I. Hola amigo Enmanuel, aprecio muchísimo tu respuesta y agradecimiento. Nunca está demás también aportar una valoración pues así nos ayudas a mejorar nuestros aportes. Lo digo por todos los que participamos dado alguna información, sirve de incentivo, jajajaa
Puedo entender tu punto de vista también, por otro lado, lamento que la información no te ayude mucho, es que cuando leí todo, pensé que algo de lo que dice podría serte útil. Ahora bien, creo que no tenemos que ser religiosos para sacarle partido a esa información, es cuestión de ver algo en común y práctico para cada situación ¿me entiendes? Ahora bien, buscando un poco más, pues de vedad quiero ayudarte, y pensando en lo que tienes como slogan en tu perfil, de “decir lo que piensas y hacer lo que sientas”, voy a compartir las posibles razones que tiene tu madre para echarte la culpa sin razón.
La realidad es que nuestra mente está diseñada para echar la culpa a los otros, como un mecanismo de defensa por las cosas que hacemos mal; por nuestros descuidos y despistes, por nuestras meteduras de pata, por nuestras decisiones que al final no fueron las más acertadas… Es una forma como otra cualquiera de no sentirnos mal. Culpables, por lo que hemos hecho. Claro que, ese alivio de culpa, o como otros prefieren llamarlo, de responsabilidad, los hace sentir mejor por un ratito.
Sin embargo, aceptar nuestros errores y nuestras responsabilidades, cuando en realidad son nuestras, nos ayudaría a aprender de esos errores. A mejorar como personas, y como no, a tener las riendas de nuestra vida. Eso es lo que le ha faltado a tu madre y por ende las relaciones entre ustedes se ha dañado cada vez más. Como menor de edad, según dices que tienes 16 años, deberás soportar esa situación hasta que puedas independizarte. De todos modos, encontré el siguiente artículo:
¿Estoy listo para irme de casa?
Irte de la casa de tus padres puede ser emocionante y al mismo tiempo aterrador. ¿Cómo puedes saber si de veras estás listo para dar ese paso? Lo primero es entender las razones de por qué quieres irte. Hay muchas razones por las que pudieras decidir irte de casa de tus padres, pero no todas son buenas. Por ejemplo, un joven llamado Mario admite: “Quería irme para escapar de las responsabilidades que tenía”. En tu caso, ya sabemos por qué querrías irte y hasta yo viviendo una situación así ya lo hubiera hecho.
Fíjate Enmanuel, la verdad, lo más probable es que tengas menos libertad si te vas porque tendrás que hacerte cargo del lugar donde vas a vivir, de tus comidas y de pagar los recibos. Y tus padres no van a estar allí para ayudarte. ¿Has pensado en eso?
En segundo lugar, deberás calcular los gastos. Un hombre muy sabio de la antigüedad dijo: ¿Quién de ustedes que quiere construir una torre no se sienta antes a calcular los gastos y ver si tiene suficiente para terminarla? ¿Cómo puedes “calcular los gastos” de irte de casa? Piensa en cómo responderías las siguientes preguntas.
1.- ¿Sabes administrar bien el dinero?
2.- ¿Se te hace difícil ahorrar?
3.- ¿Gastas el dinero sin pensarlo?
4.- ¿Acostumbras a pedir dinero prestado?
Si respondiste que sí a alguna de estas preguntas, el sueño de vivir por tu cuenta podría convertirse en una pesadilla. Algo que puede serte útil es preguntarle a tu madre qué gastos tiene al mes. ¿Qué recibos tiene que pagar? ¿Cómo reparte el dinero para pagar esos recibos? ¿Qué hace para ahorrar? ¿Cuánto de todos los gastos que tiene son por ti? Si aprendes a administrar el dinero ahora que vives con ellos, estarás preparado para hacer frente a los gastos de vivir por tu cuenta.
En tercer lugar, pregúntate: ¿Soy disciplinado? Un abogado reconocido dijo: “Porque cada uno llevará su propia carga de responsabilidad”. Piensa en cómo responderías las siguientes preguntas.
1.- ¿Dejas las cosas para luego?
2.- ¿Tiene qué recordarte tu madre lo que tienes que hacer?
3.- ¿Llegas después de la hora que tu madre te pide que estés en casa?
Si respondiste que sí a alguna de estas preguntas, probablemente se te haga más difícil ser responsable cuando vivas por tu cuenta. Cuando vives por tu cuenta, hay cosas que no son de tu gusto, pero que simplemente tienes que hacer. Nadie te va a decir que las hagas, tienes que motivarte y ser capaz de seguir una rutina.
Algo que puedes hacer como experimento es: Durante todo un mes, intenta cumplir con todas las responsabilidades que puedas en casa. Por ejemplo, limpiar, lavar tu ropa, comprar la comida, preparar la cena todas las noches y luego lavar los platos. Eso te dará una idea de cómo será vivir por tu cuenta. Recuerda algo más, irte de casa sin estar preparado es como saltar de un avión sin haber aprendido primero a usar un paracaídas.
En cuarto lugar, debes saber si eres una persona emocionalmente estable. Un consejo que dio un misionero del pasado es: que "debemos deshacernos de la ira, la furia, la maldad y las palabras hirientes". Piensa en cómo responderías las siguientes preguntas.
1.- ¿Se te hace difícil llevarte bien con los demás?
2.- ¿No sabes controlar tu carácter?
3.- ¿Siempre quieres que las cosas se hagan a tu manera?
Si respondiste que sí a alguna de estas preguntas, probablemente se te haga difícil encontrar a alguien que quiera compartir casa contigo o, con el tiempo, alguien que quiera casarse contigo. Compartir vivienda con alguien más saca a la luz tus debilidades. Puedes darte cuenta si los demás estarían dispuestos aguantar tu mal humor por el estrés. Algo así me sucedió a los 22 años que tuve que compartir mi apartamento con mi mejor amigo y al poco tiempo tuve que decirle que se fuera. Yo tenía muy mal humor a veces con su manera de ser y él con las mías.
Algo que puedes hacer: Aprende a llevarte bien con tu madre, el padrastro y tus hermanos. Si sabes sobrellevar las imperfecciones de las personas con las que vives ahora, podrás sobrellevar las imperfecciones de cualquier persona con la que vivas después. En conclusión: Vivir por tu cuenta no es una vía de escape, es una meta para la que debes prepararte. ¿Por qué no hablas con personas que ya han dado ese paso y les ha ido bien? Pídeles que, desde su experiencia, te digan qué hubieran hecho diferente y qué hubieran querido saber antes. Es bueno que hagas esto con cualquier decisión importante que tengas que tomar.
Te felicito por sentirte un corderito, eso es bueno y aunque te parezca que eso no le importa, no es cierto. El problema de tu madre es que no sabe expresar sus sentimientos hacia los demás, pero en el fondo ella sufre esa situación también. Espero saber de ti, es más quiero seguir en comunicación contigo, si no te molesta escríbeme a mi correo personal [email protected] cuídate mucho, muchísimas gracias por tu tiempo. Da saludos a todos en la casa.