¿Pornografía normal o no en el matrimonio?
Hola mi situación es la siguiente:
Hace una semana descubrí que mi marido tenia videos pornográficos en su memoria USB, ese mismo día en la noche espere a que llegara del trabajo para hablar con el tranquilamente y le dije, lo que había descubierto, le pregunte que porque lo hacia, que si algo le faltaba a nuestras relaciones sexuales, ¿qué si yo no le atraía?.
El me contesto que no faltaba nada en nuestro matrimonio y que el la veía por morbo y curiosidad pero que le gustaba hacer el amor conmigo, me dijo que desde hace dos semanas el baja porno en su trabajo, pero estoy segura que también bajaba videos porno en la casa, porque últimamente se ha ido muy tarde a trabajar y cuando entro al cuarto veo que quita rápidamente su memoria usb y se despide y se va al trabajo.
Lo que me preocupa es que baje porno en su trabajo, porque puede verlo alguien y el no se pone a pensar en eso, acaso tendrá una adicción y me dice que solo tiene dos semanas de ver porno, ¿pero quizá sea más tiempo?
Yo no me espanto de que vea porno sin embargo a mi me hiere, me duele y me lastima que me mienta y me oculte las cosas, porque se que entonces ya no le podre tener confianza, siendo sincera a mi el porno nunca me ha gustado.
El me dijo que ya no lo volvería a hacer nunca y hasta lloro, sin embargo yo no le creo, pues pienso que en algún momento lo volverá a hacer.
¿Qué hago? Le digo que veamos junto porno, ¿aun y cuando a mi eso no me agrada?, ¿Ya no le digo nada pero me quedo con la desconfianza de que se que en algún momento el volverá verlo ylo descubriré nuevamente?
No se que hacer, asesóreme por favor.
Gracias y le envío un cordial saludo.
Hace una semana descubrí que mi marido tenia videos pornográficos en su memoria USB, ese mismo día en la noche espere a que llegara del trabajo para hablar con el tranquilamente y le dije, lo que había descubierto, le pregunte que porque lo hacia, que si algo le faltaba a nuestras relaciones sexuales, ¿qué si yo no le atraía?.
El me contesto que no faltaba nada en nuestro matrimonio y que el la veía por morbo y curiosidad pero que le gustaba hacer el amor conmigo, me dijo que desde hace dos semanas el baja porno en su trabajo, pero estoy segura que también bajaba videos porno en la casa, porque últimamente se ha ido muy tarde a trabajar y cuando entro al cuarto veo que quita rápidamente su memoria usb y se despide y se va al trabajo.
Lo que me preocupa es que baje porno en su trabajo, porque puede verlo alguien y el no se pone a pensar en eso, acaso tendrá una adicción y me dice que solo tiene dos semanas de ver porno, ¿pero quizá sea más tiempo?
Yo no me espanto de que vea porno sin embargo a mi me hiere, me duele y me lastima que me mienta y me oculte las cosas, porque se que entonces ya no le podre tener confianza, siendo sincera a mi el porno nunca me ha gustado.
El me dijo que ya no lo volvería a hacer nunca y hasta lloro, sin embargo yo no le creo, pues pienso que en algún momento lo volverá a hacer.
¿Qué hago? Le digo que veamos junto porno, ¿aun y cuando a mi eso no me agrada?, ¿Ya no le digo nada pero me quedo con la desconfianza de que se que en algún momento el volverá verlo ylo descubriré nuevamente?
No se que hacer, asesóreme por favor.
Gracias y le envío un cordial saludo.
2 respuestas
Respuesta de emaa2010
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Desde ya te digo y te recalco NO MIRES PORNO CON EL SI NO TE GUSTA!
No hagas cosas para que el se sienta bien si vos te vas a sentir mal, en una relación las cosas son de a dos, entonces si a los dos les gustara háganlo, sino no.
Lo que te aconsejo es que después de esa charla le des una oportunidad más.. trata de seguir sus pasos, de mirarle los videos del celular, de la memoria usb (sin que se de cuenta), de prestarle atención a sus actos, si sale tarde a trabajar, si repite eso de quitar rapido la memoria.. Tienes que fijarte si vuelve a actuar como antes, o cambia.
Pero tampoco estés obsesionada con eso, porque va a darse cuenta, se normal, natural.
En caso de volver a encontrarlo, entonces ahí tendrían que tener una charla más seria y proponerle ir a un psicólogo.
No hagas cosas para que el se sienta bien si vos te vas a sentir mal, en una relación las cosas son de a dos, entonces si a los dos les gustara háganlo, sino no.
Lo que te aconsejo es que después de esa charla le des una oportunidad más.. trata de seguir sus pasos, de mirarle los videos del celular, de la memoria usb (sin que se de cuenta), de prestarle atención a sus actos, si sale tarde a trabajar, si repite eso de quitar rapido la memoria.. Tienes que fijarte si vuelve a actuar como antes, o cambia.
Pero tampoco estés obsesionada con eso, porque va a darse cuenta, se normal, natural.
En caso de volver a encontrarlo, entonces ahí tendrían que tener una charla más seria y proponerle ir a un psicólogo.
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ahora mismo
Respuesta de Manuel Miguel Hernández Pujadas
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Manuel Miguel Hernández Pujadas, Espiritualidad, Relaciones Humanas, Dirección de Empresas,...
Pues sí es un problema eso. El ver porno crea adicción y hace al pobre
que lo ve un infeliz y lo hace violento y con tendencias a hacerse daño y a
suicidarse. ¿Por qué? Pues porque el pobre busca la felicida y no la alcanza
nunca. Cuanto más lo hace más se hunde y más se animaliza. La persona no
puede vivir el sexo como los animales, porque el hombre y la mujer son seres
racionales y con capaz de amar y de conocer la verdad. Eso no lo puede hacer
un ratón o una jirafa. Esos animales están ya programados por sus instintos
y no son libres para conocer ni para amar. La persona que se animaliza, vive
como los animales y se siente desgraciada pues sabe que lo está haciendo
mal, pero el sexo mal practicado crea adicción psicológica importante como
las drogas y estupefacientes duros.
Hay una película que deberías ver sin falta que se llama FIRE PROOF que
trata del caso de un matrimonio que vive exactamente el caso que estás
viviendo tu ahora. Consiguela como sea. Mirala tu primero y luego trata de
que lo veas también con tu marido.
Te paso lo que un autor muy bueno, llamado Jorge Loring, indica para vivir
el matrimonio. Tanto para el hombre como para la mujer. Esto es en general,
pero creo que si lo lees, te servirá para aplicar en tu caso concreto.
Un cordial saludo con mis mejores deseos para tu felicidad.
e) Cariño matrimonial: Cuéntale a tu mujer las cosas que creas pueden
interesarle. Pídele a veces su parecer sobre asuntos en que pueda darlo.
Esto aumenta la unión y la compenetración.
El hombre prefiere expresar su amor con hechos (trabaja para su esposa,
le es fiel, etc.) pero no debe olvidar que a ella le gusta oír que se la
quiere. Y mucho más si lo oye sin haberlo preguntado.
No debes olvidar que la mujer es mucho más sentimental y afectuosa que
le hombre, y que, por consiguiente, está mucho más necesitada de muestras de
cariño. Dáselas, pues, a menudo. Es notable que muchos que en el noviazgo
tuvieron manifestaciones de amor incluso excesivas, después de casados,
precisamente cuando estas manifestaciones eran más necesarias para reforzar
la unión y el amor matrimonial, se portan con sus mujeres de una manera
fría, seca y hasta desagradable.
La mujer es difícil de comprender. A veces, ni ella misma se comprende.
Pero quien la ama, debe esforzarse por comprenderla. Ella no puede exigir
que se la comprenda. Pero sí que él haga esfuerzos por comprenderla1 .
No olvides que durante la menopausia es cuando la mujer está más
necesitada de amor, atención, aprecio y comprensión.
Has de saber que hay días del ciclo menstrual de la mujer y del embarazo
en que la encontrarás más nerviosa, irritable, rara, inestable, triste,
deprimida, malhumorada, caprichosa, propensa a las discusiones o lágrimas,
etc. Hay que tener paciencia con ella. En estos días él debe mostrarse
especialmente conciliador, comprensivo, lleno de ternura y delicadeza. Esos
días ni ella misma se entiende. Hasta las caricias es posible que la
molesten y cansen. Lo mejor es dejarla en paz y esperar.
El amor exige respeto, ternura, delicadeza, generosidad, fidelidad.
Muchos matrimonios fracasan, no por falta de conocimientos sexuales,
sino porque marido y mujer no han llegado a valorarse y respetarse como
personas. Conocer el funcionamiento del sexo es fácil. Pero esto no basta
para querer al otro como persona.
El amor es un ejercicio de jardinería: hay que arrancar lo que hace
daño, preparar el terreno, sembrar, esperar, regar, cuidar. Es decir,
aceptar a su pareja, valorarla, respetarla, admirarla, comprenderla, darle
afecto y ternura, etc.
El amor se alimenta con pequeños detalles.
El acto matrimonial no debe ser una relación mecánica cuerpo a cuerpo,
sino una relación amorosa persona a persona. Debe ir saturado de amor a la
persona.
Este amor es fundamental para que haya familia. «Para que haya familia
tiene que haber matrimonio. Y el matrimonio queda constituido con la entrega
comprometida y definitiva ante Dios y ante la comunidad de dos personas que
así se convierten en esposo y esposa»2 .
El marido no debe considerar su casa como una fonda a la que sólo va a
dormir. Debe dedicar tiempo a su mujer y a sus hijos. Debe saber hacer
sentir a su mujer que necesita de ella. El sentirse necesaria, la llenará de
satisfacción.
Procura reconocer y agradecer las atenciones y delicadezas que tu mujer
tenga contigo. Dile que la comida que te ha preparado está muy buena. Pero
nunca le digas que tu madre lo hacía mejor, aunque sea verdad. Que no se
sienta menospreciada, sino animada a hacer las cosas a tu gusto.
Y si las cosas no están a tu gusto, no hagas por ello una escena:
Dáselo a entender a ella, pero con cariño.
Cuando tengas que reprenderla, no lo hagas nunca en el mismo instante en
que te ha molestado. Lo más probable es que en ese momento seas excesivo en
tus reproches, ella se resista y la cosa empeore.
Espera un momento oportuno, y en la soledad y con cariño dile dulcemente
lo que quieres.
Dale a tu mujer de buena gana el dinero suficiente para los gastos de la
casa, dejándole un poco de libertad en el modo de gastarlo, y no exigiendo
cuentas demasiado detalladas, aunque ella debe consultar contigo cuando haya
de tomar una resolución importante.
Algunos matrimonios, para evitar conflictos en la administración del
dinero, hacen, de los ingresos destinados a gastos, tres partes desiguales:
a) una cuota fija para los gastos necesarios de la casa que administra
la mujer;
b) otra cuota fija para los gastos que el marido quiera hacer;
c) Otra cuota fija para que la mujer la gaste en sus cosas con entera
libertad.
De esta última cuota ella debe vestirse, hacer los gastos superfluos que
le parezca, etc.
Llévala contigo siempre que sea posible.
Dedícale algunos ratos para que pueda hablar contigo de lo que ella
quiera, y escúchale de buena gana.
Interésate frecuentemente por su salud y esmérate en atenciones cuando
no se encuentre bien.
Una de las cosas que más ilusiona a una mujer es ver sus deseos
cumplidos, sin necesidad de exponerlos. Procura esforzarte por adivinarlos y
satisfacerlos...
No le regatees alabanzas cuando se presente la ocasión. Sobre todo si es
joven, no dejes de decirle alguna vez que ese vestido le sienta bien, o que
con ese otro peinado te gusta más. Que no le falten tus elogios a su belleza
y a sus cualidades. Es posible que los reciba de otros hombres y le falten
de quien con más razón debe esperarlos.
El amor conyugal está hecho de mil detallitos aparentemente sin
importancia, que sin embargo contribuyen mucho más de lo que se cree a la
felicidad del hogar. El amor se alimenta de pequeñeces, de insignificantes
detalles. Las delicadezas son el lenguaje habitual del amor.
Es mucho lo que puede contribuir a la felicidad de un hogar la ternura
de un hombre para con su mujer, y los detalles de consideración y delicadeza
que tenga para con ella. Hazle algún regalo por su santo, en el aniversario
de la boda, etc., aunque sea una pequeñez. No es el valor material de la
cosa, sino la delicadeza del recuerdo y del regalo lo que llega al corazón.
Con más razón debes tener otras atenciones y delicadezas que no cuestan
dinero, como son algunas muestras de cariño, reconocer sus valores y
esfuerzos por atenderte, alabarla delante de otras personas, mostrarte
orgulloso de ella: pocas cosas hacen más feliz a una mujer que el sentirse
apreciada.
Ten cuidado de no prodigar tus alabanzas hacia otras mujeres delante de
la tuya. Evita los piropos o atenciones excesivas a otras mujeres.
Y si lo que haces es complacerte comentando viejos amores del pasado, es
algo que lógicamente a tu mujer ha de dolerle profundamente.
