¿Cómo compaginar convivencia y desamor?

Hola virgi2: Tengo pareja estable desde hace 19 años y 3 hijos con él. Hemos sido desde el principio una pareja que despertaba envidias por lo bien que lo llevábamos, y era real no era una fachada social, los dos estábamos muy a gusto juntos, teníamos nuestros trabajos, nuestras independencias, nuestros amigos comunes y los amigos individuales, aficiones comunes y otras separadas y salidas juntos y otras solos con amigos, incluso aún teniendo ya hijos, nos organizábamos bien.
Cuando tuvimos a nuestro primer hijo, hace nueve años, hablamos de ofrecerle la posibilidad de tener la presencia continua de uno de los dos por los menos en los tres primeros años, así que yo dejé de trabajar y estuve en casa hasta que el segundo niño, que tuvimos dos años y medio después, tuvo seis meses.
Entonces coincidió que su contrato laboral finalizaba a la par que a mí me ofrecieron un trabajo muy goloso, y después de hablarlo decidimos un cambio de roles en el que yo salí a trabajar y él pasó a cuidar de los dos niños que ya teníamos. En ese momento a los dos nos gustó el cambio, y a él personalmente le pareció un reto muy apetecible.
Todo fue más o menos bien los primeros meses. A los ocho meses de empezar a trabajar me quedé embarazada de mi tercer hijo y aproveché la situación para pedir un cambio de horario y llegar a casa hora y media antes, pues las quejas por el exceso de trabajo en casa ya habían comenzado.
A pesar de esa mejora, cuando ya había nacido el tercero y se aproximaba el fin de la baja maternal empezó a sugerirme que pidiera jornada continua porque él no iba a poder encargarse de todo.
El primer día que volví a trabajar planté un órdago que no se esperaba nadie diciendo que necesitaba jornada continua por la salud de mi familia o tendría que plantearme cambiar de trabajo. Nuevamente aceptaron no sin dejarme claro que era un abuso de mi posición.
Con mi nuevo horario tipo funcionario llegaba a comer a casa, llevaba los niños al cole por la tarde, salía de paseo con ellos después del colegio para darle un descanso y un poco de soledad, programaba salidas los fines de semana para que tuviéramos vida social, organizaba todos los cumpleaños y fiestas, pedía días libres para asistir a fiesta escolares, médicos o revisiones,...
Contra todo pronóstico, él siguió agobiándose cada vez más. Como yo había pasado por lo mismo cuando me tocó quedarme en casa los tres primeros años, entendía como se sentía y le aconsejé que saliera de casa, que trabajara y ya arreglaríamos los horarios para compaginarnos, pero él no sabía como tirar la tolla sin que pareciera que fracasaba en su intento de ser amo de casa y padre ejemplar.
Empezó a enviar currículums pero no cogía ningún trabajo porque todos tenían un "pero": que si los horarios, que si era muy lejos, que si no le gustaba el trabajo que había que desempeñar, que si pagan poco, etc. Excusas para no salir, y así año tras año, cada vez sintiéndose peor preparado para volver a salir al mercado laboral, más anquilosado.
Durante este tiempo su carácter cada vez era más agriado, las risas brillaban por su ausencia, así como las conversaciones que habían dejado paso a sus eternas partidas de solitarios en el ordenador. Las malas caras iban en aumento, los reproches por las comidas de trabajo, por las salidas con amigas, por el exceso de congresos, ferias y conferencias...
Comencé a decir que no a las salidas extraordinarias de mi trabajo, evitando los viajes, reduje a una las salidas al mes con las amigas, y salía siempre por la noche después de acostar a los niños... Todo para estar más tiempo en casa.
Pero llegamos a un punto en el que ya nada le parecía bien, y sólo quería que estuviera más en casa.
