El sentido del humor

Te agradezco mucho tu consulta pues me hace reflexionar sobre mi propia personalidad, ya que también soy una persona seria.
Me pregunto qué es lo que me hace sonreír, que es lo que me causa o despierta mi sentido del humor, no es acaso un ejercicio, como cuando uno ejercita las matemáticas, ¿haciendo cuentas mentales con rapidez? Puedo cultivar en mi mente, ¿el sentido del humor? ¿Cuáles son las semillas? ¿Qué tienen de graciosas las personas graciosas? En realidad no pretendo ser gracioso, quisiera tener sentido del humor cuanto este sea apropiado, en una reunión social, en el trabajo, o compañeros de estudio o en el club. ¿No es acaso una forma de ver las cosas? Podría tener una visión optimista de las cosas, ¿si tuviera más sentido del humor? ¿O inversamente podría tener mayor sentido del humor si tuviera una visión optimista? Creo que este punto esta ligado, es decir, si soy capaz de ver la oportunidad de sonreír aun en la situación más difícil, estaría desarrollando una capacidad mucho más útil, para mi propia mi vida, que simplemente saber contar un chascarillo, un chiste o como sea que lo llame.
Puedo ver en cada situación, ¿una oportunidad de sonreír y tener una mirada optimista? Sonreír Siempre. Creo que es la causa necesaria para sentir alegría desde el interior de mi vida y construir un sentido del humor autentico.
Recuerdo una historia breve que tiene que ver con esta visión:
Había un rey tenia un consejero que siempre, siempre pasara lo que pasara, decía: ¡Qué bien!
Un día el rey con su consejero fue a cazar, y por accidente se corto un dedo, el consejero, dijo: ¡Qué bien!, entonces pensando que era muy desconsiderado, lo echó. : ¡Qué bien!
Pero antes de regresar a su reino, el rey fue apresado por una tribu salvaje, que tenia por costumbre sacrificar ante su deidad a los extraños que eran atrapados, sin embargo cuando se dieron cuenta que el faltaba un dedo, decidieron que no era digno para su dios, y lo dejaron libre.
Así, el rey comprendió lo que el consejero quería decir, y cuando volvió, solicitó que lo fueran a buscar. Por supuesto dijo: ¡Qué bien!
Cuando se encontró de nuevo con el consejero, le pidió disculpas le relato lo que había vivido y le preguntó porqué cuando lo echo, también había dicho: ¡Qué bien!
El consejero sonrío y y le respondió: si tu no me hubieras echado, habría estado contigo cuando te atraparon, como tu no eras digno, hubiera sido yo a quien habrían sacrificado, ¡Qué bien! Que no estuve allí.