No elogies los encantos de tu secretaria o de tu vecina. Que de ninguna
manera pueda ella encontrarse subestimada por ti. Por el contrario, no
regatees elogios sinceros a tu esposa, y sé con ella tan amable y tan atento
como cuando te enamoraste de ella.
Vuestra intimidad no debe ser origen de descuidos, desatenciones y
negligencias que enfríen vuestro cariño.
Mucha delicadeza. Si vas a llegar tarde a cenar, procura avisar a tu
mujer.
No manches sin necesidad, ni seas desordenado. Cosas que para ti no
tienen importancia, a ella le ponen nerviosa y serán motivos de disgustos.
Cuando la mujer se enamora sueña con el hombre ideal. Por eso es fácil
que se sientan molestas, descontentas, o defraudadas ante pequeños defectos
de su marido que hacen derrumbarse a sus ojos el mito de «hombre ideal» que
se habían formado.
Por eso no basta ser fiel, amoroso, y capaz de triunfar en la vida.
Tienen importancia sobre todo, aquellos defectos que en público pueden
ponerla en ridículo: tratar mal a un camarero, dar una propina tacaña,
llevar los zapatos sucios, una mancha en la corbata, petulancia en querer
llevar siempre la razón, vanidad hablando siempre de sí, presunción poco
varonil; contemplarse en los espejos como una mujer, etc.
También tienen importancia detalles que se relacionan con ella; ir por
la calle a un paso que ella no puede seguir; seguir leyendo el periódico
cuando ella te habla, sin hacerla caso, o escucharla con cara de mala gana;
Humillarla (y mucho menos en público) diciéndole cosas desagradables, como
por ejemplo: «Tú cállate, que de esto no entiendes ni una palabra».
Hay maridos que no hablan con sus mujeres; sólo mandan.
Muchas mujeres se quejan de que su marido sólo es cariñoso con ella
cuando desea relaciones sexuales.
El marido debe ser cariñoso con su esposa aunque no tenga intención de
llegar al acto conyugal.
En este caso debe procurar que sus caricias íntimas no provoquen el
orgasmo, pero si éste se produjese inesperadamente, no debe tener
preocupación moral. Así opina el célebre moralista Häring que añade: «Es un
deber fomentar el amor conyugal no sólo en el contexto del acto conyugal
completo, sino también y especialmente, en los momentos en que los esposos
no tienen intención de practicar el acto conyugal»3 .
Para procurar la felicidad de tu esposa debes caer en la cuenta de que
su psicología es distinta de la tuya.
Puede ser que tu proceder impetuoso para exigir lo que tienes derecho, a
ella -por naturaleza menos pasional que tú- le parezca brutal.
Debes, por lo tanto, proceder en esto con moderación, delicadeza y
cariño.
La mujer es más lenta y necesita preparación.
«El marido debe darle gran importancia al juego sexual previo. Debe
tratar de crear el deseo sexual de la esposa antes del coito. Tener sexo sin
preparar a la esposa, sin un beso, ni un cariño, es algo que el esposo no
debe nunca hacer. Por lo menos debe dedicar cinco o diez minutos antes del
coito a crear un ambiente sexual. Con palabras de cariño, con besos, abrazos
y las caricias que más halaguen a su esposa. Debe conquistar en cierto modo,
a la esposa cada vez que le va a pedir sexo»4 .
«El hombre puede alcanzar el orgasmo en dos minutos. En cambio la mujer
es frecuente que necesite de diez a quince minutos de estimulación activa
para llegar al mismo resultado. Es que la voluptuosidad en la mujer es más
un acto psíquico que fisiológico. Es preciso saberla despertar
juiciosamente, sin violencias ni brusquedades hasta que se entregue
totalmente en un acto de amor»5 .
«Por eso el hombre debe evitar ser brusco, desconsiderado, impaciente.
No debe exigir lo que no haya sido capaz de hacer desear a su mujer. La
mujer también se apaga más lentamente después del orgasmo, por lo tanto,
conviene seguir ocupándose de ella, acariciándola durante unos momentos»6 .
«Es frecuente que a ella le sobrevengan varios orgasmos sucesivos (tres
o cuatro), abarcando una duración de uno a cinco minutos. Es esencial que el
hombre no se separe durante este período, si quiere dar a la mujer el placer
que desea.(...) La mujer debe quedarse con la impresión de que se la ama por
ella misma; que no es un objeto que se abandona después de usado.
»Algunos testimonios de profundo amor en el posludio tienen una
importancia capital.(...) La relación conyugal es un acto de amor. Nace en
el amor y aporta a la pareja una intensificación de este amor. Pero es
necesario que sea un amor de donación, un amor generoso en que la atención
al «tú» predomine siempre sobre la búsqueda de la satisfacción propia»7 .
Si en lo que ocurre en el lecho conyugal no está presente la ternura, es
muy probable que aquello resulte insatisfactorio.
El marido no puede olvidarse de los derechos de su mujer.
Si la deja insatisfecha será para ella una tortura y terminará
aborreciendo el acto conyugal. El acto matrimonial debe ir saturado de
ternura.
Prolongar el cariño en este momento es de los puntos más apreciados por
la mujer. La ternura ennoblece la sensualidad, sin extinguirla. Cuando ésta
falta, el acto conyugal queda enormemente empobrecido. La unión psíquica del
amor vale mucho más que todas las satisfacciones sensitivas.
El ideal es que el orgasmo sea simultáneo. Por eso el hombre debe
dominarse y no eyacular hasta que la mujer dé indicios de que se acerca al
orgasmo .
«Tras el orgasmo, hombre y mujer deben seguir pendientes el uno del
otro. La separación brusca de los cuerpos en tales momentos es un mal final,
ya que traduce poca ternura. El acto sexual más completo es aquel que se
prolonga tras el orgasmo, manteniendo unida a la pareja en un abrazo
interminable»8 .
Ha dicho el Papa Juan Pablo II: «El marido que trata a su mujer sin
amor, sino sólo como objeto de satisfacción del instinto, adultera con su
propia esposa»9 .
No es raro el fenómeno de la frigidez en la mujer que no llega al
orgasmo en el acto conyugal con su esposo. Eso tiene fácil solución
consultando con un médico. Podría ser solución el que la mujer no se
contente con estar pasivamente dejando que él lo haga todo. Si ella
participa activamente en el juego sexual, puede remediar su mal.
«El primer coito es un momento delicado. El joven, casi siempre
hiperexcitable, puede tener poca paciencia, ante una muchacha poco
despertada sexualmente... Es excepcional que la desfloración sea realmente
dolorosa. Si el esposo la realiza en el ambiente de ternura y profundo amor
que es normal en los primeros días del matrimonio, la mujer no experimentará
ningún trastorno. La mínima hemorragia que se produce frecuentemente al
rasgar el himen, no tiene consecuencias; sin embargo, conviene dejar que se
produzca la cicatrización durante tres o cuatro días absteniéndose de
relaciones sexuales en este breve período. Es un verdadero sacrificio para
el marido, pero será apreciado por la mujer»10 .
Hoy hay una excesiva preocupación por la técnica sexual y la mecánica
del orgasmo. Esto hace que le coito pierda la espontaneidad de un acto que
debe brotar del amor, y lo que resulta es de un efecto contrario a lo que se
pretendía.
Dice el Dr. May en Love and Will: «No es sorprendente que las tendencias
contemporáneas hacia la mecanización del sexo tengan mucho que ver con el
problema de la impotencia. La característica distintiva de la máquina es que
puede realizar todos los movimientos, pero nunca siente» .
«Durante algunos años proliferaron abundantemente los libros sobre
técnicas sexuales. Recientemente se ha dicho que más matrimonios se han
visto perjudicados por estos libros que los que se han beneficiado. El
énfasis en la técnica hace que se dé más importancia a la mecánica que a las
propias relaciones.(...) Es un acercamiento egoísta en el que cada uno busca
su propia auto satisfacción. (...) El otro es un accesorio para su placer
solitario»11 .
«En la relación sexual se trata principalmente de amor y no de técnica.
La preocupación por la mecánica sexual puede agotar el amor y convertirlo en
una caricatura desgraciada y artificiosa del mismo. En cambio, el amor y la
generosidad mutua llegarán a conseguir, por sus insospechados caminos,
resultados muy superiores a los "técnicos". Esta preocupación por las
técnicas sexuales tiene su base en el concepto de que el hombre no es más
que un animal desarrollado; y, por lo mismo, lo más importante en sus
relaciones sexuales será la cantidad de placer físico que ellas puedan
producir. Todo esto es una idea absurda y muy triste acerca de la naturaleza
humana y del amor conyugal.
»De esta idea absurda proviene en algunos la obsesiva y maniática
ansiedad por buscar resultados siempre más artificiosos. Ansiedad y manía
que tantas veces lleva al callejón sin salida del hastío sexual o de las
aberraciones sexuales.
»Se asemeja a la actitud del gastrónomo que estuviera estudiando y
planeando laboriosamente cada plato, con ansiedad de conseguir siempre el
máximo placer de su comida. En realidad, éste goza en comer mucho menos que
la gente normal.
»Lo mismo ocurre en la vida conyugal; los "técnicos" se enredan en
ansiedades y preocupaciones artificiosas, mientras que los esposos normales
se aman libres de preocupaciones, sin que la ansiedad por el máximo placer
físico posible pueda empeñar su espontaneidad, su alegría y su gozo al
entregarse mutuamente; factores éstos mucho más importantes para la plenitud
de la felicidad sexual. Volvemos a repetir que no hay mejor técnica para el
ajuste sexual que el verdadero amor mutuo, la consideración hacia el otro y
el deseo de cada uno de hacer feliz a su pareja.
»En el sexo se repite lo que ocurre en tantos otros aspectos de la vida:
Que da mucha más felicidad el dar que el recibir. Aquí tiene esto una
especial significación, porque, esencialmente, el acto conyugal es un don»12
El amor conyugal no es una simple aventura de goce apasionado. El goce
físico debe estar al servicio de la ternura. La unión sentimental debe
preceder a la unión de los cuerpos: esta última se convertirá así en
expresión de un amor que ya existe en los corazones13 .
El acto conyugal debe ir siempre saturado de ternura. Si este acto «no
nace del amor va contra el recto orden»14 .
«El encuentro genital será de verdad auténtico si entre los esposos hay
una constante y concreta actitud de amor mutuo, demostrada prácticamente a
lo largo de las más diversas situaciones de la vida.
»Es necesario, en efecto, recordar que la unión sexual, para estar
verdaderamente en consonancia con la naturaleza humana, no puede reducirse
solamente a la búsqueda de sensaciones voluptuosas, sino que debe expresar
sobre todo una fusión completa entre el hombre y la mujer, penetrando
simultáneamente sus facultades del cuerpo y del espíritu»15 .
No es lo mismo amor que deseo. El amor es del alma y el deseo es del
cuerpo. El amor matrimonial debe ser total: de alma y de cuerpo.
Decálogo de la esposa:
1.- El hogar será lo que tú hagas de él. Ésa debe ser la gran obra de tu
vida.
2.- Te corresponde la administración inmediata de los bienes. Sé
previsora, prudente y con gran sentido común.
3.- Que tu buen gusto y tus desvelos -más que tu dinero- hagan del hogar
un refugio acogedor para cuantos constituyen tu familia.
4.- Procura seguir siendo siempre la novia de tu marido. Y que ello se
note tanto en tus palabras como en tu presentación.
5.- Jamás olvides que antes que tus mismos hijos -y por supuesto tus
padres- está tu esposo.
6.- Que tus palabras, tu alegría y tu sosiego sean alivio y descanso
para cuantos constituyen tu hogar, o se acercan a él.
7.- Tu primer deber hacia tus hijos se llama ternura. Sobre ella, como
base, te será fácil ir ejercitando, a una con tu marido, ese arte difícil y
delicado que se llama educar.
8.- No grites, ni pierdas los estribos. Te harás obedecer mejor si dices
a tus hijos las cosas con calma.
9.- Pon especial cuidado en el orden y administración del hogar: en las
horas de las comidas, y en la prudente economía.
10.- Finalmente, si tienes la dicha de tener fe, busca tu apoyo en Dios,
pues en Él encontrarás siempre la fuerza y la gracia que necesitas para
llevar adelante tu hermosa misión en la vida.
Decálogo del esposo:
1.-Soluciona tu vida -al menos en lo fundamental- antes de constituir
una familia
2.- Tu trabajo es importante, pero que no te absorba de tal modo que te
robe un tiempo que debes a los tuyos.
3.-El buen humor, la permanente serenidad de espíritu, es el regalo más
valioso que puedes ofrecer a tu esposa y a tus hijos.
4.- Tu esposa debe ser tu mejor amiga y compañera. Y has de tener hacia
ella las mismas atenciones, al menos, que tenías cuando era sólo tu novia.
5.- Respeta su campo de trabajo. Pocas cosas hay tan ridículas y
perjudiciales como un marido quisquilloso y entrometido en lo que es propio
de su mujer.