Yo empecé a asfixiarme con tanta casa, con tanto control, con tantas barreras, sin vida social y comencé a evitarle porque ya no era divertido. Prefería salir ya sin él aunque sólo fuera al parque con los niños para poder disfrutar de momentos agradables con otras madres, hablaba con amigos por teléfono desde casa o los invitaba a casa ya que no le parecía bien que saliera, y así empezó la época de los celos, de no poder hablar con determinadas personas con las que me reía "demasiado", de los interrogatorios exhaustivos para saber todo lo que hacíamos, decíamos o pensábamos en su ausencia, de las preguntas trampa para ver si las versiones coincidían.
En esta situación apareció en mi vida una persona que en pocos meses se reveló como un amigo extraordinario, con el que disfrutaba hablando y escuchando, y sobre todo con el que me reía mucho, y por supuesto, pasó a ser una persona "non grata" para mi pareja igualmente rápido.
Cuando mis razonamientos sobre que no debía tener ningún temor ya no sirvieron para nada y me prohibió tajantemente hablar con él en concreto, empecé a esquivarle y a contar medias verdades para salir de esa encerrona y, fue entonces cuando, al dejar de llegarle información de mi parte comenzó a espiarme sin yo saberlo.
Cuando reunió lo que él vino a llamar "pruebas suficientes" empezó a acusarme de infidelidad, y a inventar historias para unir todo tipo de detalles inconexos que iba recopilando. Este hecho me pareció ya el colmo de la falta de respeto, a parte de una locura manifiesta y ante sus reiteradas negativas a confiar en mi decidí hace un año no ceder más a sus historias y retomar la normalidad de mis relaciones sin faltar a mis obligaciones familiares, aunque no le pareciera bien.
Eso me ha costado un año de continuas broncas por los detalles más peregrinos, y de un desapego emocional hacia él impresionante.
A principios de este verano, su última pataleta emocional me ha costado mucho dinero y un gran descalabro laboral que me cabreó profundamente y me hizo decirle de muy malos modos que se fuera a trabajar de una vez por todas y que saliera de casa porque no le aguantaba más.
Él contestó que debíamos separarnos de una vez porque yo no pensaba cambiar de actitud y él no pensaba seguir tragando. Yo le dije que cuando él quisiera que se largara, que yo no pensaba separarme ya que me sentía capaz de aguantarle por los niños hasta que fuesen mayores.
En diez días tenía un trabajo de doce horas fuera de casa, por lo que aprovechando mi mes de vacaciones y su ausencia empecé a hacer limpieza y organizar cajones y armarios, y cual fue mi sorpresa, todo lo que encontré desperdigado y a la mano de cualquiera sin necesidad de rebuscar.
Descubro que lleva un año entero difamándome, inventando historias y contándoselas a todo el que se las quiera escuchar: amigos y familiares de los dos, espiándome mails, saboteándome cartas, revisándome facturas de teléfono, con las claves secretas de mis correos, con copias de algunos mensajes...
Estas acciones y todo lo que suponen me han provocado tal rabia que decidí no hablarle más que el mínimo de...

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Siento decirte que tu situación se ha dejado llegar a un punto, en que, sinceramente, va a ser muy difícil el poder arreglarla, ya que en tu relación, se ha roto dos de los pilares más importantes, la confianza y el respeto, aconteciendo a la rotura del tercero, el sexo.
Te agradezco muchísimo la extensión de tu carta, ya que con ello me ayudas a mí a valorar tu situación y la del padre de tus hijos, por lo que no has de disculparte.
Lo primero es aclararte, que no has de sentirte culpable, ya que el comportamiento de tu cónyuge ha sido provocado por falta de autoestima, complejo de inferioridad, dada por una monotonía y un tiempo largo para ésta.
Para hacer una valoración real de la situación, sería muy positivo y necesario poder escuchar a la parte contraria, pero como ésto, de momento es imposible, vamos a intentar ayudarte para que la situación que estás viviendo sea más llevadera para ambos y para a su vez, vuestros hijos.
_Lo primero que debes de plantearte, es si realmente sigues amando a tu pareja, o por el contrario, ya se ha ido dicho sentimiento.
_En caso de que aún tengas sentimientos hacia él,hay que reestablecer la comunicación,para ello, primero has de planear cómo realizarlo,tener claro tus proyectos de pareja y como encauzarlos.Esta comunicación,ha de ser con una escucha activa,empatizar ambos con la situación en la que os encontráis, y ser asertivos.
