¿Cómo puedo ayudar a mi esposa para que supere el desprecio que le muestran sus padres?

Hola, llevo casado 22 años con mi esposa, y nos llevamos muy bien. Tenemos tres hijos y nuestro entorno familiar es muy bueno. Mi esposa tiene 6 hermanos más y sus padres. Mi esposa se desvive por sus padres, a pesar que estos son personas egoístas, y que lo único que quieren es aprovecharse de ella, para que le lleven en el coche, para realizar la compra etc.., a cambio ellos la desprecian, no invintandola a cumpleaños, de otros hermanos en su casa, etc... Tiene preferencia por otros hijos, que no hacen nada por ellos, ni cuando han estado en hospitales. He visto a mi esposa llorar con un sentimiento muy grande por estos desprecios que le realizan. Después de esto, me dice que lo olvide que ella lo ha hecho, pero yo no puedo.
Le digo muchas veces que se aleje un poco de ellos, para que aprecien lo que tienen, y que no se ofrezca tanto. En vez de ayudarla lo que hago es hacerle daño, porque ella a pesar de todo quiere ayudarles, ya que lo hemos hablado y me lo dice. Cuando la veo, los días que vamos a visitarlos y tiene un desvelo y una preocupación por ellos, que no se lo merecen, a mi modo de entender. No se si insistirle más sobre este tema, porque después no son personas que aprecien lo que hace mi esposa, y eso le hace mucho daño . No se como actuar, porque quiero apoyar a mi esposa en todo lo que haga, pero esto me supera, sobre todo por el daño que produce a ella.

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Por supuesto que esta es una situación para "superar" a un esposo que ama; pero es necesario que tomes fuerzas de ese amor, para conservar la templanza y apoyarla de modo efectivo. Tu apreciación es certera: a tu esposa no le sirve que insistas en que se aleje un poco o en que no se ofrezca a ayudar, para empezar, porque lo que le pasa no entra dentro del "orden racional": ella puede comprender bien las razones que le des, pero su comportamiento no parte de "razones", sino de sus sentimientos, motivados por una relación muy compleja que ya existía antes de que tu aparecieras en su vida. Cuando esté triste, simplemente consuélala, abrázala o acompáñala en silencio; si ella habla, escúchala sin dar opiniones o proponer soluciones, llévale un té, acaríciala, muéstrate solícito y muy comprensivo. Lo que piensas ya lo conoce, no es necesario que lo repitas. Ella, en ese momento, no puede evitar sentir lo que siente.
Puedes tener una participación más activa en cuanto al problema de que ella se siga "colocando" en la posición en la que le dañan. Se trata de que influyas en que mueva su atención a otro foco, de manera que vaya teniendo menos peso el comportamiento de su familia de origen. Vas a cambiar el enfoque, de: cómo te gustaría que la trataran o que reaccionara al trato que le dan, a: cómo te gustaría que trataran a tu esposa, porque es tu esposa. Sé que suena abstracto, pero va a ser concreto con las ideas que te presento a continuación.
- Dices, en plural, que van a visitarlos, es decir, que van juntos; compórtate con ella de la manera más atenta, desde el camino. Que sea notorio -especialmente para los otros-, el concepto que tienes de tu esposa; trátala delante de sus padres, como si quisieras conquistarla; sé creativo: en medio de la visita, podrías pasarle medio en secreto (pero "medio" en secreto), un pequeño regalito; podrías besarle la mano o el hombro. Has que cuando se vayan de ahí, lo más importante haya sido que tú y ella estaban haciendo una visita, sean como sean los visitados, se hayan portado como se hayan portado.
- Hazle propuestas de salidas familiares o en pareja, incompatibles con la "prestación de servicios" y las visitas a sus padres. Pero cuidado, no es cuestión de presionarla. Se trata de mostrarle que el espacio en donde se le valora puede sustituir al espacio en el que no se le valora. Entonces: has propuestas emocionado, sonriendo (sin que se enteren los hijos, porque ellos podrían insistirle a su madre y ella se sentiría presionada). Muy probablemente, ella no aceptará la propuesta, o al menos notarás que le causa un conflicto aceptar. En cuanto ella diga el primer "no" o dé la primera señal de que le resulta un conflicto elegir qué hacer, dile que no hay problema, sin dejar de sonreír y sin cambiar el ánimo, dile que ya será después, cuando se pueda.
- Consigue y regálale un audiolibro que se llama "Déjame que te cuente" de Jorge Bucay. También tú lo disfrutarías, pero es importante que cada cual lo escuche por separado, aunque después comenten lo que les ha parecido. Son historias cortas contadas por un terapeuta, habrá una que le ayudará a dejar de ser lastimada.
Esto requiere delicadeza. Los vínculos que unen con la familia de origen, a veces incluyen mandatos como "quédate a que te hagamos daño", grabados tan profundamente, que la persona teme al intento de borrarlos, como quien sabe que borrar un tatuaje va a doler mucho más que haber sido tatuado. Así que si te decides, será necesario que actúes con mucha inteligencia. Recuerda que no hace falta que le repitas lo que ella ya sabe; pero tal vez, si sigues las sugerencias que te presento, llegará el momento en que ella esté abierta a hablar del tema, es decir, que esté realmente receptiva. En ese momento, no le digas lo que ella debería hacer o sentir; dile rápidamente que te duele su dolor, pero tampoco te detengas en eso; escúchala, y ante lo que diga, háblale francamente.

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