6.- Si tu esposa está en condiciones de ejercer una profesión -salvando
el cuidado del hogar- permíteselo.
7.- En relación con tus hijos, no olvides que el educar es un arte. Arte
difícil y delicado, integrado por un poco de ciencia, mucho de buen sentido
y, sobre todo, mucho de amor.
8.- El ejemplo es la clave de la educación. Gánate con tu proceder el
respeto y la obediencia.
9.- Sé muy hombre en todo, pero ten presente que esto es perfectamente
compatible con las muestras de afecto que los tuyos necesitan.
10.- Y si tienes la dicha de ser creyente, que Cristo sea la luz y la
alegría de tu vida en el cumplimiento de tus deberes de padre y esposo.
Decálogo del matrimonio y del hogar:
1.-Antes que la profesión, incluso antes que los propios hijos -y
precisamente por el bien de ellos- está vuestro amor de esposos, para el
cual tenéis que saber encontrar «vuestro tiempo».
2.- Paternidad responsable, sí; pero si el Señor os da una familia
numerosa, aceptadla como el mayor de los bienes.
3.- Que vuestro hogar esté siempre abierto para vuestros familiares y
amigos.
4.- Que en vuestro hogar haya siempre un sitio de honor -como en vuestro
corazón- para quienes os dieron la vida.
5.- Respetaos mutuamente vuestro campo de acción.
6.- Sed con vuestros hijos enérgicos en lo esencial y flexibles en lo
accidental.
7.- No dramaticéis las cosas sencillas. Simplificad las cosas trágicas.
8.- La belleza, el buen gusto y el orden deben ser algo característico
de vuestro hogar.
9.- Que una religiosidad sencilla y auténtica envuelva en una sana
espiritualidad vuestro hogar.
10.- Aceptad vuestra situación. Como dice Quoist: «Si no podéis
construir el castillo soñado, construid una cabaña. Pero no seréis felices
en vuestra cabaña mientras sigáis soñando con el castillo»16 .
El psicólogo Bernabé Tierno en la revista EL SEMANAL escribió un
artículo titulado: Cómo matar el amor17 .
Lo resumo así:
- Cada día eche en cara a su pareja todos sus fallos.
- Muéstrese habitualmente malhumorado, aunque no tenga motivo.
- No pierda la ocasión de provocar una tormenta aunque el motivo sea
nimio.
- No reconozca nunca a su pareja mérito o cualidad alguna. No le alabe
nunca.
- No se muestre satisfecho de los detalles que tenga con Vd. Todo es
poco.
- No se le ocurra nunca mirar las cosas desde el punto de vista del
otro.
- Flirtee con otra persona para provocarle celos.
Haz lo contrario de todo esto y fortalecerás tu amor.
f) Procreación de los hijos: «El Señor se ha dignado sanar el amor de
los esposos, perfeccionarlo y elevarlo, por el don especial de la gracia y
de la caridad. Un tal amor, asociando a la vez lo humano y lo divino, lleva
a los esposos a una entrega libre y mutua de sí mismos, comprobada por
sentimientos y actos de ternura, e impregna toda su vida. Supera, pues, con
mucho, la inclinación puramente erótica que, cultivada con egoísmo, se
malogra rápida y lamentablemente»18 .
La Iglesia alaba a las familia numerosas.
Dice el Vaticano II: «Son dignos de mención muy especial los que de
común acuerdo, bien meditado, aceptan con generosidad una prole más
numerosa, para educarla dignamente»19.
Sin embargo también recomienda una paternidad responsable.
«Frecuentemente se ha caricaturizado la posición de la Iglesia Católica
como si recomendase a los esposos tener el mayor número de hijos que sea
posible concebir biológicamente en el interior del matrimonio.
»¡Y esto es falso!
»La Iglesia invita, ciertamente, a una fecundidad generosa; pero
controlada, es decir, atenta a los diversos factores en juego.
»Pero es verdad que, al insistir sobre la esencial apertura del amor a
la fecundidad, la Iglesia, sobre todo en nuestros días, pone en tela de
juicio los ideales de la sociedad de consumo.
»Ésta inculca a muchas jóvenes parejas que, para su propia dicha, y la
de los futuros hijos, deben (...) establecer sólidamente el confort
doméstico, tras lo cual, podrá venir el hijo.
»Si te dejas atrapar por esta concepción materialista de la felicidad es
claro que serás conducido, como tantos otros, a colocar los primeros años de
tu vida conyugal bajo el signo, no de la paternidad responsable, sino de la
esterilidad sistemática.
»La terrible regresión demográfica que amenaza con la extinción de los
viejos países de la cristiandad en Occidente, manifiesta las consecuencias
mortales de esta sociedad de consumo que, en su hedonismo egoísta, acaba por
vaciarse de consumidores. (...) Por un vuelco suicida de los valores se
encamina hacia la muerte»20 .
«El matrimonio y el amor conyugal están ordenados por su propia
naturaleza a la procreación y educación de los hijos.
»Desde luego, los hijos son don excelentísimo del matrimonio y
contribuyen grandemente al bien de sus mismos padres. (...) En el deber de
transmitir la vida humana y educarla, lo cual hay que considerar como su
propia misión, los cónyuges saben que son cooperadores del amor de Dios-
Creador, y como sus intérpretes.
»Por eso, con responsabilidad humana y cristiana cumplirán su obligación
con dócil reverencia hacia Dios.
»De común acuerdo y esfuerzo se formarán un juicio recto, atendiendo
tanto al bien propio como al bien de los hijos, ya nacidos o todavía por
venir, discerniendo las circunstancias del momento y del estado de vida,
tanto materiales como espirituales, y, finalmente, teniendo en cuenta el
bien de su propia familia, de la sociedad y de la Iglesia.
»Este juicio, en último término, lo deben formar ante Dios los esposos
personalmente.
»En su modo de obrar, los esposos cristianos tengan en cuenta que no
pueden proceder a su arbitrio, sino que siempre deben regirse por la
conciencia, que hay que ajustar a la ley divina misma, dóciles al Magisterio
de la Iglesia, que interpreta auténticamente aquella, a la luz del
Evangelio. Esa ley divina muestra el pleno sentido del amor conyugal, lo
protege e impulsa a su verdadera perfección humana.
»Así, los esposos cristianos, confiados en la Divina Providencia y
fomentando el espíritu de sacrificio, glorifican al Creador y se
perfeccionan en Cristo cuando con generosidad, sentido humano y cristiano de
su responsabilidad cumplen su misión procreadora.
»Entre los cónyuges que cumplen así la misión que Dios les ha confiado,
son dignos de mención muy especial los que, de común acuerdo, bien
ponderado, aceptan con magnanimidad una prole más numerosa para educarla
dignamente.
»El matrimonio no es solamente para la procreación, sino que la
naturaleza del vínculo indisoluble entre las personas y el bien de la prole
requieren que el amor mutuo de los esposos mismos se manifieste
ordenadamente, progrese y vaya madurando.
»Por eso, si la descendencia, tan deseada a veces, faltara, sigue en pie
el matrimonio, como intimidad y participación de la vida toda, y conserva su
valor fundamental y su indisolubilidad»21 .
Dice el Papa Juan Pablo II: «el cuerpo del hombre y de la mujer no son
sólo para la procreación, sino que deben expresar el amor mutuo, en una
donación recíproca que refleje la unión de los espíritus y la comunión
íntima de las personas, imágenes de Dios»22 .
«Esta funcionalidad amorosa de la actividad sexual es inseparable del
acto mismo, de manera que si carece de ella, el ejercicio sexual no pasa de
un nivel zoológico.
»Por lo tanto, elemento esencial de la bondad ética del ejercicio sexual
es que éste realice de hecho el significado amoroso que le caracteriza como
acción humana.
»El ejercicio puramente biológico de la sexualidad humana es contrario a
la naturaleza racional y espiritual del hombre.
»Bajo este aspecto, la actividad sexual puede quedar éticamente viciada
tanto dentro como fuera del matrimonio por un doble efecto no siempre
coincidente: por estar privada de su comunicación amorosa -gozar sin amor- y
por no realizarse de manera natural dejando sin consumar lo que el mecanismo
sexual tiende a consumar en conformidad con el plan establecido por Dios en
el orden biológico de los sexos»23
El Concilio Vaticano II, después de hablar de la paternidad responsable
y de revalorizar la función del amor en el matrimonio dice que «el amor
matrimonial se ve frecuentemente profanado por el egoísmo, el hedonismo y
las prácticas ilícitas contra la generación»24 .
El niño debe ser amado y deseado desde el primer momento en que se
conoce su concepción.
Dice Marta Cogollos, psicóloga de niños, que las hormonas que la mujer
embarazada transmite al feto dependen de su estado de ánimo.
Por ellas el niño se entera si es amado y deseado o rechazado.
Numerosos médicos, psiquiatras y psicólogos hablan de este «diálogo
endocrino» en el que el niño se entera del estado de ánimo de su madre hacia
él.
Esto influye en el comportamiento postnatal del niño.
g) Planificación familiar: Los hijos son un don de Dios. A nivel humano,
lo más grande que podemos hacer es transmitir la vida.
«Es también deseo de dar, de comunicar lo que nosotros hemos recibido.
Deseo de fructificar, de contribuir al porvenir de la humanidad. (...) Es un
acto de esperanza. Un sentimiento de que la vida es un don y de que "lo que
no se da, se pierde"»25 .
Los hijos deben ser fruto del amor y de la paternidad responsable26 .
Pablo VI, en la encíclica Humanae vitae, dice: «En la misión de
transmitir la vida, los esposos no quedan libres para proceder
arbitrariamente, como si ellos pudiesen determinar de manera completamente
autónoma los caminos lícitos a seguir, sino que deben conformar su conducta
a la intención creadora de Dios, manifestada en la misma naturaleza del
matrimonio y de sus actos, y constantemente enseñada por la Iglesia. (...)
»La Iglesia, al exigir que los hombres observen las normas de la ley
natural interpretada por su constante doctrina, enseña que cualquier acto
matrimonial debe quedar abierto a la transmisión de la vida»27 .
Con todo, los que por alguna razón no lleguen a este ideal «no se
desanimen», dice Pablo VI, sino que «recurran con humilde perseverancia a la
misericordia de Dios»28 .
Con ocasión de la Humanae vitae muchos matrimonios católicos se inquietaron.
Para tranquilizarlos, los obispos franceses publicaron un documento
exponiendo la doctrina tradicional de la moral católica sobre el conflicto
de deberes.
Decían: «Impedir la concepción no puede ser nunca un bien. Es siempre un
desorden. Pero este desorden no es siempre culpable. Puede efectivamente
suceder que un matrimonio se encuentre ante un verdadero conflicto de
deberes, en particular cuando la observancia de los ritmos naturales no les
proporciona una base suficientemente segura para la regulación de los
nacimientos.
Cuando alguien se halla ante una alternativa de deberes, porque no puede
evitar un mal sea cual fuere la decisión que adopte, la prudencia
tradicional aconseja que se considere delante de Dios qué obligación parece
ser la más grave en tal circunstancia»29.
A veces puede haber razones para limitar el número de hijos, o
espaciarlos30
No es prudente que la mujer quede embarazada a partir de los cuarenta
años.
Los métodos naturales de la regulación de nacimientos son morales31 .
La diferencia entre métodos artificiales y naturales en la planificación
familiar es que en aquellos se utilizan medios físicos (el preservativo, el
abortivo DIU), químicos (espermicidas), u hormonales (píldoras) para
frustrar la concepción.
En cambio los métodos naturales se limitan a elegir los días infecundos,
en lo cual no hay nada inmoral.
«Por este motivo todo método natural es llamado también "método de
abstención periódica".
»Como tal, todo método natural es "no-conceptivo" y no "anticonceptivo",
porque no supone ningún acto positivo que tenga por objeto destruir las
posibilidades naturales de una concepción»32.
Utilizar elementos artificiales es sólo lícito cuando se trata de
corregir imperfecciones (dentadura postiza); pero no cuando se trata de
frustrar lo que es conforme a la naturaleza.
«La gran diferencia entre métodos naturales y artificiales está en que
los artificiales, al truncar artificialmente la procreación (...) impiden la
creación de un alma por parte de Dios. (...)
»El recurso a los métodos naturales de control de nacimientos es algo
cualitativamente diferente, ya que haciendo el acto en el período infecundo
de la mujer, se está haciendo algo que Dios, en su infinita sabiduría, había
previsto.
»No es un acto de rebelión contra Dios, ni un impedimento a su acción
creadora. Es seguir el camino que Él mismo ha establecido, y con el que ha
dado a la mujer espacio infecundo suficiente para que se pueda realizar el
significado unitivo del amor conyugal, cuando el procreativo no es posible
por las circunstancias de la vida.
»La significación moral, por tanto, de los dos métodos es completamente
diferente»33 .
«Recurriendo a los días analgésicos de los ritmos de la fecundidad, los
esposos no se erigen en dueños y señores del don de la vida»34 .
