesis 2:16, 17.) Enseguida la primera pareja empezó a experimentar las consecuencias de la desobediencia previstas por Dios. Adán, que anteriormente se había referido a su esposa en términos entusiastas y poéticos, ahora aludía a ella fríamente como “la mujer que me diste”. A partir de entonces, la imperfección desfiguró y desencaminó su masculinidad, lo que resultó en que ‘dominara a su esposa’. Eva, por otro lado, tendría un “deseo vehemente” por su esposo, probablemente de un modo excesivo y desequilibrado. (Génesis 3:12, 16.)
6 El mal uso de la masculinidad y la feminidad llegó a extremos insospechados antes del Diluvio. Unos ángeles que abandonaron su posición original en el cielo se materializaron en cuerpos humanos para disfrutar de relaciones sexuales con las mujeres. (Génesis 6:1, 2.) En el relato solo se menciona a hombres como fruto de esas uniones contranaturales. Y al parecer eran híbridos, incapaces de reproducirse. Se les llegó a conocer como los poderosos, nefilim, o derribadores, puesto que hacían caer a otras personas. (Génesis 6:4, nota.) Debieron ser violentos y agresivos, despiadados, sin ninguna compasión.
7 Está claro que ni la belleza física, ni la fuerza ni la forma ni el tamaño del cuerpo confieren por sí mismos la adecuada masculinidad o feminidad. Los ángeles que se materializaron probablemente eran bien parecidos, y los nefilim eran grandes y musculosos; pero su actitud mental estaba torcida. Los ángeles desobedientes y su prole llenaron la Tierra de inmoralidad sexual y violencia. Por tanto, Jehová puso fin a aquel mundo. (Génesis 6:5-7.) El Diluvio, sin embargo, no barrió la influencia demoníaca ni acabó con las consecuencias del pecado de Adán. Después del Diluvio reaparecieron las distorsiones de la masculinidad y la feminidad, y hay ejemplos en la Biblia, positivos y negativos, de los que podemos aprender.
8 José y la esposa de Potifar suministran un fuerte contraste entre la masculinidad apropiada y la feminidad mundana. La esposa de Potifar se había encaprichado de José, un hombre atractivo, y trató de seducirlo. En aquel entonces no había ninguna ley escrita que prohibiera la fornicación o el adulterio. No obstante, José huyó de aquella mujer inmoral y demostró ser un verdadero hombre de Dios, un hombre que tenía la masculinidad que Dios aprueba. (Génesis 39:7-9, 12.)
9 Ester y la reina Vasti suministran un contraste sobresaliente para las mujeres. Vasti debió pensar que era tan hermosa que el rey Asuero siempre accedería a sus deseos. Pero su belleza era, como mucho, superficial. Le faltaba modestia y feminidad, pues no fue sumisa a su esposo y rey. Este la rechazó y escogió como reina a una mujer verdaderamente femenina, que, de hecho, temía a Jehová. (Ester 1:10-12; 2:15-17.)
10 Ester es un magnífico ejemplo para las cristianas. Aunque era “de bonita figura y hermosa apariencia”, puso de manifiesto el adorno de “la persona secreta del corazón en la vestidura incorruptible del espíritu quieto y apacible”. (Ester 2:7; 1 Pedro 3:4.) Para ella las galas vistosas no fueron lo principal. Ester fue discreta, tuvo autodominio y fue sumisa a su esposo, Asuero, incluso cuando la vida de su pueblo estaba en peligro. Guardó silencio cuando era oportuno, pero habló audazmente cuando fue necesario y conveniente. (Ester 2:10; 7:3-6.) Aceptó el consejo de su maduro primo Mardoqueo. (Ester 4:12-16.) Tuvo amor y fue leal a su pueblo.
Sobre los demás conceptos tendré que enviártelos luego. Tuve que resolver algo urgente. Perdón
I. Hola amigo Alvaro, muchas gracias por tu valoración. Espero te comuniques conmigo, me gustan tus interrogantes. Ahí te dejé mi coreo en la respuesta anterior
Con relación a los demás conceptos, fíjate en lo siguiente. Se suele hacer referencia el ego como exceso de autoestima.
No podemos pasar por alto el hecho de que existen dos palabras muy utilizadas en nuestro idioma que precisamente se sustentan en la palabra ego. Por un lado, nos encontramos con el término ególatra, que procede del griego, y que viene a definir a aquella persona que practica la egolatría, es decir, que tiene un amor exagerado de sí misma.
Por otro lado, se halla la palabra egoísta que, de la misma manera, es un adjetivo que se emplea para hacer referencia a todo individuo que no sólo tiene un amor excesivo por su propia persona sino que además esto le hace estar en todo momento pendiente de su propio interés sin tener en cuenta el de las demás personas que le rodean.
Sobre la maldad. Lo que es moralmente muy malo. A menudo designa lo que es de influencia nociva, malévola o destructiva.
¿Por qué ha permitido Dios la maldad?
Donde quiera que miremos hay delito, odio y dificultades. Con frecuencia, quien sufre es el inocente. Algunos culpan a Dios. Quizás digan: ‘Si hay un Dios, ¿por qué permite que sucedan todas estas cosas tan terribles?’
Sin embargo, ¿quiénes están haciendo estas cosas malas a otros? Es la gente, no es Dios. Dios condena los actos malvados. De hecho, mucho del sufrimiento que hay en la Tierra se evitaría si la gente obedeciera las leyes de Dios. Él nos manda amar. Prohíbe el asesinato, el robo, la fornicación, la codicia y avaricia, la borrachera y otros malos actos que causan sufrimiento a los humanos. (Romanos 13:9; Efesios 5:3, 18) Dios hizo a Adán y Eva con un cerebro y un cuerpo maravillosos, y capacitados para disfrutar a plenitud de la vida. Nunca fue el deseo de él que ellos o sus hijos sufrieran ni se hallaran en dificultades.
Fue Satanás el Diablo quien dio comienzo a la maldad en la Tierra. Pero Adán y Eva también tuvieron culpa. Ellos no eran tan débiles que no pudieran haber resistido cuando el Diablo los tentó. Pudieran haber dicho a Satanás que ‘se fuera,’ tal como posteriormente lo hizo el hombre perfecto Jesús. (Mateo 4:10) Pero no hicieron eso. Como resultado de ello, cayeron en la imperfección. Todos sus hijos, y nosotros estamos entre ellos, han heredado esa imperfección, que trajo consigo las enfermedades, la tristeza y la muerte. (Romanos 5:12) Pero, ¿por qué ha permitido Dios que el sufrimiento siga?
Al principio alguien pudiera pensar que ninguna razón pudiera bastar para que Dios permitiera todo el sufrimiento humano que se ha experimentado a través de los siglos. Sin embargo, ¿es correcto llegar a esa conclusión? ¿Acaso no han permitido ciertos padres que verdaderamente aman a sus hijos que a éstos se les haya sometido a una operación dolorosa como modo de corregir algún problema? Sí, muchas veces el que se haya permitido temporalmente algún sufrimiento ha hecho posible que los hijos disfruten de mejor salud más adelante en la vida.
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La sociedad defina que es masculino y que es femenino, no te dejes engañar
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