Asegurar que dicha comunicación sea posible, has de buscar el lugar adecuado primeramente, donde nadie os escuche ni os puedan interrumpir, un lugar dónde os sintáis cómodos y relajados, como en la playa, en el monte o cualquier otro lugar dónde no existan ruidos, aglomeración de personas ni música estridente. Procura siempre no interrumpirlo y hablar en un tono suave y agradable.
Cuando la conversación dé comienzo, has de escucharlo, aunque lo que te diga te duela, no contestes ni le interrumpas, pon suma atención, si te reprocha, escúchalo, pero no des explicaciones ni des paso a otro más, deja que exprese sus sentimientos de forma libre y ves tomando nota. Con lo escuchado, procura situarte en su lugar, en su vivencia, para poder averiguar que es lo que ha roto de verdad vuestra relación hay que averiguar que causó que dicho proceso de ruptura diera comienzo.
Una vez oída su parte, no le contestes a dichas quejas y reclamos, sino, muestra tus pensamientos, tus sentimientos hacia él y tus posibles proyectos futuros para que vuestra relación no llegue a su fin, sino a un nuevo comienzo, con un buen entendimiento, donde ambos podáis sentiros bien, felices y cómodos el uno con el otro.
La conversación no ha de enfocarse en un abanico de reproches, ni de echar en cara cosas del pasado, si tu pareja persiste en dichos temas has de cortar la conversación y dejarla para más adelante.
Has de valorar, y tú, más que nadie, que él, en éstos últimos años, no ha tenido realmente una vida muy enriquecedora y hay que ayudarle a cambiarla, buscar una persona para el cuidado de vuestros hijos, para que ambos podáis desarrollar vuestras capacidades laborales, hacer actividades en soledad conyugal, sin los niños, sin familia y sin amigos, ayúdalo a buscar hobys que le agraden, que sean divertidos para los dos y a su vez, buscar la forma, de tener vuestro propio espacio sin que haya invasión por parte ni de uno ni del otro.
Uno de los factores que han influido, está claro, es que has buscado actividades que pensabas que a él le iban a agradar, pero ¿te asegurastes de que así era?.
Por otro lado, hay que fomentar que su autoestima se eleve, para ello, has de decirle, que ha echo bien, hasta ahora su parte, de que es un hombre con grandes valores y que por ello lo elejistes, como padre, amigo, amante y compañero y que además, es un hombre muy generoso, virtud admirable en él, ya que no tuvo ningún problema, a la hora de que en casa se invirtieran los papeles, que prescindió de su ego, para ayudar a crear el ego de toda su familia, el problema es que se ha desgastado, se le han acabado las pilas y hay que recargárselas para que él vuelva a funcionar, sin sentirse inferior a nadie.
Todo ésto, muy resumidamente, es lo que hay que hacer, en caso de que sigas queriendo convivir con él.
En caso contrario, se debe también de establecer dicha comunicación, pero con los proyectos a exponer de forma distinta, planes de comportamiento, en los que ambos debéis de tener claro, que ha de existir un entendimiento por el bien de vuestros hijos, hay que entender por ambas partes, de que el echo de dejar de ser cónyuge, no implica, el dejar de ser padres, por lo que hay que estacblecer la vía comunicativa, para dar y retomar una amistad, un respeto mutuo y una colaboración mutua por el bien-estar de todos.
Lo ya vivido, está claro, que ninguno de los dos lo podéis cambiar, os habéis hecho mutuamente bastante daño, por lo que hay que dar un poquito de tiempo, para que éste dolor y rencor de sentimiento mutuo pase a la fase del porqué ha ocurrido, de pensar que he hecho yo, para que ésta situación se haya escapado de las manos de ambos.
Ahora, si que hay que centrarse en evitar el hacerse más daño y en reparar y curar las heridas, procurando que no vuelva a ocurrir.