Algunos dicen que los métodos naturales de regulación de la natalidad,
que se someten a los «ritmos biológicos», quitan la espontaneidad de la vida
sexual en el matrimonio. Pero «espontaneidad no significa comportarse según
el impulso del instinto en cada momento. Lo que al hombre le hace ser hombre
es precisamente la capacidad de integrar, de valorar y de escoger lo que es
bueno para sí y para el otro en cada momento. Por lo tanto, comportarse
espontáneamente a nivel sexual puede significar renunciar al acto sexual por
un bien mayor (...) practicando una abstinencia periódica de las
relaciones»35.
Desde el Concilio Vaticano II «, el lenguaje de la Iglesia sobre el
matrimonio ya no distingue entre el fin primario (la procreación) y el fin
secundario (la ayuda mutua de los esposos). Prefiere hablar de dos
dimensiones fundamentales del matrimonio»36 .
«Por la unión de los esposos se realiza el doble fin del matrimonio: el
bien de los esposos y la transmisión de la vida. No se pueden separar estas
dos significaciones o valores del matrimonio sin alterar la vida espiritual
de los cónyuges ni comprometer los bienes del matrimonio y el porvenir de la
familia. Así, el amor conyugal del hombre y de la mujer queda situado bajo
la doble exigencia de la fidelidad y la fecundidad»37 .
«El amor sexual tiene dos fines esenciales: la unión de las personas y
la transmisión de la vida. Lo que reprueba la Iglesia de Cristo es perseguir
el primero excluyendo el segundo; no sólo a nivel de intención, sino por una
manipulación sobre el vínculo estructural entre el amor y la fecundidad»38
. Los dos fines son complementarios.
Según el Concilio Vaticano II el matrimonio es una comunidad de vida y
amor orientada a la procreación. Por lo tanto la procreación no es esencial
a cada uno de los actos. Puede haber motivos razonables para renunciar a la
dimensión procreadora, con métodos lícitos moralmente.
«Aunque los métodos naturales han hecho progresos prometedores, son
desdeñados por muchos. Para algunos es humillante que la Iglesia tuviese
razón en esta materia y fuera auténticamente profética cuando se la acusaba
de ser retrógrada y anticuada39 . Y no olvidemos que en los métodos
artificiales hay en juego grandes intereses económicos mientras que los
métodos naturales son gratuitos.
El Dr.Germán Knaus, austríaco, y el Dr.Yusaku Ogino, japonés,
descubrieron simultáneamente, en 1923, que la ovulación de la mujer tiene
lugar trece días antes del comienzo de la menstruación, con una fluctuación
de dos días antes o después, cualquiera que sea la duración del ciclo.
Puesto que el óvulo vive unas veinticuatro horas, una mujer puede conocer su
período de fertilidad40 . Una tecnificación de este método es averiguar el
día de la ovulación haciendo una gráfica de la temperatura basal de la
mujer. Los termómetros especiales para esto traen un librito explicando el
modo de utilizarlos.
Como el espermatozoide permanece vivo unos dos días dentro del útero,
resulta que los días fecundos se reducen a tres cada mes.
Desde hace algún tiempo se vende en farmacias un aparato llamado
OVULATOR41, que observando la cristalización de la saliva, indica los días
fértiles y estériles del ciclo femenino. Hoy con los trabajos de fecundación
«In vitro» se ha vuelto a hablar de este procedimiento al que se da una
fiabilidad del 90%42 .
En 1975 se ha publicado en España un libro del Dr. Billings,
australiano, que ya lleva veinte ediciones en cuatro idiomas. Billings ha
descubierto un método para regular la natalidad que es muy fácil, natural,
sano y barato (sin instrumentos ni productos), moralmente lícito y, según
parece, el más seguro de todos. Se basa en la observación del moco vaginal43
. La experiencia de la Organización Mundial de la Salud, por las
estadísticas realizadas en cinco países, le da al método Billings una
eficacia del 99% de éxitos44 . Hoy es practicado por cincuenta millones de
matrimonios en el mundo45 .
El Método Sintotérmico, que es la combinación del Método Billings con
otros parámetros, puede llegar al 99'2% de seguridad, según los resultados
dados por la OMS en Biologic of fertility control by periodic abstinence
(Informe técnico 369/67), si se enseña adecuadamente siguiendo el Learning
Package of Familiar Fertility, OMS, 78.
El Dr. Billings, Decano de la Facultad de Medicina de la Universidad de
Melbourne (Australia), estuvo en Madrid en mayo de 1984 y afirmó: «Mi método
es eficaz, por lo menos, en el 99% de los casos. Más eficaz que el abortivo
DIU y el preservativo.
El método Billings es más seguro que el preservativo. Según la revista
The Medical Letter (XVII, 6/marzo 1995) el preservativo sólo garantiza el 88%
De seguridad46 .
Y tiene la ventaja de ser un método natural, sencillo y barato. Sin los
inconvenientes psíquicos de la ligadura de trompas y vasectomía»47;
Además no tiene los inconvenientes de la píldora.
La píldora anticonceptiva produce cáncer de útero, afirma el Royal
College of General Practitioners, después de 20 años de investigaciones48 .
En el número de septiembre de 1989 The Lancet, una de las revistas
médicas más importantes del mundo, se dice que las mujeres que toman
anticonceptivos presentan una probabilidad de cáncer de mama 75% superior a
las mujeres que no las usan49 .
Y en la misma revista, 344(1994)1390, también se dice que la toma de
anticonceptivos orales duplica el riesgo de padecer cáncer de útero.
En el «Vademécum Internacional de Especialidades Farmacéuticas» que
tienen casi todos los médicos españoles se dice que «se ha demostrado que
las mujeres que toman anticonceptivos orales sufren alteraciones
cardiovasculares en proporción superior a las que no las toman».
Los peligros de los anticonceptivos fueron confirmados por el Primer
Ministro inglés Tony Blair. En respuesta a una pregunta en el parlamento
Blair comunicó que durante los últimos diez años 104 mujeres han muerto en
Inglaterra a causa de la píldora. Mientras otras 2.400 mujeres han sufrido
serios problemas de salud debido al uso de los anticonceptivos50
«Los efectos secundarios de la píldora anticonceptiva son muy conocidos.
(...) Un total de cuatrocientos veinticinco accidentes cerebrales por año
podrían ser atribuidos al uso de anticonceptivos orales en Estados Unidos.
(...) Según la revista médica JAMA, ha sido observada la asociación entre
anticonceptivos orales y el cáncer de pecho»51.
Con razón dice el Dr. Benigno Blanco: «Al consumidor de tabaco se le
advierte que el tabaco perjudica la salud, pero a la usuaria de
anticonceptivos se le oculta los riesgos que asume»52 .
En el telediario de varias cadenas del miércoles 25 de octubre de 1995
se dijo que la píldora anticonceptiva había ocasionado embolia a varias
mujeres que la usaban.
«Madrid.- El Ministerio de Sanidad envió el pasado viernes una circular
a todos los ginecólogos que trabajan en España advirtiéndoles de que algunos
anticonceptivos orales de tercera generación pueden provocar tromboembolismo
venoso, (...) y en ocasiones extremas la muerte»53.
El Instituto Federal de Medicamentos de Berlín informa que la píldora
anticonceptiva «Diane», de los Laboratorios Schering, puede producir cáncer
de hígado. Esta píldora ha sido utilizada por millones de mujeres, también
en España54
Más de cien mujeres del Reino Unido, que usaron la píldora
anticonceptiva, sufrieron trastornos graves por coágulos de sangre y
trombosis, y siete de ellas murieron. Por eso sus familiares presentaron
una demanda contra los laboratorios Schering, Wyeth y Organon que las
fabricaron55.
Un estudio del gobierno comunista chino demuestra la eficacia del
sistema Billings.
El gobierno chino ha experimentado en la provincia de Nanchino, una de
las más pobladas de la nación, el método de la ovulación, conocido
comúnmente con el nombre de «Método Billings». Los resultados son
categóricos: entre las 922 parejas que lo han adoptado como método de
planificación familiar durante un año, tan sólo cinco mujeres han quedado
embarazadas. Es decir, el 0,5%. El grado de eficacia de este método es
superior, por ejemplo, a los dispositivos de anticoncepción femeninos
utilizados por la mujer.
El resultado arrojado por el estudio de las autoridades chinas sobre el
método Billings aparecerá en el próximo número del «Medical Journal» de
Pekín y fue adelantado el 28 de febrero por el mismo doctor John Billings en
un congreso organizado por la Universidad Católica de Roma con motivo de la
celebración de los treinta años de la publicación de la encíclica de Pablo
VI «Humanae Vitae»56 .
«La reunión del método ogínico con el del Dr. Billings es el modo más
seguro de todos los conocidos»57 .
La organización mundial que lleva la enseñanza y el control del Método
Natural de ovulación Billings es la WOOMB, cuya sede en Madrid está en la
calle JOSÉ CALVO, 23, bajo centro. Teléfono 91 450 50 11. FAX: 91 450 50 76.
- 28039 Madrid.
Se puede recibir información sobre el método Billings en:
www.juanpabloesp.org
http://usuarios.maptel.es/loiola
y en < [email protected]>
En España se enseña en centros de diferentes ciudades, dependiendo
fundamentalmente de las asociaciones Pro-Vida: información en la Secretaría
General, teléfono 93 204 71 11, de Barcelona, o en centros de ADEHFA:
Información en el teléfono 91 241 40 83, de Madrid.
Voy a poner aquí las direcciones de los centros WOOMB de información y
enseñanza en distintas capitales de provincia:
Madrid: Dra. Ana Mercedes Rodríguez. c/ José Calvo, 23, bajo
centro.. Tel.:91 450 50 11. FAX: 91 450 50 76. Madrid 28039. E-Mail:
[email protected]
Centro de Regulación. T.:915335659.
Mónica Aisa. Centro de Regulación Natural. San Francisco de Sales, 34.
20003-Madrid. T.: 915 335 659.
Isabel Valdés. Clínica Salvia. López Pozas, 40. 28036. Madrid. T.:913 507
034.
Centro Virgen de Olaz. Meléndez Valdés, 36,1º, D.28015-Madrid.T..915 433
017.
José Ignacio Tubio. Clínica Moncloa. T.: 915 957 000.
Isabel López de Ceballos. T.: 915 626 015.
Albacete: Arancha Merino. Teléfono: 967 502 459.
Alcalá de Henares:Dª Mercedes Otero. T.: 91 888 66 86.
Alicante: Dª Ana Such. T.: 96 512 61 81.
- Dr. J. A. Muñoz Puller: Pl. Navarro Rodrigo, 12,. Bajo. 03007-AB. T.:965
920 703
Almería: Jorge Díaz. Torrenueva, 65,2ºC. 04600-Huercal (Alm). T.: 950 470
957.
Asturias:Dra. Inmaculada Flores. c/ Oscar Romero, 6. Oviedo.T.:985110773
Ávila: Dª Ángeles Martín Rodríguez. c/Palencia, 15, bajo. T.: 920 220
328.
José Luis Martín. Cuesta 5. 05693-Umbría (Ávila). T.: 920 342 887.
Badajoz:Margarita Jiménez. La Cruz, 1, 3º A-B. 06200-
Almendralejo.T.:671566
Baleares:Dra. Candelas Cardero. Juan Maragall 37,1º, 1ª.
Palma.T.:971274103
Barcelona: Dª Mª José Blázquez: T.: 93 555 48 01
Dr. José Villanueva. Calle Calderón de la Barca, 34, Bajo, 1ª. 08032-
Barcelona. T.: 933 581 504
Nuria Recto. Bonaplata, 42-54. 08034-Barcelona.T.:932805683.FAX:932047214
Planif. Familiar. : Tel.:93 204 71 11 Tel.: 93 218 61 90
Bilbao:Concepción Rodríguez. Diputación, 8,6º, 1ª. 48008-
Bilbao.:T.:944167212
Coro Goitia. Clínica Euskalduna. Euskalduna, 10, 1º, A. 48008-Bilbao.
T.:944 103 752
Pilar Ruiz Martínez. Centro Cultural Santa Clara. c/ Casilda Iturrizar,
s/n. 48920-Portugalete (Vizcaya). T.: 944 729 220.
Carmen Riega. Av. Guipúzcoa, 35,1º dcha. 48260-Ermua (Vizcaya).T.:943176209
Burgos: Dra. Dña.Concepción García Tejerina. Calle San José 3-5 Bajo.
09002 Burgos. T.:947264014
Cádiz: Dª Sol Díez de Rivera. Altos del Manantial, 13. 11500-Puerto de
Santa María. (Cádiz) T.: 956 480 446.
Córdoba: Mª Cristina Blanco. Centro Médico «El Camping». c/ Prof. Lucena
Conde, s/n. T.: 957 279 922.14012-Córdoba.
Cuenca: Dª Mónica la Torre Cañizares. T.: 969 22 08 79
Gerona:Dra. Mila del Pozo. Centro de Orientación y Planificación.
T.:972204212
Guadalajara: Dª Concha Aparicio Altamirano. T.: 949 223 490 y 949 224
696.
Huelva: María Asunción Febrer. 21400. Ayamonte. T.: 959 321 047.
