Hola Lola Ropero Torres
Los recuerdos, positivos o negativos, son los ladrillos que erigen lo que somos. En lugar de borrar aquellos que duelen debemos ser capaces de convivir con ellos.
Ahora bien, si te detienes un momento a pensar en lo que sucede, podrás darte cuenta de algo: en un solo día vivimos muchas situaciones bonitas y agradables. Un beso de tu hijo (sobrino, vecino), una llamada de alguien con quien hace tiempo que no hablas, comer nuestro postre favorito, jugar con nuestra mascota, leer unas páginas de un libro que te emociona, conocer a alguien interesante..
Los malos recuerdos, las vivencias negativas o adversas forman parte de lo que somos. Son nuestra historia. De este modo, tanto si lo queremos como si no, las personas estamos formadas de experiencias positivas como las que se hilan en nuestra cotidianidad, y también de esos hechos complejos sucedidos en un pasado aún reciente.
Olvidar o desear borrar para siempre esos capítulos del ayer supondría en cierto modo, querer deshacernos de esas piezas que forman parte de nuestro ser. La clave está en aprender a vivir con ello sin que nos duela en exceso, sin que vete nuestra capacidad de ser felices de nuevo.
Mi madre me dijo en una ocasión:
«Si no está en tus manos cambiar una situación que te produce dolor, siempre podrás escoger la actitud con la que afrontes ese sufrimiento.»
No se trata de borrar los malos recuerdos, no debemos ni mucho menos reprimir los hechos complicados, guardarlos para siempre en el arcón de las malas vivencias.
Querer olvidar esos retazos es perder la oportunidad de avanzar con mayor sabiduría, dignidad y coraje.
Por lo tanto, debemos asumir que los malos recuerdos no se borran ni el pasado tiene por qué determinar nuestro presente. Somos nosotros los que tenemos la responsabilidad última de decidir qué tipo de presente queremos construir aquí y ahora. Por tanto, vale la pena reflexionar en las siguientes ideas:
Aceptar
Debemos ser conscientes de que no podemos cambiar el pasado, pero sí el presente y el futuro. Así que vive tu presente aceptando el pasado y dejándolo atrás si te hace daño y prepara un futuro libre de toda culpa para disfrutar de cada momento único.
Aprender
Por muy negativo que sea, nuestro recuerdo siempre encierra una enseñanza. Reflexionar sobre la enseñanza que nos proporciona nuestro recuerdo e incluso escribir sobre ella para recordarla, nos ayudará a asociar un recuerdo negativo o triste a una enseñanza útil para nuestro futuro.
Una frase que oí en una conferencia me viene a la mente:
“A veces se gana… A veces se aprende.”
(Robert Kiyosaki)
Perdonar
Perdona a los demás y sobre todo perdónate a ti mismo. Siempre tenemos momentos nuevos y estimulantes que vivir así que perdona y sigue adelante, todos comentemos errores y es inútil martirizarse por ello.
Tres técnicas fáciles de practicar para ayudarte a quitarle todo lo negativo a aquellos recuerdos negativos o tristes que te asaltan a veces.
Escribe
Uno de los recursos más sencillos y útiles es escribir. La escritura tiene algo profundamente terapéutico y podemos sacar a la luz al escribir todo lo negativo que tenemos en nuestra mente. Escribe de forma automática, todo lo que se te ocurra, no te pares a pensar y deja fluir las letras sobre el papel. Te darás cuenta que al terminar de escribir te sentirás mejor.
Párate un instante
El psicólogo argentino Walter Riso sugiere, en su libro “Manual para no morir de amor” una técnica que denomina “La técnica del stop”.
Esta técnica consiste en que cada vez que nos vengan a la mente recuerdos malos de él o de su modo de actuar, demos una palmada y digamos en voz alta: ¡STOP! Esto nos permitirá hacer una parada en nuestros pensamientos, que se desordenarán y nos darán un respiro. No es infalible pero, tal y como sostiene Riso, alivia.
Minfulness
Finalmente, una práctica bastante útil para relajarnos y controlar nuestros pensamientos, recuerdos y sentimientos es el mindfulness.
El mindfulness se puede definir como una técnica de meditación que consiste en poner atención plena en el momento presente sin juzgar, con aceptación y curiosidad.
Por otra parte, la meditación es un ejercicio intelectual por el que se pretende lograr un estado de concentración en un pensamiento, un objeto o en nosotros mismos a través de la respiración, por ejemplo.
Existen diferentes técnicas de meditación, algunas ejercitan la concentración y otras, como el mindfulness, ejercitan la conciencia plena.
La práctica de mindfulness nos demuestra que un estado de atención plena y consciente nos puede ayudar a reducir el estrés, a ser más creativos y a valorar las situaciones con mayor objetividad para disfrutar más de lo que hacemos y ejercitar nuestra resistencia antes las emociones.
No creo sea fácil, pero...
¡Deja tus malos recuerdos atrás, sigue el camino de tu vida y disfrútalo al máximo!