No hay que esperar una disculpa por ninguna de las partes, ésto recuérdalo, sino buscar que no haya que pedirlas, hablar, sentaros a mirar en el interior y sopesar vuestros sentimientos como pareja, no como padres.
Espero de que tu situación pueda arreglarse para que ambos podáis ser felices el uno con el otro, vamos a ver, una vez dado dicho diálogo que es lo que ocurre.
Ya sabes dónde encontrarme, para cualquier duda, si tu pareja quiere comunicarse conmigo, no hay problema, también le ayudaré, para que ambos sepáis como empezar a solucionar vuestro problema. Un saludo y por favor puntúa la respuesta ya que con ello ayudas a que todos estemos aquí. Virgi2.
Gracias virgi2 por tus palabras, han sido muy amables y clarificadoras. Centrándome en tus puntualizaciones te diré que, el sentimiento que desde hace mucho tiempo tengo hacia mi pareja es de cariño, no de amor. Me gusta su compañía, convivir con él, que los niños le tengan en casa a diario, e incluso me gusta mucho el sexo con él (todo esto claro, en los momentos que no hay guerra abierta como ahora). Por otro lado, para salir un rato por la noche prefiero otras compañías, para tener conversaciones interesantes también prefiero otras personas. No me siento a gusto saliendo con él, siento que no me puedo mostrar natural y que me están controlando. Sólo le prefiero cuando se trata de salir con los niños.
La realidad es que, lo que yo de verdad deseo no es arreglar la relación de pareja, que creo sinceramente que está más que gastada por los años y que debemos aceptar un nuevo modo de relacionarnos. Lo que busco es una solución para poder seguir conviviendo en paz y armonía en beneficio de los niños, teniendo claro que nuestras vidas están totalmente individualizadas, excepto en el territoro común de nuestro hogar.
Creo sinceramente que tiene que haber un modo de hacerle entender que dos personas adultas tienen la capacidad de poder convivir con respeto y armonía teniendo un objetivo común y unas obligaciones y derechos bien marcados, sin necesidad de tener una relación de pareja al uso convencional.
Por eso mi pregunta era convivencia y desamor.
¿Qué me puedes decir a ésto? Gracias de nuevo y hasta pronto.
Yo, ante ésto, no soy la persona que ha de decidir, por lo que la pregunta está dirigida a la persona equivocada, te explico, creo que has de hablar con él y plantear de forma directa la separación, ya que si ya no hay un verdadero sentimiento de pareja, aunque éste sea sólo por tu parte, es absurda la convivencia, pero no absurda, el dejar a tu pareja o futura ex-pareja, de forma clara, que él siempre será un buen amigo y un buen padre, has de pensar que por el echo de que tú te quieras separar de dicha persona, tus hijos no creo que quieran separase de su padre, por lo que mi consejo es enfocar a primeras la conversación, en el bien de los hijos que tenéis en común.
Por otro lado, tengo varias parejas conocidas, que comparten convivencia, pero no cama, se reparten las obligaciones del hogar y de los hijos de forma equitativa y su vida sexual fuera de dicha convivencia, y no defiendo esta forma de vivir, porque reconozco que, a día de hoy les van bastante bien, se llevan muy bien, incluso mejor que antes, se vuelven más tolerantes y amigos, pero ésta situación fue decidida por ambos, en tu caso, sólo eres tú la que se plantea dicha forma de convivir, no sé si tu pareja aceptaría, pero, si no se lo planteas, lógicamente, no sabremos hasta qué punto lo vería bien o mal.
Por otro lado, y de forma particular, si no llegaras a un acuerdo, y dais paso al trámite legal de dicha separación, te aconsejo, que guardes todas las facturas posibles, y hagas desaparecer todas las pruebas y mensajes que, en su momento tu marido guardó, cuando te espiaba, ésto, ante el juez, no te beneficiaría en absoluto.
Un saludo y mucha suerte, ojalá, todos salgáis lo menos perjudicados ante ésta situación, ya sabes dónde encontrarme, por favor, como te dije, puntúa, ya que así ayudas tú a que todos sigamos aquí. Virgi2.

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