Huesca: Dña. Victoria García Caballero. c/ Alta, 1 bis, 28. 22193-
Arascués (Huesca). T.: 974 22 12 27
Jaén: Centro de Salud San Felipe. Mª Dolores Chica. T.: 953 320 377.
La Coruña: Dra. Helvia Temprano. Hospital Teresa Herrera. 15006-La
Coruña. T.:981 178 000, extensión 20 156 - T.: 981 28 54 00, ext. 215.
Las Palmas de Gran Canaria: Carmen Serrano Sánchez. T.: 928 418 990
Laura E. Felipe Gil. Calle Schubert, 11, 3º, pta. 11(Casablanca 1).
35016-Las Palmas. T.: 928 418 990. - Mª. Dolores Hernández. T.: 928 321 073.
León:Purificación Blanco. Cardenal Landázuri 27. 24003-León. T.:987 23 10
20
Asunción Quirós. Calle Monasterio Carracedo, 3-11 C. 24400-Ponferrada
(León). T.: 987 415 689.
Lérida: Arancha Merino Thomas. Obispo Irurita, 12. Escalera, 9, 3º, 1ª.
25006 - Lérida. Tel.: 973 27 35 30. Centro Médico, Av. Blondel, 70, 1º: T.:
973 27 40 51
María Ferrer. Hospital Arnau Vilanova. T.: 973 248 100
Noelia Más. Av. Blondel, 5, 2º C. 25002-Lérida. T.: 973 274 061.
Málaga:Dr. Joaquín Fernández. Pintor Zorolla, 2. Málaga-29016.T.:9522243
67
Murcia: Cándida Vicente Gil. Avenida Ronda Norte, 9, 4º dcha. escalera
izq. 30009 - Murcia. Tel.:968 299 606.
Mikaela Menárguez. Calle Isaac Albéniz, 10. 30009-Murcia.
T.:9682833818.- Mikaela Menárguez, e-mail:[email protected]
Orense:Hermelinda Esteve. Quintela Cañedo, 11. 32001-Orense.T.:988215 758
Palma de Mallorca: Dra. Candelas Cardero. Calle Juan Maragall 37,1º, 1ª.
07006-Palma.T.: 971 274 103
Pamplona: Dª Teresa Jaurrieta Galdiano. Pl. del Castillo, 44, 3º, izq.
31001.- Pamplona (Navarra). Tel.: 948 22.90 94.
José María Echevarría. San Fermín, 45, 1º, izq. 31003-Pamplona.
T.:948237413
Ponferrada (León): Dª Asunción Quirós Álvarez. Monasterio de Carracedo,
3, 11C. 24400 - Ponferrada (León). Tel.: 987 41 26 89.
Reus: Carmen Paya. Calle...
que lo ve un infeliz y lo hace violento y con tendencias a hacerse daño y a
suicidarse. ¿Por qué? Pues porque el pobre busca la felicida y no la alcanza
nunca. Cuanto más lo hace más se hunde y más se animaliza. La persona no
puede vivir el sexo como los animales, porque el hombre y la mujer son seres
racionales y con capaz de amar y de conocer la verdad. Eso no lo puede hacer
un ratón o una jirafa. Esos animales están ya programados por sus instintos
y no son libres para conocer ni para amar. La persona que se animaliza, vive
como los animales y se siente desgraciada pues sabe que lo está haciendo
mal, pero el sexo mal practicado crea adicción psicológica importante como
las drogas y estupefacientes duros.
Hay una película que deberías ver sin falta que se llama FIRE PROOF que
trata del caso de un matrimonio que vive exactamente el caso que estás
viviendo tu ahora. Consiguela como sea. Mirala tu primero y luego trata de
que lo veas también con tu marido.
Te paso lo que un autor muy bueno, llamado Jorge Loring, indica para vivir
el matrimonio. Tanto para el hombre como para la mujer. Esto es en general,
pero creo que si lo lees, te servirá para aplicar en tu caso concreto.
Un cordial saludo con mis mejores deseos para tu felicidad.
e) Cariño matrimonial: Cuéntale a tu mujer las cosas que creas pueden
interesarle. Pídele a veces su parecer sobre asuntos en que pueda darlo.
Esto aumenta la unión y la compenetración.
El hombre prefiere expresar su amor con hechos (trabaja para su esposa,
le es fiel, etc.) pero no debe olvidar que a ella le gusta oír que se la
quiere. Y mucho más si lo oye sin haberlo preguntado.
No debes olvidar que la mujer es mucho más sentimental y afectuosa que
le hombre, y que, por consiguiente, está mucho más necesitada de muestras de
cariño. Dáselas, pues, a menudo. Es notable que muchos que en el noviazgo
tuvieron manifestaciones de amor incluso excesivas, después de casados,
precisamente cuando estas manifestaciones eran más necesarias para reforzar
la unión y el amor matrimonial, se portan con sus mujeres de una manera
fría, seca y hasta desagradable.
La mujer es difícil de comprender. A veces, ni ella misma se comprende.
Pero quien la ama, debe esforzarse por comprenderla. Ella no puede exigir
que se la comprenda. Pero sí que él haga esfuerzos por comprenderla1 .
No olvides que durante la menopausia es cuando la mujer está más
necesitada de amor, atención, aprecio y comprensión.
Has de saber que hay días del ciclo menstrual de la mujer y del embarazo
en que la encontrarás más nerviosa, irritable, rara, inestable, triste,
deprimida, malhumorada, caprichosa, propensa a las discusiones o lágrimas,
etc. Hay que tener paciencia con ella. En estos días él debe mostrarse
especialmente conciliador, comprensivo, lleno de ternura y delicadeza. Esos
días ni ella misma se entiende. Hasta las caricias es posible que la
molesten y cansen. Lo mejor es dejarla en paz y esperar.
El amor exige respeto, ternura, delicadeza, generosidad, fidelidad.
Muchos matrimonios fracasan, no por falta de conocimientos sexuales,
sino porque marido y mujer no han llegado a valorarse y respetarse como
personas. Conocer el funcionamiento del sexo es fácil. Pero esto no basta
para querer al otro como persona.
El amor es un ejercicio de jardinería: hay que arrancar lo que hace
daño, preparar el terreno, sembrar, esperar, regar, cuidar. Es decir,
aceptar a su pareja, valorarla, respetarla, admirarla, comprenderla, darle
afecto y ternura, etc.
El amor se alimenta con pequeños detalles.
El acto matrimonial no debe ser una relación mecánica cuerpo a cuerpo,
sino una relación amorosa persona a persona. Debe ir saturado de amor a la
persona.
Este amor es fundamental para que haya familia. «Para que haya familia
tiene que haber matrimonio. Y el matrimonio queda constituido con la entrega
comprometida y definitiva ante Dios y ante la comunidad de dos personas que
así se convierten en esposo y esposa»2 .
El marido no debe considerar su casa como una fonda a la que sólo va a
dormir. Debe dedicar tiempo a su mujer y a sus hijos. Debe saber hacer
sentir a su mujer que necesita de ella. El sentirse necesaria, la llenará de
satisfacción.
Procura reconocer y agradecer las atenciones y delicadezas que tu mujer
tenga contigo. Dile que la comida que te ha preparado está muy buena. Pero
nunca le digas que tu madre lo hacía mejor, aunque sea verdad. Que no se
sienta menospreciada, sino animada a hacer las cosas a tu gusto.
Y si las cosas no están a tu gusto, no hagas por ello una escena:
Dáselo a entender a ella, pero con cariño.
Cuando tengas que reprenderla, no lo hagas nunca en el mismo instante en
que te ha molestado. Lo más probable es que en ese momento seas excesivo en
tus reproches, ella se resista y la cosa empeore.
Espera un momento oportuno, y en la soledad y con cariño dile dulcemente
lo que quieres.
Dale a tu mujer de buena gana el dinero suficiente para los gastos de la
casa, dejándole un poco de libertad en el modo de gastarlo, y no exigiendo
cuentas demasiado detalladas, aunque ella debe consultar contigo cuando haya
de tomar una resolución importante.
Algunos matrimonios, para evitar conflictos en la administración del
dinero, hacen, de los ingresos destinados a gastos, tres partes desiguales:
a) una cuota fija para los gastos necesarios de la casa que administra
la mujer;
b) otra cuota fija para los gastos que el marido quiera hacer;
c) Otra cuota fija para que la mujer la gaste en sus cosas con entera
libertad.
De esta última cuota ella debe vestirse, hacer los gastos superfluos que
le parezca, etc.
Llévala contigo siempre que sea posible.
Dedícale algunos ratos para que pueda hablar contigo de lo que ella
quiera, y escúchale de buena gana.
Interésate frecuentemente por su salud y esmérate en atenciones cuando
no se encuentre bien.
Una de las cosas que más ilusiona a una mujer es ver sus deseos
cumplidos, sin necesidad de exponerlos. Procura esforzarte por adivinarlos y
satisfacerlos...
No le regatees alabanzas cuando se presente la ocasión. Sobre todo si es
joven, no dejes de decirle alguna vez que ese vestido le sienta bien, o que
con ese otro peinado te gusta más. Que no le falten tus elogios a su belleza
y a sus cualidades. Es posible que los reciba de otros hombres y le falten
de quien con más razón debe esperarlos.
El amor conyugal está hecho de mil detallitos aparentemente sin
importancia, que sin embargo contribuyen mucho más de lo que se cree a la
felicidad del hogar. El amor se alimenta de pequeñeces, de insignificantes
detalles. Las delicadezas son el lenguaje habitual del amor.
Es mucho lo que puede contribuir a la felicidad de un hogar la ternura
de un hombre para con su mujer, y los detalles de consideración y delicadeza
que tenga para con ella. Hazle algún regalo por su santo, en el aniversario
de la boda, etc., aunque sea una pequeñez. No es el valor material de la
cosa, sino la delicadeza del recuerdo y del regalo lo que llega al corazón.
Con más razón debes tener otras atenciones y delicadezas que no cuestan
dinero, como son algunas muestras de cariño, reconocer sus valores y
esfuerzos por atenderte, alabarla delante de otras personas, mostrarte
orgulloso de ella: pocas cosas hacen más feliz a una mujer que el sentirse
apreciada.
Ten cuidado de no prodigar tus alabanzas hacia otras mujeres delante de
la tuya. Evita los piropos o atenciones excesivas a otras mujeres.
Y si lo que haces es complacerte comentando viejos amores del pasado, es
algo que lógicamente a tu mujer ha de dolerle profundamente.
No elogies los encantos de tu secretaria o de tu vecina. Que de ninguna
manera pueda ella encontrarse subestimada por ti. Por el contrario, no
regatees elogios sinceros a tu esposa, y sé con ella tan amable y tan atento
como cuando te enamoraste de ella.
Vuestra intimidad no debe ser origen de descuidos, desatenciones y
negligencias que enfríen vuestro cariño.
Mucha delicadeza. Si vas a llegar tarde a cenar, procura avisar a tu
mujer.
No manches sin necesidad, ni seas desordenado. Cosas que para ti no
tienen importancia, a ella le ponen nerviosa y serán motivos de disgustos.
Cuando la mujer se enamora sueña con el hombre ideal. Por eso es fácil
que se sientan molestas, descontentas, o defraudadas ante pequeños defectos
de su marido que hacen derrumbarse a sus ojos el mito de «hombre ideal» que
se habían formado.
Por eso no basta ser fiel, amoroso, y capaz de triunfar en la vida.
Tienen importancia sobre todo, aquellos defectos que en público pueden
ponerla en ridículo: tratar mal a un camarero, dar una propina tacaña,
llevar los zapatos sucios, una mancha en la corbata, petulancia en querer
llevar siempre la razón, vanidad hablando siempre de sí, presunción poco
varonil; contemplarse en los espejos como una mujer, etc.
También tienen importancia detalles que se relacionan con ella; ir por
la calle a un paso que ella no puede seguir; seguir leyendo el periódico
cuando ella te habla, sin hacerla caso, o escucharla con cara de mala gana;
Humillarla (y mucho menos en público) diciéndole cosas desagradables, como
por ejemplo: «Tú cállate, que de esto no entiendes ni una palabra».
Hay maridos que no hablan con sus mujeres; sólo mandan.
Muchas mujeres se quejan de que su marido sólo es cariñoso con ella
cuando desea relaciones sexuales.
El marido debe ser cariñoso con su esposa aunque no tenga intención de
llegar al acto conyugal.
En este caso debe procurar que sus caricias íntimas no provoquen el
orgasmo, pero si éste se produjese inesperadamente, no debe tener
preocupación moral. Así opina el célebre moralista Häring que añade: «Es un
deber fomentar el amor conyugal no sólo en el contexto del acto conyugal
completo, sino también y especialmente, en los momentos en que los esposos
no tienen intención de practicar el acto conyugal»3 .
Para procurar la felicidad de tu esposa debes caer en la cuenta de que
su psicología es distinta de la tuya.
Puede ser que tu proceder impetuoso para exigir lo que tienes derecho, a
ella -por naturaleza menos pasional que tú- le parezca brutal.
Debes, por lo tanto, proceder en esto con moderación, delicadeza y
cariño.
La mujer es más lenta y necesita preparación.
«El marido debe darle gran importancia al juego sexual previo. Debe
tratar de crear el deseo sexual de la esposa antes del coito. Tener sexo sin
preparar a la esposa, sin un beso, ni un cariño, es algo que el esposo no
debe nunca hacer. Por lo menos debe dedicar cinco o diez minutos antes del
coito a crear un ambiente sexual. Con palabras de cariño, con besos, abrazos
y las caricias que más halaguen a su esposa. Debe conquistar en cierto modo,
a la esposa cada vez que le va a pedir sexo»4 .
«El hombre puede alcanzar el orgasmo en dos minutos. En cambio la mujer
es frecuente que necesite de diez a quince minutos de estimulación activa
para llegar al mismo resultado. Es que la voluptuosidad en la mujer es más
un acto psíquico que fisiológico. Es preciso saberla despertar
juiciosamente, sin violencias ni brusquedades hasta que se entregue
totalmente en un acto de amor»5 .
«Por eso el hombre debe evitar ser brusco, desconsiderado, impaciente.
No debe exigir lo que no haya sido capaz de hacer desear a su mujer. La
mujer también se apaga más lentamente después del orgasmo, por lo tanto,
conviene seguir ocupándose de ella, acariciándola durante unos momentos»6 .
«Es frecuente que a ella le sobrevengan varios orgasmos sucesivos (tres
o cuatro), abarcando una duración de uno a cinco minutos. Es esencial que el
hombre no se separe durante este período, si quiere dar a la mujer el placer
que desea.(...) La mujer debe quedarse con la impresión de que se la ama por
ella misma; que no es un objeto que se abandona después de usado.
»Algunos testimonios de profundo amor en el posludio tienen una
importancia capital.(...) La relación conyugal es un acto de amor. Nace en
el amor y aporta a la pareja una intensificación de este amor. Pero es
necesario que sea un amor de donación, un amor generoso en que la atención
al «tú» predomine siempre sobre la búsqueda de la satisfacción propia»7 .
Si en lo que ocurre en el lecho conyugal no está presente la ternura, es
muy probable que aquello resulte insatisfactorio.
El marido no puede olvidarse de los derechos de su mujer.
Si la deja insatisfecha será para ella una tortura y terminará
aborreciendo el acto conyugal. El acto matrimonial debe ir saturado de
ternura.
Prolongar el cariño en este momento es de los puntos más apreciados por
la mujer. La ternura ennoblece la sensualidad, sin extinguirla. Cuando ésta
falta, el acto conyugal queda enormemente empobrecido. La unión psíquica del
amor vale mucho más que todas las satisfacciones sensitivas.
El ideal es que el orgasmo sea simultáneo. Por eso el hombre debe
dominarse y no eyacular hasta que la mujer dé indicios de que se acerca al
orgasmo .
«Tras el orgasmo, hombre y mujer deben seguir pendientes el uno del
otro. La separación brusca de los cuerpos en tales momentos es un mal final,
ya que traduce poca ternura. El acto sexual más completo es aquel que se
prolonga tras el orgasmo, manteniendo unida a la pareja en un abrazo
interminable»8 .
Ha dicho el Papa Juan Pablo II: «El marido que trata a su mujer sin
amor, sino sólo como objeto de satisfacción del instinto, adultera con su
propia esposa»9 .
No es raro el fenómeno de la frigidez en la mujer que no llega al
orgasmo en el acto conyugal con su esposo. Eso tiene fácil solución
consultando con un médico. Podría ser solución el que la mujer no se
contente con estar pasivamente dejando que él lo haga todo. Si ella
participa activamente en el juego sexual, puede remediar su mal.
«El primer coito es un momento delicado. El joven, casi siempre
hiperexcitable, puede tener poca paciencia, ante una muchacha poco
despertada sexualmente... Es excepcional que la desfloración sea realmente
dolorosa. Si el esposo la realiza en el ambiente de ternura y profundo amor
que es normal en los primeros días del matrimonio, la mujer no experimentará
ningún trastorno. La mínima hemorragia que se produce frecuentemente al
rasgar el himen, no tiene consecuencias; sin embargo, conviene dejar que se
produzca la cicatrización durante tres o cuatro días absteniéndose de
relaciones sexuales en este breve período. Es un verdadero sacrificio para
el marido, pero será apreciado por la mujer»10 .
Hoy hay una excesiva preocupación por la técnica sexual y la mecánica
del orgasmo. Esto hace que le coito pierda la espontaneidad de un acto que
debe brotar del amor, y lo que resulta es de un efecto contrario a lo que se
pretendía.
Dice el Dr. May en Love and Will: «No es sorprendente que las tendencias
contemporáneas hacia la mecanización del sexo tengan mucho que ver con el
problema de la impotencia. La característica distintiva de la máquina es que
puede realizar todos los movimientos, pero nunca siente» .
«Durante algunos años proliferaron abundantemente los libros sobre
técnicas sexuales. Recientemente se ha dicho que más matrimonios se han
visto perjudicados por estos libros que los que se han beneficiado. El
énfasis en la técnica hace que se dé más importancia a la mecánica que a las
propias relaciones.(...) Es un acercamiento egoísta en el que cada uno busca
su propia auto satisfacción. (...) El otro es un accesorio para su placer
solitario»11 .
«En la relación sexual se trata principalmente de amor y no de técnica.
La preocupación por la mecánica sexual puede agotar el amor y convertirlo en
una caricatura desgraciada y artificiosa del mismo. En cambio, el amor y la
generosidad mutua llegarán a conseguir, por sus insospechados caminos,
resultados muy superiores a los "técnicos". Esta preocupación por las
técnicas sexuales tiene su base en el concepto de que el hombre no es más
que un animal desarrollado; y, por lo mismo, lo más importante en sus
relaciones sexuales será la cantidad de placer físico que ellas puedan
producir. Todo esto es una idea absurda y muy triste acerca de la naturaleza
humana y del amor conyugal.
»De esta idea absurda proviene en algunos la obsesiva y maniática
ansiedad por buscar resultados siempre más artificiosos. Ansiedad y manía
que tantas veces lleva al callejón sin salida del hastío sexual o de las
aberraciones sexuales.
»Se asemeja a la actitud del gastrónomo que estuviera estudiando y
planeando laboriosamente cada plato, con ansiedad de conseguir siempre el
máximo placer de su comida. En realidad, éste goza en comer mucho menos que
la gente normal.
»Lo mismo ocurre en la vida conyugal; los "técnicos" se enredan en
ansiedades y preocupaciones artificiosas, mientras que los esposos normales
se aman libres de preocupaciones, sin que la ansiedad por el máximo placer
físico posible pueda empeñar su espontaneidad, su alegría y su gozo al
entregarse mutuamente; factores éstos mucho más importantes para la plenitud
de la felicidad sexual. Volvemos a repetir que no hay mejor técnica para el
ajuste sexual que el verdadero amor mutuo, la consideración hacia el otro y
el deseo de cada uno de hacer feliz a su pareja.
»En el sexo se repite lo que ocurre en tantos otros aspectos de la vida:
Que da mucha más felicidad el dar que el recibir. Aquí tiene esto una
especial significación, porque, esencialmente, el acto conyugal es un don»12
El amor conyugal no es una simple aventura de goce apasionado. El goce
físico debe estar al servicio de la ternura. La unión sentimental debe
preceder a la unión de los cuerpos: esta última se convertirá así en
expresión de un amor que ya existe en los corazones13 .
El acto conyugal debe ir siempre saturado de ternura. Si este acto «no
nace del amor va contra el recto orden»14 .
«El encuentro genital será de verdad auténtico si entre los esposos hay
una constante y concreta actitud de amor mutuo, demostrada prácticamente a
lo largo de las más diversas situaciones de la vida.
»Es necesario, en efecto, recordar que la unión sexual, para estar
verdaderamente en consonancia con la naturaleza humana, no puede reducirse
solamente a la búsqueda de sensaciones voluptuosas, sino que debe expresar
sobre todo una fusión completa entre el hombre y la mujer, penetrando
simultáneamente sus facultades del cuerpo y del espíritu»15 .
No es lo mismo amor que deseo. El amor es del alma y el deseo es del
cuerpo. El amor matrimonial debe ser total: de alma y de cuerpo.
Decálogo de la esposa:
1.- El hogar será lo que tú hagas de él. Ésa debe ser la gran obra de tu
vida.
2.- Te corresponde la administración inmediata de los bienes. Sé
previsora, prudente y con gran sentido común.
3.- Que tu buen gusto y tus desvelos -más que tu dinero- hagan del hogar
un refugio acogedor para cuantos constituyen tu familia.
4.- Procura seguir siendo siempre la novia de tu marido. Y que ello se
note tanto en tus palabras como en tu presentación.
5.- Jamás olvides que antes que tus mismos hijos -y por supuesto tus
padres- está tu esposo.
6.- Que tus palabras, tu alegría y tu sosiego sean alivio y descanso
para cuantos constituyen tu hogar, o se acercan a él.
7.- Tu primer deber hacia tus hijos se llama ternura. Sobre ella, como
base, te será fácil ir ejercitando, a una con tu marido, ese arte difícil y
delicado que se llama educar.
8.- No grites, ni pierdas los estribos. Te harás obedecer mejor si dices
a tus hijos las cosas con calma.
9.- Pon especial cuidado en el orden y administración del hogar: en las
horas de las comidas, y en la prudente economía.
10.- Finalmente, si tienes la dicha de tener fe, busca tu apoyo en Dios,
pues en Él encontrarás siempre la fuerza y la gracia que necesitas para
llevar adelante tu hermosa misión en la vida.
Decálogo del esposo:
1.-Soluciona tu vida -al menos en lo fundamental- antes de constituir
una familia
2.- Tu trabajo es importante, pero que no te absorba de tal modo que te
robe un tiempo que debes a los tuyos.
3.-El buen humor, la permanente serenidad de espíritu, es el regalo más
valioso que puedes ofrecer a tu esposa y a tus hijos.
4.- Tu esposa debe ser tu mejor amiga y compañera. Y has de tener hacia
ella las mismas atenciones, al menos, que tenías cuando era sólo tu novia.
5.- Respeta su campo de trabajo. Pocas cosas hay tan ridículas y
perjudiciales como un marido quisquilloso y entrometido en lo que es propio
de su mujer.
6.- Si tu esposa está en condiciones de ejercer una profesión -salvando
el cuidado del hogar- permíteselo.
7.- En relación con tus hijos, no olvides que el educar es un arte. Arte
difícil y delicado, integrado por un poco de ciencia, mucho de buen sentido
y, sobre todo, mucho de amor.
8.- El ejemplo es la clave de la educación. Gánate con tu proceder el
respeto y la obediencia.
9.- Sé muy hombre en todo, pero ten presente que esto es perfectamente
compatible con las muestras de afecto que los tuyos necesitan.
10.- Y si tienes la dicha de ser creyente, que Cristo sea la luz y la
alegría de tu vida en el cumplimiento de tus deberes de padre y esposo.
Decálogo del matrimonio y del hogar:
1.-Antes que la profesión, incluso antes que los propios hijos -y
precisamente por el bien de ellos- está vuestro amor de esposos, para el
cual tenéis que saber encontrar «vuestro tiempo».
2.- Paternidad responsable, sí; pero si el Señor os da una familia
numerosa, aceptadla como el mayor de los bienes.
3.- Que vuestro hogar esté siempre abierto para vuestros familiares y
amigos.
4.- Que en vuestro hogar haya siempre un sitio de honor -como en vuestro
corazón- para quienes os dieron la vida.
5.- Respetaos mutuamente vuestro campo de acción.
6.- Sed con vuestros hijos enérgicos en lo esencial y flexibles en lo
accidental.
7.- No dramaticéis las cosas sencillas. Simplificad las cosas trágicas.
8.- La belleza, el buen gusto y el orden deben ser algo característico
de vuestro hogar.
9.- Que una religiosidad sencilla y auténtica envuelva en una sana
espiritualidad vuestro hogar.
10.- Aceptad vuestra situación. Como dice Quoist: «Si no podéis
construir el castillo soñado, construid una cabaña. Pero no seréis felices
en vuestra cabaña mientras sigáis soñando con el castillo»16 .
El psicólogo Bernabé Tierno en la revista EL SEMANAL escribió un
artículo titulado: Cómo matar el amor17 .
Lo resumo así:
- Cada día eche en cara a su pareja todos sus fallos.
- Muéstrese habitualmente malhumorado, aunque no tenga motivo.
- No pierda la ocasión de provocar una tormenta aunque el motivo sea
nimio.
- No reconozca nunca a su pareja mérito o cualidad alguna. No le alabe
nunca.
- No se muestre satisfecho de los detalles que tenga con Vd. Todo es
poco.
- No se le ocurra nunca mirar las cosas desde el punto de vista del
otro.
- Flirtee con otra persona para provocarle celos.
Haz lo contrario de todo esto y fortalecerás tu amor.
f) Procreación de los hijos: «El Señor se ha dignado sanar el amor de
los esposos, perfeccionarlo y elevarlo, por el don especial de la gracia y
de la caridad. Un tal amor, asociando a la vez lo humano y lo divino, lleva
a los esposos a una entrega libre y mutua de sí mismos, comprobada por
sentimientos y actos de ternura, e impregna toda su vida. Supera, pues, con
mucho, la inclinación puramente erótica que, cultivada con egoísmo, se
malogra rápida y lamentablemente»18 .
La Iglesia alaba a las familia numerosas.
Dice el Vaticano II: «Son dignos de mención muy especial los que de
común acuerdo, bien meditado, aceptan con generosidad una prole más
numerosa, para educarla dignamente»19.
Sin embargo también recomienda una paternidad responsable.
«Frecuentemente se ha caricaturizado la posición de la Iglesia Católica
como si recomendase a los esposos tener el mayor número de hijos que sea
posible concebir biológicamente en el interior del matrimonio.
»¡Y esto es falso!
»La Iglesia invita, ciertamente, a una fecundidad generosa; pero
controlada, es decir, atenta a los diversos factores en juego.
»Pero es verdad que, al insistir sobre la esencial apertura del amor a
la fecundidad, la Iglesia, sobre todo en nuestros días, pone en tela de
juicio los ideales de la sociedad de consumo.
»Ésta inculca a muchas jóvenes parejas que, para su propia dicha, y la
de los futuros hijos, deben (...) establecer sólidamente el confort
doméstico, tras lo cual, podrá venir el hijo.
»Si te dejas atrapar por esta concepción materialista de la felicidad es
claro que serás conducido, como tantos otros, a colocar los primeros años de
tu vida conyugal bajo el signo, no de la paternidad responsable, sino de la
esterilidad sistemática.
»La terrible regresión demográfica que amenaza con la extinción de los
viejos países de la cristiandad en Occidente, manifiesta las consecuencias
mortales de esta sociedad de consumo que, en su hedonismo egoísta, acaba por
vaciarse de consumidores. (...) Por un vuelco suicida de los valores se
encamina hacia la muerte»20 .
«El matrimonio y el amor conyugal están ordenados por su propia
naturaleza a la procreación y educación de los hijos.
»Desde luego, los hijos son don excelentísimo del matrimonio y
contribuyen grandemente al bien de sus mismos padres. (...) En el deber de
transmitir la vida humana y educarla, lo cual hay que considerar como su
propia misión, los cónyuges saben que son cooperadores del amor de Dios-
Creador, y como sus intérpretes.
»Por eso, con responsabilidad humana y cristiana cumplirán su obligación
con dócil reverencia hacia Dios.
»De común acuerdo y esfuerzo se formarán un juicio recto, atendiendo
tanto al bien propio como al bien de los hijos, ya nacidos o todavía por
venir, discerniendo las circunstancias del momento y del estado de vida,
tanto materiales como espirituales, y, finalmente, teniendo en cuenta el
bien de su propia familia, de la sociedad y de la Iglesia.
»Este juicio, en último término, lo deben formar ante Dios los esposos
personalmente.
»En su modo de obrar, los esposos cristianos tengan en cuenta que no
pueden proceder a su arbitrio, sino que siempre deben regirse por la
conciencia, que hay que ajustar a la ley divina misma, dóciles al Magisterio
de la Iglesia, que interpreta auténticamente aquella, a la luz del
Evangelio. Esa ley divina muestra el pleno sentido del amor conyugal, lo
protege e impulsa a su verdadera perfección humana.
»Así, los esposos cristianos, confiados en la Divina Providencia y
fomentando el espíritu de sacrificio, glorifican al Creador y se
perfeccionan en Cristo cuando con generosidad, sentido humano y cristiano de
su responsabilidad cumplen su misión procreadora.
»Entre los cónyuges que cumplen así la misión que Dios les ha confiado,
son dignos de mención muy especial los que, de común acuerdo, bien
ponderado, aceptan con magnanimidad una prole más numerosa para educarla
dignamente.
»El matrimonio no es solamente para la procreación, sino que la
naturaleza del vínculo indisoluble entre las personas y el bien de la prole
requieren que el amor mutuo de los esposos mismos se manifieste
ordenadamente, progrese y vaya madurando.
»Por eso, si la descendencia, tan deseada a veces, faltara, sigue en pie
el matrimonio, como intimidad y participación de la vida toda, y conserva su
valor fundamental y su indisolubilidad»21 .
Dice el Papa Juan Pablo II: «el cuerpo del hombre y de la mujer no son
sólo para la procreación, sino que deben expresar el amor mutuo, en una
donación recíproca que refleje la unión de los espíritus y la comunión
íntima de las personas, imágenes de Dios»22 .
«Esta funcionalidad amorosa de la actividad sexual es inseparable del
acto mismo, de manera que si carece de ella, el ejercicio sexual no pasa de
un nivel zoológico.
»Por lo tanto, elemento esencial de la bondad ética del ejercicio sexual
es que éste realice de hecho el significado amoroso que le caracteriza como
acción humana.
»El ejercicio puramente biológico de la sexualidad humana es contrario a
la naturaleza racional y espiritual del hombre.
»Bajo este aspecto, la actividad sexual puede quedar éticamente viciada
tanto dentro como fuera del matrimonio por un doble efecto no siempre
coincidente: por estar privada de su comunicación amorosa -gozar sin amor- y
por no realizarse de manera natural dejando sin consumar lo que el mecanismo
sexual tiende a consumar en conformidad con el plan establecido por Dios en
el orden biológico de los sexos»23
El Concilio Vaticano II, después de hablar de la paternidad responsable
y de revalorizar la función del amor en el matrimonio dice que «el amor
matrimonial se ve frecuentemente profanado por el egoísmo, el hedonismo y
las prácticas ilícitas contra la generación»24 .
El niño debe ser amado y deseado desde el primer momento en que se
conoce su concepción.
Dice Marta Cogollos, psicóloga de niños, que las hormonas que la mujer
embarazada transmite al feto dependen de su estado de ánimo.
Por ellas el niño se entera si es amado y deseado o rechazado.
Numerosos médicos, psiquiatras y psicólogos hablan de este «diálogo
endocrino» en el que el niño se entera del estado de ánimo de su madre hacia
él.
Esto influye en el comportamiento postnatal del niño.
g) Planificación familiar: Los hijos son un don de Dios. A nivel humano,
lo más grande que podemos hacer es transmitir la vida.
«Es también deseo de dar, de comunicar lo que nosotros hemos recibido.
Deseo de fructificar, de contribuir al porvenir de la humanidad. (...) Es un
acto de esperanza. Un sentimiento de que la vida es un don y de que "lo que
no se da, se pierde"»25 .
Los hijos deben ser fruto del amor y de la paternidad responsable26 .
Pablo VI, en la encíclica Humanae vitae, dice: «En la misión de
transmitir la vida, los esposos no quedan libres para proceder
arbitrariamente, como si ellos pudiesen determinar de manera completamente
autónoma los caminos lícitos a seguir, sino que deben conformar su conducta
a la intención creadora de Dios, manifestada en la misma naturaleza del
matrimonio y de sus actos, y constantemente enseñada por la Iglesia. (...)
»La Iglesia, al exigir que los hombres observen las normas de la ley
natural interpretada por su constante doctrina, enseña que cualquier acto
matrimonial debe quedar abierto a la transmisión de la vida»27 .
Con todo, los que por alguna razón no lleguen a este ideal «no se
desanimen», dice Pablo VI, sino que «recurran con humilde perseverancia a la
misericordia de Dios»28 .
Con ocasión de la Humanae vitae muchos matrimonios católicos se inquietaron.
Para tranquilizarlos, los obispos franceses publicaron un documento
exponiendo la doctrina tradicional de la moral católica sobre el conflicto
de deberes.
Decían: «Impedir la concepción no puede ser nunca un bien. Es siempre un
desorden. Pero este desorden no es siempre culpable. Puede efectivamente
suceder que un matrimonio se encuentre ante un verdadero conflicto de
deberes, en particular cuando la observancia de los ritmos naturales no les
proporciona una base suficientemente segura para la regulación de los
nacimientos.
Cuando alguien se halla ante una alternativa de deberes, porque no puede
evitar un mal sea cual fuere la decisión que adopte, la prudencia
tradicional aconseja que se considere delante de Dios qué obligación parece
ser la más grave en tal circunstancia»29.
A veces puede haber razones para limitar el número de hijos, o
espaciarlos30
No es prudente que la mujer quede embarazada a partir de los cuarenta
años.
Los métodos naturales de la regulación de nacimientos son morales31 .
La diferencia entre métodos artificiales y naturales en la planificación
familiar es que en aquellos se utilizan medios físicos (el preservativo, el
abortivo DIU), químicos (espermicidas), u hormonales (píldoras) para
frustrar la concepción.
En cambio los métodos naturales se limitan a elegir los días infecundos,
en lo cual no hay nada inmoral.
«Por este motivo todo método natural es llamado también "método de
abstención periódica".
»Como tal, todo método natural es "no-conceptivo" y no "anticonceptivo",
porque no supone ningún acto positivo que tenga por objeto destruir las
posibilidades naturales de una concepción»32.
Utilizar elementos artificiales es sólo lícito cuando se trata de
corregir imperfecciones (dentadura postiza); pero no cuando se trata de
frustrar lo que es conforme a la naturaleza.
«La gran diferencia entre métodos naturales y artificiales está en que
los artificiales, al truncar artificialmente la procreación (...) impiden la
creación de un alma por parte de Dios. (...)
»El recurso a los métodos naturales de control de nacimientos es algo
cualitativamente diferente, ya que haciendo el acto en el período infecundo
de la mujer, se está haciendo algo que Dios, en su infinita sabiduría, había
previsto.
»No es un acto de rebelión contra Dios, ni un impedimento a su acción
creadora. Es seguir el camino que Él mismo ha establecido, y con el que ha
dado a la mujer espacio infecundo suficiente para que se pueda realizar el
significado unitivo del amor conyugal, cuando el procreativo no es posible
por las circunstancias de la vida.
»La significación moral, por tanto, de los dos métodos es completamente
diferente»33 .
«Recurriendo a los días analgésicos de los ritmos de la fecundidad, los
esposos no se erigen en dueños y señores del don de la vida»34 .
Algunos dicen que los métodos naturales de regulación de la natalidad,
que se someten a los «ritmos biológicos», quitan la espontaneidad de la vida
sexual en el matrimonio. Pero «espontaneidad no significa comportarse según
el impulso del instinto en cada momento. Lo que al hombre le hace ser hombre
es precisamente la capacidad de integrar, de valorar y de escoger lo que es
bueno para sí y para el otro en cada momento. Por lo tanto, comportarse
espontáneamente a nivel sexual puede significar renunciar al acto sexual por
un bien mayor (...) practicando una abstinencia periódica de las
relaciones»35.
Desde el Concilio Vaticano II «, el lenguaje de la Iglesia sobre el
matrimonio ya no distingue entre el fin primario (la procreación) y el fin
secundario (la ayuda mutua de los esposos). Prefiere hablar de dos
dimensiones fundamentales del matrimonio»36 .
«Por la unión de los esposos se realiza el doble fin del matrimonio: el
bien de los esposos y la transmisión de la vida. No se pueden separar estas
dos significaciones o valores del matrimonio sin alterar la vida espiritual
de los cónyuges ni comprometer los bienes del matrimonio y el porvenir de la
familia. Así, el amor conyugal del hombre y de la mujer queda situado bajo
la doble exigencia de la fidelidad y la fecundidad»37 .
«El amor sexual tiene dos fines esenciales: la unión de las personas y
la transmisión de la vida. Lo que reprueba la Iglesia de Cristo es perseguir
el primero excluyendo el segundo; no sólo a nivel de intención, sino por una
manipulación sobre el vínculo estructural entre el amor y la fecundidad»38
. Los dos fines son complementarios.
Según el Concilio Vaticano II el matrimonio es una comunidad de vida y
amor orientada a la procreación. Por lo tanto la procreación no es esencial
a cada uno de los actos. Puede haber motivos razonables para renunciar a la
dimensión procreadora, con métodos lícitos moralmente.
«Aunque los métodos naturales han hecho progresos prometedores, son
desdeñados por muchos. Para algunos es humillante que la Iglesia tuviese
razón en esta materia y fuera auténticamente profética cuando se la acusaba
de ser retrógrada y anticuada39 . Y no olvidemos que en los métodos
artificiales hay en juego grandes intereses económicos mientras que los
métodos naturales son gratuitos.
El Dr.Germán Knaus, austríaco, y el Dr.Yusaku Ogino, japonés,
descubrieron simultáneamente, en 1923, que la ovulación de la mujer tiene
lugar trece días antes del comienzo de la menstruación, con una fluctuación
de dos días antes o después, cualquiera que sea la duración del ciclo.
Puesto que el óvulo vive unas veinticuatro horas, una mujer puede conocer su
período de fertilidad40 . Una tecnificación de este método es averiguar el
día de la ovulación haciendo una gráfica de la temperatura basal de la
mujer. Los termómetros especiales para esto traen un librito explicando el
modo de utilizarlos.
Como el espermatozoide permanece vivo unos dos días dentro del útero,
resulta que los días fecundos se reducen a tres cada mes.
Desde hace algún tiempo se vende en farmacias un aparato llamado
OVULATOR41, que observando la cristalización de la saliva, indica los días
fértiles y estériles del ciclo femenino. Hoy con los trabajos de fecundación
«In vitro» se ha vuelto a hablar de este procedimiento al que se da una
fiabilidad del 90%42 .
En 1975 se ha publicado en España un libro del Dr. Billings,
australiano, que ya lleva veinte ediciones en cuatro idiomas. Billings ha
descubierto un método para regular la natalidad que es muy fácil, natural,
sano y barato (sin instrumentos ni productos), moralmente lícito y, según
parece, el más seguro de todos. Se basa en la observación del moco vaginal43
. La experiencia de la Organización Mundial de la Salud, por las
estadísticas realizadas en cinco países, le da al método Billings una
eficacia del 99% de éxitos44 . Hoy es practicado por cincuenta millones de
matrimonios en el mundo45 .
El Método Sintotérmico, que es la combinación del Método Billings con
otros parámetros, puede llegar al 99'2% de seguridad, según los resultados
dados por la OMS en Biologic of fertility control by periodic abstinence
(Informe técnico 369/67), si se enseña adecuadamente siguiendo el Learning
Package of Familiar Fertility, OMS, 78.
El Dr. Billings, Decano de la Facultad de Medicina de la Universidad de
Melbourne (Australia), estuvo en Madrid en mayo de 1984 y afirmó: «Mi método
es eficaz, por lo menos, en el 99% de los casos. Más eficaz que el abortivo
DIU y el preservativo.
El método Billings es más seguro que el preservativo. Según la revista
The Medical Letter (XVII, 6/marzo 1995) el preservativo sólo garantiza el 88%
De seguridad46 .
Y tiene la ventaja de ser un método natural, sencillo y barato. Sin los
inconvenientes psíquicos de la ligadura de trompas y vasectomía»47;
Además no tiene los inconvenientes de la píldora.
La píldora anticonceptiva produce cáncer de útero, afirma el Royal
College of General Practitioners, después de 20 años de investigaciones48 .
En el número de septiembre de 1989 The Lancet, una de las revistas
médicas más importantes del mundo, se dice que las mujeres que toman
anticonceptivos presentan una probabilidad de cáncer de mama 75% superior a
las mujeres que no las usan49 .
Y en la misma revista, 344(1994)1390, también se dice que la toma de
anticonceptivos orales duplica el riesgo de padecer cáncer de útero.
En el «Vademécum Internacional de Especialidades Farmacéuticas» que
tienen casi todos los médicos españoles se dice que «se ha demostrado que
las mujeres que toman anticonceptivos orales sufren alteraciones
cardiovasculares en proporción superior a las que no las toman».
Los peligros de los anticonceptivos fueron confirmados por el Primer
Ministro inglés Tony Blair. En respuesta a una pregunta en el parlamento
Blair comunicó que durante los últimos diez años 104 mujeres han muerto en
Inglaterra a causa de la píldora. Mientras otras 2.400 mujeres han sufrido
serios problemas de salud debido al uso de los anticonceptivos50
«Los efectos secundarios de la píldora anticonceptiva son muy conocidos.
(...) Un total de cuatrocientos veinticinco accidentes cerebrales por año
podrían ser atribuidos al uso de anticonceptivos orales en Estados Unidos.
(...) Según la revista médica JAMA, ha sido observada la asociación entre
anticonceptivos orales y el cáncer de pecho»51.
Con razón dice el Dr. Benigno Blanco: «Al consumidor de tabaco se le
advierte que el tabaco perjudica la salud, pero a la usuaria de
anticonceptivos se le oculta los riesgos que asume»52 .
En el telediario de varias cadenas del miércoles 25 de octubre de 1995
se dijo que la píldora anticonceptiva había ocasionado embolia a varias
mujeres que la usaban.
«Madrid.- El Ministerio de Sanidad envió el pasado viernes una circular
a todos los ginecólogos que trabajan en España advirtiéndoles de que algunos
anticonceptivos orales de tercera generación pueden provocar tromboembolismo
venoso, (...) y en ocasiones extremas la muerte»53.
El Instituto Federal de Medicamentos de Berlín informa que la píldora
anticonceptiva «Diane», de los Laboratorios Schering, puede producir cáncer
de hígado. Esta píldora ha sido utilizada por millones de mujeres, también
en España54
Más de cien mujeres del Reino Unido, que usaron la píldora
anticonceptiva, sufrieron trastornos graves por coágulos de sangre y
trombosis, y siete de ellas murieron. Por eso sus familiares presentaron
una demanda contra los laboratorios Schering, Wyeth y Organon que las
fabricaron55.
Un estudio del gobierno comunista chino demuestra la eficacia del
sistema Billings.
El gobierno chino ha experimentado en la provincia de Nanchino, una de
las más pobladas de la nación, el método de la ovulación, conocido
comúnmente con el nombre de «Método Billings». Los resultados son
categóricos: entre las 922 parejas que lo han adoptado como método de
planificación familiar durante un año, tan sólo cinco mujeres han quedado
embarazadas. Es decir, el 0,5%. El grado de eficacia de este método es
superior, por ejemplo, a los dispositivos de anticoncepción femeninos
utilizados por la mujer.
El resultado arrojado por el estudio de las autoridades chinas sobre el
método Billings aparecerá en el próximo número del «Medical Journal» de
Pekín y fue adelantado el 28 de febrero por el mismo doctor John Billings en
un congreso organizado por la Universidad Católica de Roma con motivo de la
celebración de los treinta años de la publicación de la encíclica de Pablo
VI «Humanae Vitae»56 .
«La reunión del método ogínico con el del Dr. Billings es el modo más
seguro de todos los conocidos»57 .
La organización mundial que lleva la enseñanza y el control del Método
Natural de ovulación Billings es la WOOMB, cuya sede en Madrid está en la
calle JOSÉ CALVO, 23, bajo centro. Teléfono 91 450 50 11. FAX: 91 450 50 76.
- 28039 Madrid.
Se puede recibir información sobre el método Billings en:
www.juanpabloesp.org
http://usuarios.maptel.es/loiola
y en < [email protected]>
En España se enseña en centros de diferentes ciudades, dependiendo
fundamentalmente de las asociaciones Pro-Vida: información en la Secretaría
General, teléfono 93 204 71 11, de Barcelona, o en centros de ADEHFA:
Información en el teléfono 91 241 40 83, de Madrid.
Voy a poner aquí las direcciones de los centros WOOMB de información y
enseñanza en distintas capitales de provincia:
Madrid: Dra. Ana Mercedes Rodríguez. c/ José Calvo, 23, bajo
centro.. Tel.:91 450 50 11. FAX: 91 450 50 76. Madrid 28039. E-Mail:
[email protected]
Centro de Regulación. T.:915335659.
Mónica Aisa. Centro de Regulación Natural. San Francisco de Sales, 34.
20003-Madrid. T.: 915 335 659.
Isabel Valdés. Clínica Salvia. López Pozas, 40. 28036. Madrid. T.:913 507
034.
Centro Virgen de Olaz. Meléndez Valdés, 36,1º, D.28015-Madrid.T..915 433
017.
José Ignacio Tubio. Clínica Moncloa. T.: 915 957 000.
Isabel López de Ceballos. T.: 915 626 015.
Albacete: Arancha Merino. Teléfono: 967 502 459.
Alcalá de Henares:Dª Mercedes Otero. T.: 91 888 66 86.
Alicante: Dª Ana Such. T.: 96 512 61 81.
- Dr. J. A. Muñoz Puller: Pl. Navarro Rodrigo, 12,. Bajo. 03007-AB. T.:965
920 703
Almería: Jorge Díaz. Torrenueva, 65,2ºC. 04600-Huercal (Alm). T.: 950 470
957.
Asturias:Dra. Inmaculada Flores. c/ Oscar Romero, 6. Oviedo.T.:985110773
Ávila: Dª Ángeles Martín Rodríguez. c/Palencia, 15, bajo. T.: 920 220
328.
José Luis Martín. Cuesta 5. 05693-Umbría (Ávila). T.: 920 342 887.
Badajoz:Margarita Jiménez. La Cruz, 1, 3º A-B. 06200-
Almendralejo.T.:671566
Baleares:Dra. Candelas Cardero. Juan Maragall 37,1º, 1ª.
Palma.T.:971274103
Barcelona: Dª Mª José Blázquez: T.: 93 555 48 01
Dr. José Villanueva. Calle Calderón de la Barca, 34, Bajo, 1ª. 08032-
Barcelona. T.: 933 581 504
Nuria Recto. Bonaplata, 42-54. 08034-Barcelona.T.:932805683.FAX:932047214
Planif. Familiar. : Tel.:93 204 71 11 Tel.: 93 218 61 90
Bilbao:Concepción Rodríguez. Diputación, 8,6º, 1ª. 48008-
Bilbao.:T.:944167212
Coro Goitia. Clínica Euskalduna. Euskalduna, 10, 1º, A. 48008-Bilbao.
T.:944 103 752
Pilar Ruiz Martínez. Centro Cultural Santa Clara. c/ Casilda Iturrizar,
s/n. 48920-Portugalete (Vizcaya). T.: 944 729 220.
Carmen Riega. Av. Guipúzcoa, 35,1º dcha. 48260-Ermua (Vizcaya).T.:943176209
Burgos: Dra. Dña.Concepción García Tejerina. Calle San José 3-5 Bajo.
09002 Burgos. T.:947264014
Cádiz: Dª Sol Díez de Rivera. Altos del Manantial, 13. 11500-Puerto de
Santa María. (Cádiz) T.: 956 480 446.
Córdoba: Mª Cristina Blanco. Centro Médico «El Camping». c/ Prof. Lucena
Conde, s/n. T.: 957 279 922.14012-Córdoba.
Cuenca: Dª Mónica la Torre Cañizares. T.: 969 22 08 79
Gerona:Dra. Mila del Pozo. Centro de Orientación y Planificación.
T.:972204212
Guadalajara: Dª Concha Aparicio Altamirano. T.: 949 223 490 y 949 224
696.
Huelva: María Asunción Febrer. 21400. Ayamonte. T.: 959 321 047.
Huesca: Dña. Victoria García Caballero. c/ Alta, 1 bis, 28. 22193-
Arascués (Huesca). T.: 974 22 12 27
Jaén: Centro de Salud San Felipe. Mª Dolores Chica. T.: 953 320 377.
La Coruña: Dra. Helvia Temprano. Hospital Teresa Herrera. 15006-La
Coruña. T.:981 178 000, extensión 20 156 - T.: 981 28 54 00, ext. 215.
Las Palmas de Gran Canaria: Carmen Serrano Sánchez. T.: 928 418 990
Laura E. Felipe Gil. Calle Schubert, 11, 3º, pta. 11(Casablanca 1).
35016-Las Palmas. T.: 928 418 990. - Mª. Dolores Hernández. T.: 928 321 073.
León:Purificación Blanco. Cardenal Landázuri 27. 24003-León. T.:987 23 10
20
Asunción Quirós. Calle Monasterio Carracedo, 3-11 C. 24400-Ponferrada
(León). T.: 987 415 689.
Lérida: Arancha Merino Thomas. Obispo Irurita, 12. Escalera, 9, 3º, 1ª.
25006 - Lérida. Tel.: 973 27 35 30. Centro Médico, Av. Blondel, 70, 1º: T.:
973 27 40 51
María Ferrer. Hospital Arnau Vilanova. T.: 973 248 100
Noelia Más. Av. Blondel, 5, 2º C. 25002-Lérida. T.: 973 274 061.
Málaga:Dr. Joaquín Fernández. Pintor Zorolla, 2. Málaga-29016.T.:9522243
67
Murcia: Cándida Vicente Gil. Avenida Ronda Norte, 9, 4º dcha. escalera
izq. 30009 - Murcia. Tel.:968 299 606.
Mikaela Menárguez. Calle Isaac Albéniz, 10. 30009-Murcia.
T.:9682833818.- Mikaela Menárguez, e-mail:[email protected]
Orense:Hermelinda Esteve. Quintela Cañedo, 11. 32001-Orense.T.:988215 758
Palma de Mallorca: Dra. Candelas Cardero. Calle Juan Maragall 37,1º, 1ª.
07006-Palma.T.: 971 274 103
Pamplona: Dª Teresa Jaurrieta Galdiano. Pl. del Castillo, 44, 3º, izq.
31001.- Pamplona (Navarra). Tel.: 948 22.90 94.
José María Echevarría. San Fermín, 45, 1º, izq. 31003-Pamplona.
T.:948237413
Ponferrada (León): Dª Asunción Quirós Álvarez. Monasterio de Carracedo,
3, 11C. 24400 - Ponferrada (León). Tel.: 987 41 26 89.
Reus: Carmen Paya. Calle...
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